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jueves, 26 de marzo de 2020

La Doctrina del Islam La Profecía particular del Profeta del Islam (I)

Por Ayatola Ÿa‘far Sobhani
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Las vías para demostrar la profecía particular
En el capítulo anterior hablamos sobre la profecía general; en esta sección hablaremos sobre la profecía particular del Mensajero del Islam, Muhammad Ibn ‘Abdul·lah (BP). Antes de eso recordamos que la profecía es posible de ser demostrada a través de tres vías:
  1. Presentar milagros conjuntamente con la invocación de ser profeta.
  2. El conjunto de los indicios y testimonios que testifican la veracidad de su invocación.
  3. El anuncio realizado por un profeta anterior.
Es posible establecer la profecía del Mensajero del Islam (BP) mediante cada una de estas vías. Ahora nosotros las mencionaremos en forma resumida.

El Sagrado Corán: El milagro eterno

La historia concluyente testimonia que el Mensajero del Islam (BP) juntamente con su invocación de ser profeta realizó numerosos y diferentes milagros, solo que él (BP), entre todos sus milagros, enfatizaba en uno sólo de ellos, que es en realidad su milagro eterno, y que no es otra cosa que el Sagrado Corán.
El Profeta del Islam (BP) manifestó su Profecía y su Mensaje presentando este Libro Celestial, y desafió a la gente con relación al mismo, retándoles a presentar algo igual si es que podían, pero a pesar de ese tajante desafío coránico, nadie pudo presentar algo igual durante la época del Mensaje.
Hoy en día, y luego de haber transcurrido muchos siglos, el Sagrado Corán continúa desafiando a todos diciendo:
﴿ قُل لَّئِنِ اجْتَمَعَتِ الإِنسُ وَالْجِنُّ عَلَى أَن يَأْتُوا بِمِثْلِ هَذَا الْقُرْءَانِ لاَ يَأْتُونَ بِمِثْلِهِ وَلَوْ كَانَ بَعْضُهُمْ لِبَعْضٍ ظَهِيراً ﴾
«Di: Ciertamente que aunque se reunieran el hombre y el genio para traer algo igual que este Corán no traerían algo igual, aunque se ayudasen mutuamente».[1]
En otro lugar, contentándose con mucho menos todavía, dice:
﴿ قُلْ فَأْتُوا بِعَشْرِ سُوَرٍ مِثْلِهِ مُفْتَرَيَاتٍ ﴾
«Di: traed diez suras como él, inventadas».[2]
﴿ فَأْتُوا بِسُورَةٍ مِن مِثْلِهِ ﴾
«Traed una sura similar a él».[3]
Sabemos que los enemigos del Islam no escatimaron ningún esfuerzo a lo largo de catorce siglos desde el surgimiento del Islam para dirigirle ataques y tratar de perjudicar a esta religión, fraguando diferentes tipos de artimañas; incluso utilizaron el arma de acusar al Mensajero del Islam (BP) de ser brujo, loco y otras cosas similares, solo que no pudieron enfrentar al Sagrado Corán en absoluto ni oponérsele, siendo incapaces de traer incluso una pequeña aleya como las que posee. Asimismo, hoy en día los enemigos del Islam están equipados con diferentes tipos de ideas y medios, pero son incapaces de enfrentar este categórico desafío coránico. Ello conforma un claro indicio de que el Sagrado Corán se encuentra por encima de las palabras de los hombres.
El milagro literario del Corán
El Mensajero de Dios (BP) realizó muchos milagros que fueron registrados en los libros de historia y tradiciones, sólo que el milagro eterno que entre los mismos brilla en todas las épocas y períodos es el Sagrado Corán, y el secreto de que el Mensajero del Islam (BP) haya sido distinguido entre todos los profetas con un milagro tal, es que la suya es el sello de las religiones, su ley es la última y definitiva de entre las leyes divinas; y una religión eterna y una ley definitiva necesitan de un milagro eterno que sea una prueba concluyente del Mensaje en todas las épocas y generaciones, para que la humanidad pueda referirse al mismo en todos los tiempos y épocas, sin que hubiera necesidad de lo testimoniado y trasmitido por otros.
