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La Hormiga, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 2003. Héctor Parra.
LOS MUSULMANES DE MÉXICO EN LA UMMA
por Felipe A. Cobos Alfaro *
Este trabajo aborda, desde una perspectiva histórico-antropológica, la presencia de los musulmanes en México y su integración en comunidad, identificando tres fases históricas: 1) la fase de la taqiya o disimulo obligatorio de la fe (desde la Conquista hasta el triunfo de la Reforma liberal), 2) la fase del disimulo necesario o pertinente (desde triunfo de la Reforma liberal hasta la década de los ochenta), y 3) la fase de la reislamización de los musulmanes inmigrantes y de la conversión de los no musulmanes, con el establecimiento de la oración comunitaria (Salat al Yamaa) y la predicación del Islam (dawa –llamado en árabe–) desde la década de los ochenta.
Estas tres fases se relacionan con tres tipos de migraciones y de población: la inmigración de mudéjares y esclavos islamizados durante el periodo virreinal, la inmigración de musulmanes (principalmente de origen árabe) después del triunfo de la Reforma, y el aumento del cuerpo diplomático musulmán durante la posguerra.
Es clara la ausencia de estudios formales que aborden el desarrollo y la presencia de esta comunidad en nuestro país, dadas las escasas fuentes de que disponemos, y que en muchos de los casos éstas han sido elaboradas por los propios musulmanes. Por lo tanto, uno de los principales objetivos de este ensayo es el de integrar y analizar la información disponible sobre el desarrollo histórico y social de este grupo en nuestro país, destacando su integración en pequeñas comunidades, que denominaremos aljamas o yamas, y el de éstas a su vez en la Umma o comunidad musulmana, posibilitando con ello nuevas reflexiones acerca del tema.
Antes de comenzar, es necesario aclarar antes de comenzar, que los musulmanes no reconocen la conversión, sino la reversión; para ellos el hombre nace musulmán y la educación familiar y social religiosa lo desvía; por esta razón, en este trabajo utilizaremos el termino reversión.
De mudejares a muhayires
Mudéjares e islamizados
Hay pocos indicios de cultura musulmana –mudejar– durante el virreinato en la Nueva España; algunos registros en el AGN evidencian su escasa presencia junto con la de algunos esclavos islamizados y algunos “moros” filipinos, disimulando (taqiya) su fe y aislados de la Umma (Comunidad Musulmana). Algunos estudios destacan la influencia del Islam en el arte y en la cultura, otros la presencia andaluza –que no mudejar, ni siquiera dominantemente mora–[1] en América. En todo caso, el Islam como cultura vencida, pero no muerta, pervivió de manera subalterna en algunas expresiones culturales y artísticas, como el estilo mudejar, más nunca como una producción dominantemente islámica. Lo más cercano a una aljama (yamaa –o comunidad –), fueron las rebeliones de algunos esclavos islamizados en Brasil, aunque nunca en la Nueva España.
Colonia San Juan de Aragón D.F. 2003 Héctor Parra
Aun cuando las Indias estaban vedadas para los musulmanes –mudéjares o esclavos islamizados– y restringidas para los moros, en la Nueva España los había.[2] Entre estos moros hubo algunos criptomudéjares que ocultaron su fe, aunque la integración social, así como las dificultades para profesar el Islam, motivaron su conversión al cristianismo, o bien, no transmitieron la religión a sus hijos –que seguramente procrearon al lado de mujeres cristianas.
La inmigración árabe
Motivados por conflictos políticos y marginación económica,[3] los pioneros de la inmigración árabe –principalmente sirio-libaneses, aunque también palestinos, iraquíes y egipcios–, llegaron a México desde 1878-1882[4] o antes (por ejemplo, Zeraoui encontró en el Archivo municipal de Tampico el registro de un “turco” Bambur, quien en 1826 se quejó en la aduana de Veracruz,[5] o bien, durante la intervención francesa, un batallón de 447 negros de Sudán partió de Egipto a México; solo regresaron 321).[6] Entre los inmigrantes árabes, solo el 14% eran musulmanes; los Censos de 1895, 1905 y 1910, registraron entre 162 y 602.[7] La mayoría de los inmigrantes llegaron durante las primeras tres décadas del siglo XX, específicamente durante la década de los veinte; algunos con el único objetivo de regresar a su lugar de origen, después de juntar una cantidad de dinero suficiente como para instalar un negocio,[8] sin que esto sucediera obligatoriamente.
