AL TIEMPO
La convicción crecía de boca en boca…
“¡Ya perdimos a los grandes medios…!”, murmuraban, pasando la preocupación de uno a otro de los miles de manifestantes.
Y es que, celular en mano, muchos participantes de la marcha ciudadana de éste domingo –marcha que partió del Ángel y llegó al Monumento a la Revolución–, atestiguaban que medios como Milenio, Excélsior, Televisa y Televisión Azteca, entre otros, nada reportaron en vivo, en tanto dedicaban una verdadera cadena nacional para transmitir el “festival de la mentira y el engaño”, encabezado por López Obrador.
Por eso, de tanto en tanto, de entre esos miles de ciudadanos indignados tomaba forma la vieja consigna que sentenciaba a la prensa a modo, vendida a los gobiernos del PRI en los años 60, 70 y 80.
“¡Prensa vendida…!” “¡Prensa vendida…!”
Pero el grito no era una grabación de antaño sino que se escuchó en el Paseo de la Reforma, en el México de finales de 2019, cuando el presidente López Obrador es el mayor peligro para la libertades como la de expresión.
Y si lo dudan, sólo basta ver la ausencia de prensa en la marcha ciudadana multitudinaria –que no mereció ninguna cobertura de los medios privados–, y el contraste con el video de las jaurías lopistas, en el Zócalo, que insultaron y casi golpean al periodista de Televisión Azteca, Irving Pineda, a quien debieron sacar para evitar que lo agredieran.
Pineda, como saben, es el periodistas que en una de las mañaneras cuestionó con severidad a López Obrador. El mismo periodista a quien apalearon las redes sociales que gustan de sembrar odio.
Y si bien los medios tradicionales poco o nada reportaron sobre la marcha ciudadana que repudió al mal gobierno de AMLO, que rechazó los fracasos y las mentiras presidenciales, lo cierto es que “las benditas redes” se encargaron de hacer el trabajo que le escatimaron a la sociedad medios como Milenio, Televisa, Excélsior, La Jornada y Televisión Azteca, entre otros.
Y es que las redes mostraron no sólo el acarreo grosero, inmoral y costoso de miles de voluntades obligadas a aplaudir al mayor fracaso de un gobierno, como el de Obrador; sino que exhibieron las evidencias del pago por asistir a la marcha; del costoso acarreo y de las amenazas a quienes se resistían. Se les amenazó con quitarles el empleo a miles de burócratas.
Pero “las benditas redes” también mostraron el éxito de la marcha ciudadana.
Se trató de la mayor y más numerosa movilización ciudadana en protesta contra el mal gobierno de López Obrador.
Pero no fue una protesta contra el presidente y menos para desear que le fuera mal en su gobierno.
No, fue una protesta contra el mal gobierno, contra las mentiras del gobierno, contra los fracasos, contra las contradicciones, contra las violaciones a la ley y a la Constitución; fue una protesta para que el gobierno necio de AMLO rectifique en todo aquello que ha fracasado, que en realidad es todo.
Pero la movilización ciudadana mostró otra virtud, propia de la generosidad de los ciudadanos a secas.
Se manifestaron mexicanos de todas las tendencias políticas, de la geometría electoral toda –incuso algunos antaño militantes de las izquierdas–, que hoy llegaron al extremo del hartazgo.
Y es que la manifestación ciudadana del domingo 1 de diciembre, en la que protestaron miles contra un gobierno fallido, también fue la semilla de lo que puede ser la salvación de México; la unidad de todos contra el mal gobierno.
Había priístas, panistas, perredistas, del naciente partido México Libre y, sobre todo, mexicanos sin partido.
Todos en una sola voz; el grito contra el peor gobierno que ha tenido México en su historia.
Y si bien no fue una marcha del tamaño de la “Marcha Blanca” del 2004, poco le faltó.
Pero es la simiente de un movimiento que puede rescatar a México.
¡Se los dije, si se puede!