El Sagrado Corán recibe la atribución de “milagro” desde numerosos aspectos; si bien tratar cada uno de los mismos requiere de un ámbito extenso que escapa a los alcances de este escrito, indicaremos algunos de ellos en forma resumida:
Cuando el Sagrado Corán fue revelado, lo primero que asombró a los árabes y a los maestros de la elocuencia y la retórica, fue la belleza de sus palabras, su asombrosa sintaxis y lo sublime de sus significados. Esa característica era completamente evidente para los árabes de ese entonces (así como lo es para los árabes del presente); y es por eso que el Mensajero de Dios (BP), mediante la recitación una vez tras otra de las aleyas del Libro Sagrado, y mediante su repetido desafío a enfrentarle y aportar algo igual que ello si es que podían, hacía que los gigantes de la lengua y la literatura árabe y los campeones y maestros de la poesía y la elocuencia, se vieran compelidos a someterse ante el Corán, doblegarse ante la grandeza del Islam, y reconocer que las palabras coránicas se encuentran por encima de las de los humanos.
He ahí a Al-Walîd Ibn Al-Mugairah, uno de los grandes poetas y elocuentes de la tribu de Quraîsh, quien después de escuchar las aleyas del Sagrado Corán que le recitara el Mensajero de Dios (BP) y tras requerirle el Profeta (BP) que emitiera una opinión al respecto, dijo:
“¡Por Dios! Ciertamente que en las palabras que recita hay dulzura y una belleza especial. El árbol de sus palabras tiene frutos en sus ramas y es copioso en sus raíces. Son palabras sublimes que no pueden ser superadas por otras”.[4]
Al-Walîd Ibn Al-Mugairah no es el único que inclina su cabeza en reverencia por la belleza manifiesta del Sagrado Corán y por su grandeza espiritual, sino que aparte de él, se encuentran otros grandes de la elocuencia de entre los árabes como: At-Tufail Ibn ‘Amrû, que manifestaron su impotencia ante el Sagrado Corán, y reconocieron el milagro literario del mismo.
Si bien los árabes de la “época de la ignorancia”, por lo bajo de su nivel cultural, no entendieron del Corán más que este aspecto, cuando el sol del Islam llegó a iluminar un cuarto del mundo habitado, y fue conocido por otras comunidades humanas, los pensadores procedieron a reflexionar en las aleyas de este Libro Portentoso, y además de ponderar su elocuencia y retórica, y la belleza de su expresión, se detuvieron en otros aspectos del Sagrado Corán, cada uno de los cuales conforma en forma independiente un excelente testimonio de que proviene del mundo celestial, y su origen se remonta al Excelso Originador del cosmos.
De esta manera, en cada época descubrimos interminables aspectos de este Libro Grandioso.
Otros aspectos milagrosos del Sagrado Corán
En el artículo anterior, en forma resumida, dejamos en claro el milagro del Corán desde la perspectiva literaria. Ahora queremos exponer brevemente otros aspectos del milagro coránico.
Si bien el milagro del Corán desde el aspecto literario sólo es factible de ser inferido y comprendido por un grupo en especial que posea el dominio suficiente del idioma árabe, afortunadamente el resto de los aspectos milagrosos del Sagrado Corán son factibles de ser comprendidos por otros.
A: Aquel que expuso el Corán fue un iletrado que no recibió instrucción, y que antes de la Revelación no le había sido impartido ningún tipo de enseñanza, no había ingresado en ninguna escuela, ni había sido educado por ningún maestro, ni leído libro alguno. Dice el Altísimo:
﴿ وَمَا كُنتَ تَتْلُواْ مِن قَبْلِهِ مِن كِتَابٍ وَلاَ تَخُطَّهُ بِيَمِينِكَ إِذاً لاَّرْتَابَ الْمُبْطِلُونَ ﴾
«No recitabas antes que él (el Corán) libro alguno, ni lo transcribías con tu diestra. En ese caso, los falsarios habrían dudado».[5]