Los inmigrantes, cristianos o musulmanes, compartían su origen étnico y con el tiempo la experiencia del exilio y la solidaridad mutual eliminaron sus diferencias. Para Paz Oropeza “los antiguos enfrentamientos a nivel de grupos minoritarios en el país de origen no tenían razón de ser en México, a lo cual se agregaba que, a fin de cuentas, poseían también elementos comunes y los mismos intereses de grupo.”[9] Con el tiempo, el mayoritario grupo libanés –católico maronita– se volvió hegemónico entre los inmigrantes árabes. Los musulmanes casi desaparecieron al ser absorbidos por ellos; seguramente al integrarse a sociedades mutualistas y al permitir que sus hijos se casaran con cristianos árabes o mexicanos, asumiendo, como ellos, la identidad libanesa.[10]
Los musulmanes y algunos investigadores atribuyen al fanatismo cristero, y a algunas expresiones discriminatorias o xenófobas contra los “turcos” (llamados así por su pertenencia al Imperio Turco-Otomano) su conversión al cristianismo.
Cabe precisar que a los inmigrantes árabes les atribuían el Islam ysupuestos referentes islámicos como la polígama, el lujo y el despotismo, aunque esta actitud se motivada en la impotencia de los comerciantes mexicanos –y españoles– al ser desplazados por este grupo en ascenso. Con motivo de la Ley de Inmigración de 1926, los libaneses del Partido Nacionalista Libanés, respondieron al Secretario de gobernación: “el libanés es una raza estética, forma parte de la raza blanca caucásica. Siempre ha vivido independiente, conservando sus tradiciones morales, monógamo, con vida austera y con vivo y profundo amor a la libertad.”[11]
De esta manera, fanatismo religioso y expresiones xenófobas solo afectaron al Islam en la medida en que el grupo árabe, en ascenso, con aspiraciones de integrarse en el grupo dominante, adoptó las formas de la cultura hegemónica. Además, los pioneros de la inmigración y los inmigrantes recién llegados eran campesinos analfabetos y no ulemas (o sabios del Islam); sus preocupaciones inmediatas eran la subsistencia primero y su desarrollo después.
Musulmanes practicando el dawa o la propagación de la fe en avenida Reforma, D.F. 2002 Héctor Parra.
Debido a las restricciones, la inmigración árabe disminuyó desde la década de los treinta, aunque continuó marginalmente. Durante la posguerra, otros conflictos en Dar al Islam (o Casa del Islam) como la creación del Estado de Israel y la eventual ocupación de Palestina, la Guerra Civil en el Líbano y el escaso o nulo desarrollo de muchos países tercermundistas motivó su continuidad. Sin embargo, el desarrollo de las economías petroleras de Arabia Saudita y de los países del golfo reorientó el flujo migratorio atrayendo a la diáspora Palestina y a musulmanes de países con escaso o nulo desarrollo. De esta manera, la inmigración de musulmanes a México continuó siendo marginal como lo fue durante la primera mitad del siglo XX; sin embargo, a esta se agregó un elemento adicional: el aumento del cuerpo diplomático de países musulmanes.
Del disimulo a las comunidades
Torreón, comunidad histórica
No hay evidencias de aljamas durante el Virreinato, ni durante el siglo XIX; la de Torreón, Coahuila, se puede considerar la primera en México, o cuando menos la única histórica. En 2005, con motivo de la fiesta chiíta de la Ashura, la comunidad musulmana chiíta de Torreón celebró la consolidación, a casi cien años del arribo de los primeros musulmanes entre 1906 y 1908,[12]atraídos por el auge agrícola en la Comarca Lagunera. Taboada argumenta que las minorías islámicas en Dar al Islam –como la chiita– fueron la excepción a la desaparición del Islam en sociedades hegemónicamente católicas, quizá por estar acostumbradas a preservar su fe en situaciones adversas.[13]
Musulmanes de Guadalajara, Jalisco en oración, 2004. Héctor Parra.
