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domingo, 2 de abril de 2023

MALVINAS, LO QUE REALMENTE SE PERDIÓ

 

MALVINAS, LO QUE REALMENTE SE PERDIÓ, por EMP

MALVINAS, LO QUE REALMENTE SE PERDIÓ




Si bien esta fecha es de recurrente uso por los medios, que nacen del frente de lucha ideológica que sostiene el Tradicionalismo del Centro de Estudios Evolianos de América, no vale menos refrescar tal título. Y más en estos tiempos posmodernos donde nuestra herencia heroica heredada de la Europa imperial, ya olvidada y mucho más demonizada por ideologías detrimentales, nacidas en el seno de sociedades burguesas, cada vez más degeneradas, que convenientemente menguan el espíritu solar aristocrático, que la tradición perenne se encargó de encausar hacía valores supraterrenales, con el objetivo del enriquecimiento hacía el infinito de aquellos viles titiriteros del corrompido mundo moderno.

En estos tiempos se invisibiliza cada vez más el hecho de que es una guerra la que nos daría una unidad política, despertando el adormecido espíritu anagógico, para quitarnos de una vez por todas la escoria que es la casta política, previamente célula subversiva, representante de los valores antitradicionales. Señores se tiene que ser honestos: aquella epopeya iniciada en el 82' no solo fue estratagema política de un “borracho” para cristalizar una tiranía, mientras en estos suelos se combatía, lo que los historiadores oficialistas y colaboradores del sistema, se han encargado de tapar bajo el brillo del idealismo comunista, que fue una de las peores tiranías que concibió la historia. Lo que aquella epopeya nos brindó fue la oportunidad para que, de lo alto, en la conquista de la inmortalidad, se vislumbre la supra idea por excelencia, el único ser al le debemos un orden, el Dios de todos los tiempos.

Pero no, con la claudicación de los altos mandos de nuestra fuerza argentina, no solo perdimos la posibilidad de un orden superior, sino también perdimos la soberanía terrenal e ideológica de la autodeterminación. No sólo los altos mandos de las fuerzas fueron adornados y sugestionados por capital Ingles y yanqui, sino que también, por la única institución, que en otros tiempos se tendría que haber encargado de la consagración de una Guerra Santa: la Iglesia. Esta iglesia es sólo el vestigio de un pasado glorioso, cada vez más degenerado, humanitario, güelfo y modernista, un verdadero templo de la decadencia.

Lo que nos dejó tal derrota, no fue el “premio consuelo” de la Democracia, sino detrás de ella una plutocracia encubierta, puerta para un liberalismo maquillado de "socialismo" puerta para un eterno antagonismo entre las dos caras repugnantes de la modernidad. Ambos, subordinados al sistema global, quienes activamente, no solo ceden soberanía, sino que subordinan la educación a fines serviles, privándonos de aquel potencial pensamiento, que es lo más valioso de un país, aquello que, a través de los medios correctos, ayuda a desarrollar una intuición metafísica. Tal rendición nos tiene aburguesados, cómodos en esta capitulación activa de la virilidad a cambio de un eudemonismo cada vez más efímero, y que por contrario de lo que se quiere conseguir, nos encontramos con un vacío insondable, propio del nihilismo, que viene en esa fiebre enajenadora del consumismo, promesa de la felicidad. Ese vacío solo se llena con una vida consagrada a Dios, a un martirio que impulse el espíritu a la sede que solo alcanzan los héroes. Se nos vende que la patria yace en el sentimentalismo irracional del fútbol, en la acción de un sufragio "ilusión de elección", en una “cultura” globalizada inclusiva a cualquier degeneración. Siempre más y más sumergidos en una realidad virtual, en la que el valor de una persona se da a través de los seguidores en redes y no por el contenido de su cabeza. En estos suelos, posterior a tal guerra, solo queda la reclusión a una diciplina férrea, a la devoción a hábitos que como ritos purifiquen nuestra persona, con única intención de eventualmente consagrar una élite aristocrática, el Ordo Argentum. Para que sin actuar influya en el destino de todas las almas argentinas hacía un Imperium, y finalmente se haga lo que hay que hacer.

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