El Profeta del Islam (BP) recitó esta aleya ante gente que conocía detalles de su vida en forma completa, y si él hubiese tenido antecedentes de instrucción hubieran desmentido tal invocación.
En cuanto a la acusación que algunos le hicieron de que «se lo enseña un hombre», es una acusación sin fundamento al igual que todas las demás que le hicieron; como dice el Corán:
﴿ لِّسَانُ الَّذِي يُلْحِدُونَ إِلَيْهِ أَعْجَمِيٌّ وَهَذَا لِسَانٌ عَرَبِيٌّ مُبِينٌ ﴾
«La lengua de aquel a quien aluden es no árabe, siendo que ésta es una lengua árabe evidente».[6]
B: El Sagrado Corán fue recitado a la gente por el Mensajero de Dios (BP) a lo largo de veintitrés años y bajo diferentes circunstancias -durante la paz, la guerra, el viaje, la permanencia en un lugar, etc.-, y lo natural es que en esta forma de pronunciarse acontezca en las palabras del orador una diferencia y dualidad o multiplicidad en el estilo y características de la expresión. Vemos cómo los autores que escriben sus libros en condiciones parejas, a pesar de observar los principios y reglas de homogeneidad en la redacción, son víctimas de incongruencias y disimilitudes en sus palabras, entonces ¿qué podemos decir de alguien que comunica sus palabras en forma gradual y en diferentes estados y circunstancias de rigor y holgura, tristeza y alegría, guerra y paz, seguridad y peligro?
Llama extremadamente la atención el hecho de que el Mensajero del Islam (BP) se pronunciara sobre diferentes y variados temas, comenzando por los conocimientos divinos, pasando por la historia, la legislación, la moral, la naturaleza, el ser humano, y concluyendo con la vida en el más allá, y al mismo tiempo sus palabras desde el principio hasta el final gozan de la más alta concordancia y correspondencia en lo que hace al estilo y contenido.
El mismo Corán se refiere a este aspecto milagroso diciendo:
﴿ أَفَلا يَتَدَبَّرُونَ الْقُرْءَانَ وَلَوْ كَانَ مِنْ عِندِ غَيْرِ اللَّهِ لَوَجَدُوا فِيهِ اخْتِلاَفاً كَثِيراً ﴾
«¿Acaso no reflexionan en el Corán? Si viniera de alguien fuera de Dios encontrarían en él muchas diferencias».[7]
C: El Sagrado Corán considera la naturaleza primigenia del ser humano y es sobre la base de la misma que dispuso sus leyes. En consecuencia, al realizar ese enfoque básico, ha contemplado todas las dimensiones del espíritu y la vida humana, y recuerda que los fundamentos y principios generales no son factibles de ser eliminados o de desvanecerse.
Entre las particularidades de las leyes islámicas generales, se encuentra el hecho de que estas leyes son factibles de ser aplicadas en todas las diferentes circunstancias y los variados entornos. Cuando los musulmanes dominaban una inmensa superficie del planeta administraron con pujanza y grandeza las sociedades humanas por espacio de muchos siglos sobre la base de estas leyes y legislaciones.
Dijo el Imam Al-Bâqir (P):
« إنَّ اللهَ لَمْ يَدَع شَيْئاً تَحْتاجُ إلَيْهِ الامَّةُ إلاّ أَنْزَلَهُ في كتابهِ، وَبَيَّنَهُ لِرَسُولِهِ وجَعَلَ لِكُلّ شيءٍ حَدَّاً، وَجَعَلَ عَلَيْهِ دَلِيْلاً »
“Por cierto que Dios no dejó nada de lo cual la comunidad necesitara sin que lo haya revelado en Su Libro y haya aclarado Su Mensajero. Y dispuso para toda cosa un límite, y para ello un indicio”.[8]
El milagro coránico en el ámbito de los secretos del Universo y la información de sucesos del futuro
D: El Sagrado Corán explicó en diferentes y numerosas aleyas y en diversas ocasiones secretos del mundo de la Creación, de los que la humanidad no tenía ningún conocimiento en absoluto. Sin lugar a dudas, descubrir todos esos secretos para una persona que no recibió ningún tipo de enseñanza ni estudió, y eso en una sociedad desinformada de todo, no puede haber sido posible sino a través de la Revelación.