Es difícil asegurar qué motivó a los musulmanes de Torreón a salir del disimulo (o taqiya). ¿Acaso los estimuló la Revolución Islámica iraní de 1979? Con certeza, no lo sabemos; lo cierto es que entre 1980 y 1985 algunos musulmanes inmigrantes y sus descendientes comenzaron a orar en comunidad (Salat al Yamaa);[14] inicialmente lo hacían en sus casas pues la mezquita Suraya de la Comunidad Islámica de la Laguna comenzó a construirse en 1986 por Elias Serhan Selim, un comerciante de joyas, y fundada hasta 1989. A ella acuden 30 familias musulmanas de una comunidad de entre 100 y 250 miembros aproximadamente, descendientes de inmigrantes árabes, que se establecieron durante las primeras décadas del siglo XX en Torreón, Coahuila y la Comarca Lagunera, y es dirigida por el imán Hasan Zain Thamut –mexicano de ascendencia árabe–.[15]
Ciudad de México, puerta del Islam
En la Ciudad de México, el disimulo de la fe, no fue tan necesario como en provincia. Sin embargo, no hubo intentos previos por agrupar a la comunidad y establecer la oración comunitaria (Salat al Yamaa), salvo una presunta casa de oración (musalah) en el centro de la capital e improvisaciones tanto en algunos domicilios privados como en embajadas. A diferencia de Torreón, el Islam no fue “revivido” por los inmigrantes residentes, sino por una población de paso, el cuerpo diplomático de países musulmanes que aumentó durante la posguerra. Egipto había sido el único país que atendía a los musulmanes de México, con el envío de sheijs nasseristas; desde 1986, un grupo de musulmanes, mayoría diplomáticos, estableció el Salat al Yamaa, primero en el Club Egipcio (un departamento en Polanco rentado por la Embajada), y después (desde 1990) en la Embajada de Pakistán.[16]
Por otra parte, en 1988 se realizaron unas conferencias sobre Islam en la Ciudad de México, auspiciadas por la World Assembly of Muslum Youth;[17]de manera similar, un año antes se realizó en Torreón el Primer congreso de musulmanes en México, organizado por la Embajada de la República Islámica de Irán. Ambos eventos relacionaron a los musulmanes de México, no solo entre ellos, sino con personalidades de Estados Unidos y Latinoamérica, y fueron las primeras experiencias de integración de éstas comunidades en formación, entre ellas y en la Umma.
Se puede considerar que Torreón es la primera comunidad musulmana histórica, y que a partir de la década de los ochenta se ocupó por reislamizar muslimes, más nunca por revertir kafires (infieles). En la Ciudad de México ocurrió algo distinto, a iniciativa no de los musulmanes inmigrantes, sino de algunos musulmanes reversos de origen extranjero residentes en el país, como Omar Weston y la Sheija Amina Teslima al Yerráji se comenzó a predicar (dawa –llamado en árabe–) el Islam entre los no musulmanes.
El sufismo, mística del Islam, fue la primer expresión que se promovió entre los no musulmanes; en 1985, la teke (donde los sufíes se reúnen para realizar el dirk o ritual de la remembranza) de la Orden Sufí Jalveti Yerráji –dirigida por la Sheija Amina Teslima al-Yerráji (de origen puertorriqueño)– abrió sus puertas a ellos.
Cabe mencionar que la Orden fue fundada en Estambul en el siglo XVIII. En 1978, el Sheij Muzaffer abrió las puertas de la orden a los occidentales, quienes fundaron la mezquita al Farha en Nueva York. Ahí mismo, en 1980, colocó el taj a Nur al-Anwar al-Yerráji y a Fárija al-Yerráji.[18]
Musulmanes escuchando las palabras del Imám el día de la oración, Polanco, D.F. 2003 Héctor Parra.
