Pancho Villa
Estamos próximos a otro aniversario más de la Revolución Mexicana, uno de los personajes más emblemáticos de esta y, de manera personal, uno de mis favoritos es sin lugar a duda Pancho Villa.
Hay una historia que poca gente sabe sobre el enigmático duranguense. Fue el segundo hombre en dirigir una invasión a los Estados Unidos de Norteamérica, el primero fue el rey de Inglaterra en 1812.
Hace algunos años escuché un corrido de Los Alegres de Terán, se llama “La Persecución de Villa”, y dice lo siguiente:
Nuestro Mexico, febrero veintitrés,
Dejó Carranza pasar americanos,
Veinte mil hombres, doscientos aeroplanos,
Buscando a Villa por todito el pais.
Y Carranza les dice afenoso,
Que si son hombres y saben perseguir:
“Les doy permiso de que busquen a Villa
Y que se enseñen también a morir.”
Cuando entraron los güeros de Texas,
Fatigados de tanto caminar,
Con siete horas que llevaban de camino
Los pobrecitos se querían regresar.
Ya comenzaron las expediciones,
Los aeroplanos comienzan a volar,
Se repartieron por distintas direcciones
Buscando a Villa que lo querían matar.
Francisco Villa, al ver las fuerzas punitivas,
Luego al momento tambien se preparó,
Se vistió de soldado Americano
Y a sus tropas también las transformó.
Los aeroplanos, al ver la bandera
Con las estrellas que Villa les pintó,
Se equivocaron y bajaron a la sierra
Y prisioneros Villa los agarró.
Francisco Villa ya no anda a caballo,
Ni su gente tampoco andara,
Francisco Villa ahora es dueño de aeroplanos
Que los consigue con facilidad.
Estos hechos fueron los que llamaron mi atención sobre este personaje de la Revolución.
Eran las 4:25 de la mañana del 09 de marzo de 1916. Todo mundo dormía. A esa hora, un soldado villista le pego un tiro con su 30/30 al reloj de la iglesia de la norteamericana población de Columbus, Nuevo México.
El reloj quedó como mudo testigo de que a esa hora Pancho Villa y sus huestes habían profanado suelo americano.
Francisco Villa atacó Colombus movido por la venganza. Culpó a Estados Unidos de su derrota en la región de Agua Prieta al permitir el paso a las fuerzas de Carranza por territorio Norteamericano. Un judío de nombre Sam Ravel, era el que le vendía las armas a la División del Norte, y Villa le compró miles de cartuchos para escopeta, por si no saben, los cartuchos de escopeta están rellenos de perdigones, los que le vendieron a Villa estaban vacíos, una versiones dicen que por eso invadió el pueblo, otras dicen que los norteamericanos habían bañado con petróleo y quemaron vivos a veinte mexicanos que se encontraban encarcelados por diversos motivos en prisiones de Estados Unidos.
Villa atacó la madrugada del 9 de marzo tomando por sorpresa a toda la población, el pánico se apoderó de los vecinos cuando una columna villista irrumpió a galope gritando ¡Viva Villa! ¡Viva México!, y disparando a diestra y siniestra sobre las casas y sobre cualquiera que se asomara, incendiaron el Commercial Hotel, ejecutaron a varios huéspedes y saquearon bancos y comercios.
Eran aproximadamente 589 elementos del ejército de la División del Norte, la mayor parte de los soldados mexicanos muertos fueron asesinados por los pobladores quienes disparaban desde sus casas, pero gran parte del poblado fue devastado en la lucha. Los villistas confiscaron 80 caballos, 30 mulas y 300 máuser, que eran unas pistolas alemanas de esa época.
Fueron 17 militares estadounidenses y 10 civiles. En contrapartida, 73 villistas murieron en el ataque y 7 hechos prisioneros.
Los gringos ya sabían que Villa los podría atacar, los rumores le habían llegado a Jhon “Black Jack” Pershing, un general americano que no tomó en serio la amenaza. Al día siguiente del ataque a Colombus el presidente Norteamericano, Thomas Woodrow Wilson dio orden de que una fuerza expedicionaria de unos cinco mil hombres ingresara a territorio Mexicano en persecución de Francisco Villa bajo el mando del citado Pershing.
A esta expedición se le llamó “La Expedición Punitiva“, y su objetivo principal no era solamente la captura de Villa, sino acabar con todas sus tropas.
Villa no les dijo a sus soldados que estaban atacando a los gringos, usó esto para mantener a su ejército más unido. Al saberse de la noticia de la invasión americana en busca de Villa, exhaltó el nacionalismo de sus soldados y al pasar por los pueblos daba discursos a los pueblerinos y los convocaba a luchar contra los invasores y a apoyarlo.
Nunca mencionaba que él había atacado primero a los gringos, solamente decía que había estallado la guerra entre Estados Unidos y México y que la gente debía estar lista para defender a su país, que se preparan para la lucha que vendría contra los gringos.
El 16 de marzo entró en territorio Mexicano la primera de las dos columnas que integraban la Expedición Punitiva de Pershing, compuesta por cinco mil oficiales y soldados de caballería, infantería y artillería así como un escuadrón aéreo de ocho aeroplanos.
Los Estados Unidos aprovecharon esta invasión para probar su más nueva tecnología. Aviones de combate. Un escuadrón de aviones volaba sobre las laderas de las montañas y sobre los desiertos tratando de localizarlo, pero el accidentado terreno en la extensa sierra madre occidental que atraviesa el estado de Chihuahua fue su mejor aliado.
Hasta ese entonces, la búsqueda de Pancho Villa era, para los gringos, la misión más costosa en contra de un solo hombre (ahora le ganó Osama Bin Laden), todos los días los militares informaban lo mismo a su presidente americano: “Tengo el honor de informar a usted que Francisco Villa encuentra en todas partes y en ninguna”. Durante su búsqueda, Pershing encontró varias tumbas con la siguiente lápida: Aquí yace Pancho Villa, pero sin nadie adentro. Rascó, escarbó y no encontró más que serpientes, tarántulas, lagartijas y piedras.
A pesar de que sus soldados golpeaban a campesinos mexicanos, los amenazaban o les ofrecían todo el oro del mundo en recompensa, estos siempre le dieron pistas falsas. Al cabo de once meses, Pershing regresó con su caravana de soldados, hartos de respirar polvo y recibir pedradas y mentiras en cada pueblito del cascajoso desierto.
De este grupo de soldados humillados sobresalían dos jóvenes tenientes recién salidos de West Point: Dwight J. Eisenhower y George Patton.
Einsehower sería presidente de los gringos. Patton sería famoso por su actuación en la segunda guerra mundial y hasta le hicieron una película.
Por su parte, al contemplar la retirada desde lo alto de una loma, Pancho Villa exclamaría: ”Vinieron como águilas y se van como gallinas mojadas”.
Pershing sería famoso en la Primera Guerra Mundial, donde usaría la tecnología que usaron contra Villa.
En el poster de arriba se menciona a un Pablo López, quien fuera uno de los hombres fuertes de Villa, al ser detenido López por las tropas carrancistas en las colinas de Chihuahua, al ver que eran mexicanos sus captores dijo: ”¡Si son americanos, moriré peleando! Yo fui el primero en unirme a él y he sido su fiel seguidor y su rendido esclavo desde entonces. Mucho preferiría morir por mi patria en batalla, pero si han decidido matarme, moriré como Pancho Villa querría que lo hiciera: con la frente en alto y los ojos descubiertos”.
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