Descubrir la ley de gravedad sobre la base de la cual se explica la constitución del cosmos, se cuenta entre los logros de la ciencia moderna. El Sagrado Corán descorre el velo de esta ley de la naturaleza en una corta frase al decir:
﴿ اللَّهُ الَّذِي رَفَعَ السَّمَاوَاتِ بِغَيْرِ عَمَدٍ تَرَوْنَهَا ﴾
«Dios es Quien erigió los cielos sin columnas que pudierais ver».[9]
El descubrimiento de la ley de dualidad general también se cuenta entre los hallazgos de la ciencia moderna, habiéndose referido a ello el Sagrado Corán en una época en que la humanidad no sabía nada sobre ello, al decir:
﴿ وَمِن كُلِّ شَيْءٍ خَلَقْنَا زَوْجَيْنِ لَعَلَّكمْ تَذَكَّرُونَ ﴾
«Y de toda cosa creamos parejas, tal vez así reflexionéis».[10]
Se han mencionado muchos otros ejemplos en los libros de exégesis coránica, kalâm o teología islámica y enciclopedias sobre Islam.
E: El Sagrado Corán ha informado de una serie de hechos y sucesos futuros de una manera terminante, habiendo, posteriormente, acaecido esos hechos y sucesos precisamente como se los anunciara. Hay muchos ejemplos de esas predicciones, y si bien son numerosas, nosotros sólo señalaremos una de los mismas a título de ejemplo:
Cuando los sasánidas, los persas adoradores del fuego, vencieron a los bizantinos cristianos monoteístas, los idólatras árabes tomaron eso como un buen presagio y dijeron: “Nosotros también venceremos a los monoteístas de la península árabe (esto es, los musulmanes)”. Entonces, el Sagrado Corán anuncia el posterior triunfo de los romanos sobre los persas:
﴿ غُلِبَتِ الرُّومُ * فِي أَدْنَى الاَرْضِ وَهُم مِّن بَعْدِ غَلَبِهِمْ سَيَغْلِبُونَ * فِي بِضْعِ سِنِينَ لِلَّهِ الأَمْرُ مِن قَبْلُ وَمِنْ بَعْدُ وَيَوْمَئِذٍ يَفْرَحُ الْمُؤْمِنُونَ ﴾
«Los romanos fueron vencidos * en la más cercana comarca (a las regiones árabes); y ellos después de su derrota vencerán * dentro de algunos años. A Dios pertenece la orden (de los asuntos), tanto antes como después; y ese día los creyentes se regocijarán».[11]
No pasaron sino algunos años que se verificó la profecía mencionada, y las dos facciones creyentes (los romanos cristianos y los musulmanes de la península arábiga) triunfaron sobre sus enemigos (los sasánidas y los idólatras de Quraish respectivamente).
Es por ello que al final de la aleya el Sagrado Corán se refiere al “regocijo de los creyentes”, puesto que ambos triunfos se sucedieron a un mismo tiempo.
F: El Sagrado Corán se ha referido a la vida de los profetas y comunidades anteriores en diferentes suras y con diferentes expresiones.
Estos sucesos asimismo fueron mencionados en el Antiguo y Nuevo Testamento, sólo que si los comparamos con lo transmitido en el Sagrado Corán, se pone de manifiesto que el Sagrado Corán es Revelación divina en su totalidad, y que lo que se menciona en el Antiguo y Nuevo Testamento no ha estado a salvo de la tergiversación.
De esta manera, cuando el Corán narra historias de los profetas no hay ningún tópico que vaya en contra del intelecto y la naturaleza humana, y que no fuera adecuado para la posición de los profetas, mientras que abundan las narraciones e historias plagadas de defectos y faltas atribuidas a los profetas, en los libros del Antiguo y Nuevo Testamento.
A este respecto, es suficiente con realizar una comparación entre el Corán y el Antiguo Testamento respecto a la historia de Adán (P).
Los indicios y testimonios de la profecía del Profeta del Islam (BP)
La recopilación de los indicios y testimonios -así como ya dijimos-, es posible que conforme una vía para demostrar la invocación de los profetas, y he aquí que nosotros señalaremos en forma resumida los indicios que indican la veracidad de la prédica del Gran Profeta (BP).