Manuel Ruiz Figueroa explica la relación entre los Nuevos Movimientos Religiosos –o Nuevas Formas de Espiritualidad– con el sufismo, a partir de las características de la Nueva conciencia religiosa que el sufismo (cuando menos el contemporáneo) comparte parcialmente.[19] En este sentido, el sufismo resultó atractivo para los no musulmanes, porque al satisfacer las nuevas necesidades espirituales individuales, al no fundamentarse en un formalismo dogmático, al articular distintas religiosidades y al corresponder con las nuevas realidades sociales, era capaz de alienar al espíritu moderno en torno a un absoluto con pretensiones universales.
Asimismo, el sufismo mexicano ha sido influido por las Nuevas formas de Espiritualidad New Age, como el esoterismo, religiones orientales como el budismo, los movimientos nativistas-revivalistas como la Nueva Mexicanidad, y las ideologías socialistas, pacifistas y ambientalistas. En circunstancia con lo anterior, los sufíes han participado en ceremonias interreligiosas, se han manifestado contra la guerra de Irak y han apoyado a los presos políticos de Oaxaca.[20] Por todo esto, sus adeptos potenciales son las clases medias intelectualizadas: estudiantes universitarios, profesionistas, humanistas y artistas.
Sin embargo, una expresión ortodoxa del Islam aún no se predicaba entre los no musulmanes. Omar Weston, inglés radicado en México, aplicó las técnicas de predicación o dawa que observó durante su estancia en Estados Unidos –donde se revirtió–, y consiguió formar un pequeño grupo de musulmanes –inmigrantes y reversos mexicanos–. En 1994, la comunidad islámica local (la mayoría todavía extranjeros), encabezada por Weston y apoyada financieramente por algunas embajadas de países islámicos y por algunos fieles, abrió una oficina-musalah (en un departamento de Polanco) para practicar y promover el Islam, donde se estableció el Salat, la enseñanza del Islam y del árabe. Un año después se fundó el Centro Cultural Islámico de México A. C. (CCIM) y abrió una oficina-musalah en la Colonia del Valle; el CCIM participó en eventos universitarios y en ferias de libro con conferencias y exposiciones, que divulgaron a través de la radio y de la televisión la presencia del Islam en México y contribuyeron a expandirlo entre la población, aumentando el número de reversos (no solo en la Ciudad de México, sino en el interior del país). Muchos de estos musulmanes se revirtieron sin algún guía y se acercaron al Islam a través de enciclopedias, libros, revistas e internet.[21]
En este momento, el CCIM era la expresión de una comunidad en formación que al acercarse al Islam lo conocía y se identificaba con él; además de organizarse buscando establecer el Islam en México a través de su promoción entre los no musulmanes. Salvo el cuerpo diplomático y los inmigrantes, había un acercamiento, más no un claro reconocimiento del Islam, no se distinguía o se distinguía poco entre sus ramas y sectas, escuelas jurídicas y teológicas:[22] los recién revertidos se definían únicamente como musulmanes.
En 1998, la Embajada de Arabia Saudita financió la apertura de una musalah en Polanco y a solicitud del embajador, el CCIM se trasladó allá. En el año 2000, el Imán Said de Marruecos, que dirigía la oración, propuso se recaudaran fondos para construir una mezquita y adquirir un cementerio, para ello la Comunidad creó una persona moral que los representara: el Centro Educativo de la Comunidad Musulmana A.C. (CECM).[23] El CECM, de tendencia sunní, fundado un año después por inmigrantes pakistaníes, árabes y por reversos mexicanos, abrió una musalah en colonia Anzures.[24]
Calzado de los asistentes en la antesala al espacio de la oración en la colonia Roma, D.F. 2003 Héctor Parra.
