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domingo, 4 de noviembre de 2012
ISRAEL Y ESTADOS UNIDOS TRATAN DE BOICOTEAR LOS AVANCES
ISRAEL Y ESTADOS UNIDOS TRATAN DE BOICOTEAR LOS AVANCES Argentina e Irán dialogaron con buena onda en Ginebra
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DE:
Sergio Ortiz
CCO:
Nicaragua_Socialista@yahoogroups.com
Mensaje marcado
Sábado, 3 de noviembre, 2012 9:14:34
http://www.laarena.com.ar/opinion-argentina_e_iran_dialogaron_con_buena_onda_en_ginebra-84517-111.html
ISRAEL Y ESTADOS UNIDOS TRATAN DE BOICOTEAR LOS AVANCES
Argentina e Irán dialogaron con buena onda en Ginebra
Se había acordado en Naciones Unidas y los dos países tuvieron su
primera reunión en Ginebra. El objetivo es distender el conflicto y
hallar una solución a la causa de la AMIA. Esa distensión tiene dos
poderosos enemigos.
EMILIO MARÍN
Las relaciones entre Argentina e Irán venían mejorando poco a poco
desde 2010. Ambas partes buscaban remontar los obstáculos interpuestos
desde que en julio de 1994 se produjo un brutal atentado contra la
AMIA, mutual israelita en Buenos Aires. Murieron allí 85 personas. Una
investigación judicial muy contaminada por los servicios secretos de
Israel y Estados Unidos acusó sin pruebas a Irán como supuesto
responsable. Comenzó allí el declive de aquella relación, primando la
desconfianza mutua.
Argentina reclamó en 2006 a Interpol la extradición de destacados
funcionarios, sindicados como organizadores del atentado. Entre ellos
el ex presidente Ali Rafjansani, el actual ministro de Defensa, Ahmad
Vahidi; el entonces embajador en Buenos Aires, Hadi Soleimanpour,
entonces embajador que hoy funge como viceministro de Relaciones
Exteriores para Asuntos Africanos, entre otros. Desde Teherán se
negaron de plano a tal solicitud y el vínculo prácticamente se cortó.
Hasta la representación diplomática se rebajó en las dos capitales a
nivel de encargados de negocios. En Buenos Aires atiende Ali Pakdaman.
Esos infundados reclamos judiciales se basaron en la instrucción del
magistrado Juan José Galeano, en plena época menemista, que no se
caracterizó precisamente por la calidad ni independencia de la
justicia. Galeano terminó destituido por el Consejo de la Magistratura
y parte de las acusaciones tuvieron que ver con su desempeño en esta
causa. Pagó con 400.000 dólares de fondos reservados de la SIDE a uno
de los presos, Carlos Telleldín, para que sindicara a unos acusados y
salvara a otros.
Al final todos terminaron libres, pero ese expediente armado quedó
incólume en un aspecto: la acusación de que el atentado habría sido
decidido por Irán y consumado a través de agentes suyos del Hizbollah,
libanés. Las piezas de ese rompecabezas no encajaban, pero el Mossad,
la CIA y la SIDE, hicieron que congeniaran. Expulsado Galeano de la
justicia, el expediente fue tomado tal cual por Rodolfo Canicoba
Corral y el fiscal Alberto Nisman, quienes mantuvieron el filo de la
lanza contra Teherán.
Se había llegado al fondo del pozo, en la relación de los dos países.
El comercio bilateral era de menos de 50 millones de dólares, casi
nada. El presidente Néstor Kirchner y luego Cristina Fernández, iban a
la Asamblea General de la ONU con dirigentes de la comunidad israelita
empotrados en la comitiva gubernamental. Y en sus discursos reclamaban
a Teherán las extradiciones. Como no había respuesta positiva, junto a
EE UU e Israel, la representación argentina se retiraba del salón
cuando comenzaba a hablar el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad.
Argentina era parte del boicot y también de las sanciones de la ONU,
que imputaban otro hecho incomprobable a Irán: que su programa
pacífico nuclear tendría una connotación bélica.
Charlemos un ratito
Frente a ese panorama tan poco auspicioso, en 2010 comenzó un período
de signo contrario en las relaciones bilaterales. Como todo tiene que
ver con todo, el comercio y las necesidades económicas pusieron lo
suyo. Las ventas argentinas fueron in crescendo, pues en 2008 fueron
de 84 millones de dólares, 371 millones en 2009, 1.455 millones en
2010 y 1.189 millones en 2011.
En total, contando exportaciones e importaciones entre los dos países,
el año pasado el intercambio llegó a 1.200 millones de dólares. En
2012 se superará esa cifra.
Básicamente la república islámica compra alimentos, harina de soja,
aceite de soja, maíz, trigo y otros productos. Y el gobierno
argentino, feliz con los números superavitarios, ha puesto la vista en
una ecuación similar a la que inspira el vínculo con Venezuela:
alimentos por energía. Irán es un gran productor petrolero, que hasta
ahora tenía por cliente principal a la Unión Europea. Las diversas
sanciones de ese bloque imperial, alineado con Estados Unidos, dejará
a Teherán una parte de su producción vacante para colocarla en otros
mercados, el chino y otros del Movimiento de Países No Alineados.