A. El Profeta del Islam y sus brillantes antecedentes:

Antes de que el Profeta del Dios (BP) fuese enviado con el Mensaje, Quraish, su tribu, le llamaba “Muhammad el Fiel (Al-Amîn)” y depositaba en su confianza sus preciadas pertenencias.
Cuando se produjo una discrepancia entre cuatro tribus respecto a disponer la “piedra negra” en su lugar luego de reconstruir la Ka‘bah, todos se complacieron de que “el querido de Quraish”, esto es, el Mensajero de Dios (BP), fuera el que procediera a realizar aquello.

B. Encontrarse puro de las impurezas del entorno:

El Mensajero de Dios creció en un entorno en el que imperaba la idolatría, la bebida, el juego, enterrar vivas a las niñas, alimentarse de carroña, la injusticia y el saqueo. A pesar de haber crecido en tal entorno, era una persona pura y elevada que en ningún momento se contaminó de esos vicios de creencia y de conducta.

C. El contenido de la prédica islámica:

Cuando observamos el contenido de la prédica del Gran Profeta Muhammad (BP), vemos que exhorta precisamente a lo opuesto de todo aquello que se encontraba vigente en ese entorno.
Ellos adoraban los ídolos y él los rechazó y exhortaba al Monoteísmo.
Ellos negaban la vida en el Más Allá y él los invitaba a creer en ello, disponiéndolo como una de las condiciones del Islam.
Ellos enterraban vivas a las niñas y no otorgaban ningún valor a la mujer, pero él le devolvió a ésta su honor humano y la posición que le corresponde de la mejor manera.

D. Los instrumentos y medios de la prédica:

Los instrumentos y medios de los que el Profeta (BP) se valió para difundir su prédica, eran totalmente humanos y morales. Él nunca utilizó métodos inhumanos como cortar el agua a los adversarios, o envenenarla y contaminarla, o cortar árboles o algo por el estilo, sino que advertía de no molestar a las mujeres, ancianos y niños, y que no se cortaran árboles.
El Islam rechaza con énfasis la lógica maquiavélica de que “el fin justifica los medios”. Como ejemplo de ello, el Profeta (BP) rechazó la propuesta de cierto judío durante la batalla de Jaibar de subyugar al enemigo (atrincherado en la fortaleza) mediante el envenenamiento del agua.
La vida del Mensajero del Islam (BP) se encuentra repleta de historias que hablan de su trato humano y noble para con los enemigos.

E. La personalidad y virtudes de los que creyeron en él:

Al examinar el ánimo, pensamiento y conducta de aquellos que creyeron en el Profeta (BP), se pueden vislumbrar claramente los alcances de su veracidad y lo correcto de su prédica.
Es evidente que si personas desta­cadas y virtuosas de la socie­dad son influenciadas por una pré­dica y se enarbolan bajo su estan­darte, abrazándola con sinceridad, eso constituirá un indicio de su since­ridad y rectitud, y una prueba de su condición de real y verda­dera.
Pero cuando son las personas ávi­das de lo mundano las que se con­gregan a su entorno, eso consti­tuirá un defecto para su prédica.
En verdad que entre los seguido­res del Profeta del Islam (BP) se encontraban personas subli­mes como Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (P), Ya‘far Ibn Abî Tâlib, Salmân, Abû Dharr, Bilâl, Mus‘ab, Ibn Mas‘ûd, Miqdâd y ‘Ammâr, sobre quienes vemos que la historia reco­noce sus virtudes humanas, des­apego a lo mundano, piedad, recti­tud, y lucha y sacrificio en el ca­mino de Dios.