De esta manera, la CECM es la expresión de una comunidad reconocida y organizada que más allá de intentar establecer sus propios espacios de culto con la construcción de una mezquita[25] y la adquisición de un cementerio, ha buscado a través de éstos concretar un ideal que se ha gestado en las últimas décadas: la formalización del Islam en México.
Por otra parte, en Diciembre de 2001, el CCIM cerró su musalah en la Colonia del Valle, trasladando su sede a Tequesquitengo, Morelos, donde se construía el Centro Dar asSalam (Casa de la Paz) y en Febrero de 2003 abrió una musalah en la colonia Balbuena. Entre los musulmanes agrupados en el CCIM (mayoritariamente reversos) hubo diferencias y algunos de sus miembros se escindieron y fundaron en Octubre de ese año, la Organización Islámica de México (OIM),[26] desde 2004 Centro Salafí de México, con sede en la musalah Muhammad Ibn Abdul Wahab ubicada en Abraham González, Colonia Juárez. El Centro Salafi es dirigido por Muhammad Abdullah Ruiz (reverso mexicano, cofundador y exdirector adjunto del CCIM). Sus objetivos son difundir el islam con base en sus fuentes: el Corán y la Sunna (acciones y dichos -hadith- del profeta), de acuerdo con los Salafi Saleh (Antiguos Correctos o las primeras generaciones de musulmanes) y el consenso y/o opinión de los Ulemas, sus herederos.[27]
Cabe mencionar que la salafiya es una doctrina restauradora del Islam original con base en sus fuentes –el Corán y la Sunna–, para ello, considera necesario reactivar el iytihad (esfuerzo de interpretación de las fuentes en el fiqh o jurisprudencia) y restaurar el Islam original en circunstancia con la modernidad –entiéndase islamizar la modernidad, no modernizar el Islam–.[28]
De todo lo anterior, deducimos que el primer acercamiento al Islam se transformó en un reconocimiento de sus creencias y rituales, ramas y sectas, escuelas jurídicas y teológicas. Los reversos ya no solo se identificaban como musulmanes, sino como sufíes, sunníes, wahabíes o salafíes; la definición los distinguió y reagrupó en asociaciones independientes –más no indiferentes entre sí–. Paradójicamente, los inmigrantes, el grupo más heterogéneo, no participaron en está reagrupación y continuaron asistiendo a la musalah de la CECM. De esta manera, la fundación del Centro Salafí es la expresión de una comunidad que se definía y distinguía ideológica y teológicamente en circunstancia con las corrientes teológicas y jurídicas de la Umma.
Chiapas o La Alpujarra murabitun
La comunidad murabitun de Chiapas es una excepción entre las comunidades musulmanas de México, no tanto por ser una comunidad rural, menos aún por estar conformada por indígenas (pues el Islam es pluriétnico), tampoco porque todos sus miembros sean reversos, sino por sus pretensiones fundacionales de una comunidad de “santos” segregada de los “infieles” y “desviados”.
Cabe mencionar que las religiones en Chiapas se han convertido en una forma de organización y de protección social e individual a través de la construcción de nuevas solidaridades en un Estado donde la ley es endeble.[29] Tal es el caso de los tzotziles que entre 1995 y 1997 se revirtieron al Islam después de haberse convertido al cristianismo protestante.
