Sin duda, el día de ayer se consumó otro fracaso para Andrés Manuel López Obrador con respecto a sus intenciones de controlar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)

Tras las acusaciones de plagio en su tesis de licenciatura, la ministra Yasmín Esquivel se quedó con las ganas de presidir la Corte. Así como también AMLO de tener a alguien cercano en la misma.

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Fue pésima la intervención del presidente de la República, al intentar defender indebidamente a su “candidata” a presidir la SCJN y acusar a los conservadores.

La ministra Esquivel buscó a toda costa salir avante del problema del plagio de la tesis, e incriminó a Edgar Ulises Báez Gutiérrez.

Este, a su vez, aseguró que la tesis original es de su autoría y no de la ministra, a quien acusó de “falta de valores humanos”.

Por otra parte, Arturo Zaldívar dejó la presidencia de la SCJN, a pesar del enorme apoyo que recibió de AMLO y la sobajes del ministro por complacerlo.

Dado que aquel luchó porque permaneciera más allá de su periodo constitucional de 4 años.

Ese acto abusivo de autoridad del presidente López Obrador, fue el experimento fracasado que le hubiera permitido prologar su estadía en la Presidencia de la República. 

Si el Presidente de la SCJN “hubiera” podido prolongar su mandato por 2 años más contraviniendo la Constitución ¿Por qué no hacerlo también el Presidente de la República? 

Para eso quería su “delirium referéndum”. Fracasó el primer intento de AMLO. En su mente delirante aún subsiste la idea de prolongar su mandato.

López Obrador fracasó dos veces en su intento por controlar a la Corte y hacer lo que quisiera a diestra y siniestra, denostando al Poder Judicial y a los “conservadores”