F. Producir un efecto positivo en el entorno social, y el esta­blecimiento de una poderosa civilización:

El Mensajero del Islam (BP) pudo transformar la situación de la península arábiga de una forma esencial en un período de tiempo que no sobrepasó los veintitrés años. Pudo hacer de arrebatadores y salteadores de caminos personas confiables; pudo hacer de personas que adoraban ídolos y piedras, los más firmes y ejemplares monoteístas, que no solamente establecieron una gran civilización en su propia región, sino que extendieron la brillante y sin igual civilización del Islam a muchas otras regiones. He ahí que Ya‘far Ibn Abî Tâlib, que se encontraba entre los primeros musulmanes, enfatiza este mismo punto cuando expone su respuesta a las preguntas que el rey de Abisinia, An-Naÿÿâshî, le hace sobre el Profeta del Islam (BP):
“¡Oh rey! Por cierto que Dios envió de entre nosotros a Muhammad como Mensajero, quien nos invitó hacia Dios para reconocerle Único y adorarle, y despojarnos de las piedras e ídolos que adorábamos nosotros y nuestros padres en lugar de Él, y nos ordenó ser veraces al hablar… y nos ordenó el rezo, la limosna, fortalecer el vínculo familiar, ser buen vecino, y nos prohibió las obscenidades y la mentira”.[12]
Estos indicios y otros análogos nos pueden llevar a inferir la veracidad del Mensajero del Islam y la legitimidad de sus objetivos.
Es indudable que un hombre con esas peculiaridades, no incurre nunca en la mentira, y al final se debe reconocer que: él fue veraz en su invocación de la profecía y de su vínculo con el mundo de lo oculto, así como otros indicios testimonian precisamente ello.
El anuncio de un profeta anterior
El anuncio que un profeta anterior realiza del posterior conforma una de las vías para demostrar la invocación de la profecía, ello suponiendo que la condición de profeta anterior se hubiera demostrado a través de indicios concluyentes; en tal caso, será natural que sus palabras conformen un documento indiscutible de la profecía del posterior. De algunas aleyas del Sagrado Corán se desprende que la Gente del Libro (judíos y cristianos) conocían al Profeta del Islam (BP) como conocían a sus hijos propios, o sea que ellos leyeron las señales de la profecía en sus Libros celestiales. El Profeta (BP) invocó esto sin que lo desmintiera ninguno de ellos:
﴿ الَّذِينَ ءَاتَيْنَاهُمُ الْكِتَابَ يَعْرِفُونَهُ كَمَا يَعْرِفُونَ أَبْنَآءَهُمْ وَإِنَّ فَرِيقاً مِنْهُمْ لَيَكْتُمُونَ الْحَقَّ وَهُمْ يَعْلَمُونَ ﴾
«Aquellos a quienes hemos otorgado la Escritura lo conocen (al Mensajero del Islam) así como conocen a sus propios hijos; y por cierto que un grupo de entre ellos oculta la verdad a sabiendas».[13]
El Profeta del Islam (BP) invocó que el Mesías, Jesús, hijo de María -con ambos sea la paz-, dio albricias sobre su persona, que tras sí vendría un profeta cuyo nombre sería Ahmad:
﴿ وَمُبَشِّرَاً بِرَسُولٍ يَأْتِي مِن بَعْدِي اسْمُهُ أَحْمَدُ ﴾
«… Y albriciador de un Mensajero que vendrá después de mí cuyo nombre será Ahmad…».[14]
Asimismo, nos resultará curioso saber que a pesar de que los Evangelios circulantes estuvieron expuestos a la tergiversación a lo largo de los siglos, en uno de los mismos, más precisamente en el Evangelio de Juan (capítulos 14, 15 y 16) figura la profecía de la llegada de una persona después del Mesías que es llamada el “Paráclito” (esto es, “el alabado” en arameo, que tiene el mismo significado que “Muhammad” en árabe), adonde los investigadores pueden referirse para inferir esta realidad.