Antes de revertirse al Islam, estos tzoltiles fueron expulsados en 1974 de San Juan Chamula acusados de evangélicos y de planear atentar contra un templo católico, cuando en realidad su afrenta fue no consumir el alcohol que comerciaban los caciques. En 1994, decididos a regresar a San Juan Chamula y enfrentar a los caciques, contactaron al EZLN y se vincularon al PRD. Frustrados sus planes y después de que Domingo López Sanchéz, líder del grupo, se deslindará del PRD y del EZLN, en 1995 conocieron a Hajj Muhammad Nafia y Hajj Idis, españoles de la Misión para la Dawa del movimiento mundial murabitun, quienes también habían contactado e invitado al EZLN a unirse a su movimiento. Los “misioneros” predicaron el Islam a los tzotziles y los revirtieron; asentándose primero en la colonia Molinos de los Arcos y después en la colonia Nueva Esperanza, en la periferia de San Cristóbal de las Casas, donde fundaron la Comunidad Islámica de México (CIM).[30]
El movimiento mundial murabitun se fundó en 1983 bajo la influencia del Shaij Abdul Qadir al Murabit, su epónimo procede de los almorávides (deformación de al-Murabit) que gobernaron Marruecos y España durante los siglos XI y XII. A semejanza de los murabitun marroquíes del siglo XI, la comunidad habita en un Ribat o “casa comunitaria”, donde han instalado gremios de carpintería, de alimentos y de confección, una madraza donde enseñan el Corán, y una panadería-pizzería llamada La Alpujarra,[31] –claro referente de la comarca andaluza donde los musulmanes se sublevaron entre 1571 y 1579–. La comunidad es autosuficiente, sus adeptos se alimentan bien y tienen empleo fijo; sin embargo, lo anterior no los exime de ser una “secta autoritaria”, pues hay denuncias de abusos religiosos, como explotación laboral, castigos contra los que desobedecen,[32] amenazas y violencia contra los que reniegan del Islam, así como matrimonios forzados contra las mujeres que se han convertido con su familia.[33] Este grupo se ha dividido en dos: el que habita en la comunidad murabitun (CIM) y otro sunnita que habita por separado –vinculado al CCIM y dirigido por Juan Gómez Yahya– y sólo se reúne en el momento de la oración en la musalah AlKawthar, en la colonia La Hormiga. El motivo de la separación –dicen– fue que el emir les prohibió enviar a sus hijos a la Escuela oficial.[34]
Mujeres musulmanas, Polanco, D.F. Héctor Parra.
La comunidad murabitun es una yamaa autónoma del Estado mexicano, al que solo parcialmente reconoce, pues desacatan sus leyes –al practicar la poligamia[35] (aceptada por el Islam, más no es exclusiva, incluso es una práctica chamula “preislámica”) y al no enviar a los niños a la escuela oficial–. Asimismo, la comunidad está gobernada por un emir o gobernante (autoridad política) y por un imán o guía (autoridad religiosa), mientras que un emir chamula dirige a sus semejantes y un cadi o juez imparte justicia. Los adeptos obedecen al emir, no así al Estado, ni a sus leyes.[36] Por todo lo anterior, la comunidad murabitun, como manifestación islamista radical, ha recurrido al símbolo de La Alpujarra, reinterpretándolo, y trasladándolo a Chiapas.
La dawa, la reislamización y la reversión de los musulmanes en México
La dawa en México
Ya vimos que la dawa es llamado en árabe y que es una forma de predicación del Islam. En México, la dawa se dirigió tanto a los musulmanes que disimularon o que relajaron la práctica del Islam, como a los no musulmanes; por lo tanto, no fue la misma para unos y para otros. Entre los musulmanes solo se reforzó la práctica del Islam, mientras que entre los no musulmanes se promovieron las virtudes del Islam al convocárseles a revertirse, y habiéndose revertido, atestiguando (shahada) el credo del Islam, se les enseñó la doctrina y la práctica del Islam.
El internet es para los predicadores actuales, lo que la imprenta fue para los luteranos. De esta manera, las asociaciones islámicas han aprovechado el internet y su capacidad de alcance para predicar dawa on line; recientemente el Centro Cultural Islámico ha creado el programa Dawamigo,[37] que comprende la edición de la revista Islam en tu idioma,[38]la apertura de una nueva musalah en la Ciudad de México (Av. Universidad, Col. Oxtopulco), y el trabajo caritativo (waqf); éste último, dirigido a no musulmanes –adeptos potenciales– de regiones rurales.[39] El CCIM administra el Hotel Oasis, en Tequesquitengo, donde se han realizado ciclos de conferencias impartidas por sheijs de Medio Oriente, Estados Unidos y Latinoamérica, a las que han asistido delegados de comunidades del interior del país vinculadas al CCIM.[40] Hay un esfuerzo de las asociaciones por coptar a los inmigrantes musulmanes, aumentar su influencia entre los musulmanes del interior del país, donde destaca la comunidad de Guadalajara, y por relacionarse con las comunidades musulmanas del mundo, de Latinoamérica, España y Estados Unidos principalmente. Por ejemplo, en 2003 se realizó el Primer Congreso de Musulmanes de Habla Hispana “El Islam en los dos orillas” en Sevilla, asimismo, dirigentes de Asociaciones Islámicas de América Latina se reúnen en el Congreso para Dirigentes de Entidades y Centros Culturales Islámicos de América Latina y el Caribe. También existen organismos como la Organización Islámica para América Latina y el Caribe con sede en Buenos Aires y la Conferencia Islámica Iberoamericana con sede en Córdoba, España y Bogota, Colombia, que colaborará con la Nación del Islam de Estados Unidos, donde ya se aprecia la presencia chicana.
