Al presidente le gusta hablar de valores espirituales y morales citando cada que puede a la biblia, y esta semana no pudo ser la excepción, muchos escucharon decir en el vídeo que lanzo el líder presidencial desde su cuenta:
“Vamos bien porque se ha podido domar a la pandemia”
El porcentaje de letalidad en México es alto a comparación del promedio internacional, nuestro país se ubica en el lugar 15 de mortalidad por coronavirus, el número de casos confirmados acumulados asciende a más de 16 mil y 1569 defunciones por SARS-CoV-2, nos encontramos en la fase 3 y solo al presidente se le ocurre decir que tiene domada la situación.
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Nuestro líder espiritual, como ya es costumbre, trata de justificar las inacciones de su gobierno, predicando la palabra de la religión, y es que esto se vuelve tan ilógico, porque si bien es cierto, nos encontramos en una etapa difícil de la epidemia que requiere medidas contundentes y estrictas para evitar aumento en la propagación, la mayor posible seriedad por parte del gobierno. El país vecino acaba de superar el millón de casos positivos, mientras tanto, en nuestro país las cifras se vuelven “presumibles” en comparación de Estados Unidos. No se trata de estar en contra de alguna religión, es muy respetable, incluso considero que es bueno tener fe ante este problema que nos aqueja, pero si le sumamos la responsabilidad, otro cantar sería. Ante esto, los héroes están específicamente bien señalados y de uniforme blanco están identificados (los profesionales de la salud), estamos encomendados a dios, pero no al presidente, cuando no los protege, los expone y los manda a la guerra sin fusil, entonces no cabe.
<< Se siguen cumpliendo las medidas al pie de la letra, y esto nos ha ayudado mucho, por eso no tenemos un desbordamiento, no se saturan los hospitales, les puedo informar que tenemos una disponibilidad de hasta 70% de camas de terapia intensiva con ventiladores y especialistas, vamos bien, aquí el crecimiento es horizontal>>
Cuando de presumir se trata él, lo hace muy bien; se informa de hospitales saturados, quejas de médicos y enfermeras por falta de insumos básicos y la curva de contagios que por supuesto, no es horizontal cuando la realidad en datos, demuestra otra cosa. No hay saturación hospitalaria porque realizan pruebas limitadas, pero si hay contingencia por la selección de casos y se han olvidado de los pacientes dependientes hospitalarios, sobra ese porcentaje de camas porque esas mismas se vuelven vacías ante la ausencia de pacientes (muchos fallecen incluso, antes de que se les haga la prueba y otros, sin llegar a terapia intensiva). Los enfermos (contagiados) no deben ser una cifra presumible, sin embargo nuestro país lleva poco más de 70 mil pruebas hechas al momento, cuando Francia prevé realizar 700 mil por semana, quedando lejos de alardear., México, en el último lugar de países de la OCDE que realiza pruebas de Covid-19.
Seguimos sin tener un protocolo de atención único y especifico en salud y un plan de emergencia, contamos con un secretario de salud ausente y un subsecretario redundante y necio, por cierto, muy bueno para promocionarse. A estas alturas, para muchos ya no es raro el hecho de que desconfíen en los datos que se otorgan cada mañana de casos nuevos por parte del Dr. Hugo López-Gatell como lo recién expuesto por el ex secretario de salud Dr. José Narro Robles “él sabe que la cifra de casos confirmados está incompleta. Por ello nunca quiso aplicar masivamente las pruebas diagnósticas” y uniéndose a la lista de muchos expertos que no ven la concordancia de las cifras. ¿A quién quieren engañar?¿Con qué intención? Son dos de las preguntas que quedan al aire y que les pesa responder. Hay algo muy cierto, no hay datos reales puesto que no se hacen pruebas suficientes y ocultar es mentir.
Al presidente le encanta escudarse del bastión de la religión, encontrando el mejor remedio para cualquier mal. En esta ocasión se requiere ciencia, análisis y destreza para sacar adelante una prueba que nos pone la vida. Tiene que entender que ¡en tiempos de predicación, no figuran los héroes!, primero los enfermos.
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