Otros milagros del Mensajero (BP) fuera del Sagrado Corán
Como ya dijimos, los milagros no se restringen al Sagrado Corán, sino que, en algunas oportunidades el Mensajero de Dios (BP) realizó algunos milagros con el propósito de convencer a la gente.
A este respecto, debemos recordar que hay un cálculo lógico que demuestra la existencia de otros milagros fuera del Sagrado Corán en la vida del Profeta del Islam (BP). El Gran Profeta (BP) habló sobre nueve milagros del profeta Moisés (P)[15] y asimismo sobre cinco milagros del profeta Jesús (P).[16]
¿Acaso es posible aceptar que el Mensajero del Islam, quien es el más elevado y mejor de los profetas y el Sello de los mismos, sostenga la existencia de muchos milagros de los profetas anteriores y aún así él no posea más que uno sólo? ¿Acaso es posible que la gente al escuchar cómo los profetas anteriores realizaron numerosos portentos, no requiriera del Profeta del Islam (BP) la realización de diferentes milagros, y se contentara con uno sólo?
¿Y cómo no habría de tener el Mensajero de Dios (BP) otros milagros fuera del Sagrado Corán, siendo que el mismo Corán afirma la realización de numerosos milagros por parte del Mensajero de Dios (BP)? A continuación señalaremos algunas de esas aleyas:
  1. La partición de la Luna: Cuando los idólatras pusieron como condición para su aceptación de la fe en el Mensajero de Dios (BP) y en su prédica que partiera la Luna en dos, el Profeta (BP) realizó eso con la anuencia de Dios, como lo afirma el Sagrado Corán:
﴿ اقْتَرَبَتِ السَّاعَةُ وَانشَقَّ الْقَمَرُ * وَإِن يَرَوْا ءَايَةً يُعْرِضُوا وَيَقُولُوا سِحْرٌ مُّسْتَمِرٌّ ﴾
«Se acercó la hora y se partió la Luna * y si ven un signo lo rechazan y dicen: “es una brujería continua”».[17]
La última parte de la aleya conforma un claro testimonio de que el propósito de la misma no es la partición de la Luna en el día del Juicio, sino que se relaciona a la época del Gran Profeta (BP).
  1. La Ascensión a los Cielos(mi‘râÿ):La ascensión a los cielos del Mensajero del Islam (BP) en una sola noche desde la Mezquita Inviolable de La Meca hasta la Mezquita Lejana en Palestina (Masÿid Al-Aqsâ), y a partir de allí al mundo celestial, es un viaje sorprendente realizado en unos momentos (para el tiempo terrestre). Éste es otro de los milagros del Gran Profeta (BP) mencionado en el Sagrado Corán. El poder divino es tremendamente excelso como para que los agentes naturales pudieran haber impedido que se realizara la ascensión del Mensajero de Dios (BP).
Así como mencionamos que Jesús (P) informaba sobre cuestiones ocultas[18] asimismo el Gran Profeta Muhammad (BP) informaba sobre cuestiones ocultas a través de la revelación divina. Entre sus anuncios se encuentra el triunfo de los bizantinos por sobre los persas[19] y la conquista de La Meca.[20]
Estos son algunos milagros mencionados en el Sagrado Corán; en cuanto a los mencionados por los historiadores y transmisores de narraciones de entre los musulmanes, se encuentran muchos portentos del Mensajero de Dios (BP), que gozan de un tawâtur general.
Fuente: La Doctrina del Islam Shî‘ah
A la Luz de las enseñanzas de Ahl-ul Bait
(con ellos sea la paz)
Editorial Elhame Shargh
Todos derechos reservados.
Se permite copiar citando la referencia.
Fundación Cultural Oriente

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