Pero no sólo mejoró la balanza comercial con Irán sino también ciertos
indicadores políticos. En la 66º Asamblea General de la ONU, en 2011,
Cristina Fernández propuso a su contraparte realizar el juicio contra
los responsables de la voladura de la AMIA en un tercer país. Aunque a
Irán no lo satisfizo en lo más mínimo, pues ratifica que nada tuvo que
ver con ese atentado, en los hechos se suavizaba el duro reclamo
porteño de extradición de un ex presidente y un actual ministro de
Defensa, entre otros acusados.
En víspera de la 67º Asamblea, en setiembre último, Ahmadinejad pidió
a Argentina una reunión de cancilleres para tratar de encontrar una
solución al diferendo. Tuvo eco en la presidenta argentina, que en su
discurso en ese ámbito respondió favorablemente a la solicitud. Y el
27 de setiembre, en el Palacio de Cristal neoyorquino, se reunieron
los dos cancilleres, Héctor Timerman y Alí Akbar Salehi, junto al
vicecanciller Eduardo Zuain y otro funcionario iraní.
Desandar un largo camino de desencuentros no es nada fácil. En la
ocasión, los diplomáticos dialogaron y plasmaron su acuerdo inicial en
un documento, que decía dos cosas. Que buscarían una solución legal
compatible con la legislación de las dos naciones. Y que seguirían el
diálogo con delegados en la sede la ONU de Ginebra, hasta llegar a un
acuerdo en el asunto AMIA.
Ese primer diálogo en tierra suiza fue el 29 de octubre. Volaron desde
Buenos Aires el vicecanciller Zuain, la Procuradora del Tesoro,
Angelina Abbona, y la directora de la Consejería Legal de la
Cancillería, Susana Ruiz Cerutti.
No hubo mayores novedades ni data precisa de lo allí charlado. No
parece exceso de celo sino responsabilidad de las dos partes, para
avanzar paso a paso y no echar a perder un proceso tan complicado, con
enemigos poderosos al acecho. Lo positivo es que otra vez se habló,
sin que ninguno pateara el tablero.
Payasos Mala Onda
Son varios los payasos Mala Onda, que macanean y maniobran para que de
Ginebra no surja nada positivo.
Uno de ellos es el gobierno de EE UU, interesado en aislar, sancionar
y eventualmente agredir a Irán con el pretexto nunca demostrado de su
plan nuclear con fines militares. La Organización Internacional de
Energía Atómica (OIEA), dirigida por el japonés Yukiya Amano, no ha
sido capaz de despejar todas sus dudas, aunque ha tenido autorización
de Teherán para inspeccionar plantas nucleares.
Valga la comparación, Israel, el otro gran enemigo de la
reconciliación argentino-iraní, tampoco muestras sus cartas nucleares
en Dimona y otras centrales, a pesar de estar prácticamente
certificado que cuenta con 200 armas nucleares.
El Departamento de Estado ha estado un poco más recatado en la labor
de zapa contra el diálogo de Ginebra y el anterior de Nueva York. Pero
no hay un cambio de política. Más bien se dividió el trabajo con su
aliado sionista, que asumió el papel de “malo” que tan bien le sienta.
Cuando Timerman se entrevistó en Nueva York con su colega israelita
Avigdor Lieberman, el 28 de setiembre, apenas 24 horas después de
haberlo hecho con su par de Irán, se vio sorprendido porque la
embajada de Israel en Buenos Aires difundió un documento deplorando el
encuentro de los funcionarios argentinos e iraníes. El comunicado
hablaba de “la gran desilusión” israelita por esa reunión, con lo que
se incurrió en injerencia en los asuntos internos de nuestro país y
una actitud desleal para con Timerman, que suele reflejar los puntos
de vista más proisraelitas en el Palacio San Martín.
Cuando se aproximaba la reunión de los delegados argentinos e iraníes
en Ginebra, el 29 de octubre, Israel volvió a disparar con munición
gruesa contra ese proceso. El mismo calibre, o parecido, al que emplea
para bombardear a los palestinos en Gaza.
Primero habló la embajadora de Tel Aviv en Buenos Aires, Dorit Shavit,
quien chicaneó a las autoridades argentinas: “esperemos que no sean
ingenuos con Irán” (“La Nación” 14/10).
Luego llegó al edificio de Arenales y Esmeralda el director general de
América latina de la Cancillería israelí, Itzhak Shoham, quien hizo
lobby en contra del diálogo con los islámicos. Fue recibido por el
subsecretario de Política Latinoamericana de la Cancillería, Diego
Tettamanti y el director de África del Norte y Medio Oriente de la
Cancillería, Hernán Plorutti.
Finalmente, el mismo día que las dos representaciones se veían en el
Palacio de las Naciones de Ginebra, se escuchó el disparo de “La
Nación” (29/10), con un editorial. Las primeras dos líneas decían: “La
decisión del Gobierno de negociar con el régimen de Teherán viola la
Constitución, afecta nuestra soberanía y beneficia a los autores del
atentado”.
Bien pudo escribirlo Benjamin Netanyahu y publicarlo como gacetilla el
ejército israelí. Ese editorial sumaba la defensa incondicional del
estado sionista y la crítica feroz a Cristina. Resultado: cero
objetividad, como la de las cúpulas de la AMIA y la DAIA.
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Sergio Ortiz
face: Sergio Ortiz
twitter: sergioortizpl
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