Muchos latinos –chicanos– se han convertido en Estados Unidos y han traido el Islam; aunque como ya vimos, la promoción del Islam en México fue una iniciativa externa, más no chicana. Cabe mencionar que salvo Muhammad Abdullah del Centro Salafi, el imán Hasan Zain Thamut y los delegados del CCIM en provincia, todos los dirigentes son de origen extranjero, aun cuando los reversos mexicanos sean los más activos.
Las mujeres se agrupan para la oración separadas de los hombres. Polanco, D.F. 2003 Héctor Parra.
Los musulmanes en México: reversos y reislamizados
El XII Censo General de Población y Vivienda 2000 registró 1,421 musulmanes en México, aunque estas cifras han sido superadas en los últimos años; según el CCIM, para 2004, la comunidad islámica comprendía 3,000 musulmanes aproximadamente (probablemente estas cifras solo contemplen a los que se han revertido atestiguado la shahada y no a los que se han alejado y hasta abjurado). La Ciudad de México y su área metropolitana, que agrupa al 44% de los musulmanes del país, es la puerta del Islam en México y no Torreón, la única comunidad histórica, o Chiapas,[41] donde radican comunidades numéricamente importantes. Asimismo, salvo en Chiapas, el Islam en México ha sido un fenómeno urbano, pues el 84.4% habitan en ciudades de más de 100,000 habitantes. Otros datos importantes que proporciona el Censo es el predominio masculino en la comunidad (65.4 %), seguramente por la imagen mediática de esta religión y por las restricciones en la vestimenta de las mujeres, como el uso del hijab o velo, además de que la mayoría de los musulmanes inmigrantes son hombres. Además de su alto nivel educativo (el 55.5% cursan, han cursado sin concluir o concluido la educación superior, asimismo el porcentaje de profesionistas entre los mayores de 25 años es de 46%), la población económicamente activa también es alta (62.6%), al igual que su ingreso per capita (52% reciben más de cinco salarios mínimos).[42]
Generalmente los musulmanes (muchos inmigrantes) se casan con personas que profesan otra religión, y en estos casos la mayoría educa a sus hijos en la religión de su cónyuge, aun cuando el Corán, que permite a un musulmán varón casarse con una no musulmana (judía o cristiana), lo obliga a inculcar la religión a sus hijos. (De 316 hogares donde se profesa el Islam, en el 56.1% el jefe es musulmán, en el 17.8% el cónyuge y en el 26.1% ambos. En donde solo el jefe es musulmán, el 8.8% de los integrantes de la familia profesan el Islam, en donde solo el cónyuge es musulmán, el 15% lo profesan y en donde ambos son musulmanes, el 80%).[43] Seguramente esto se deba a que algunos musulmanes (sobretodo los extranjeros) argumentan discriminación o prejuicios socio-religiosos por parte de los no musulmanes (aunque revelan los que han vivido en Europa o Estados Unidos que son muy inferiores a los de estas sociedades);[44] mientras que otros aprecian a la mayoritaria religión católica como una forma de integración social.
Los musulmanes en México, se distinguen entre dos grupos principales: les llamaremos muslimes reislamizados y muslimes reversos.
Los muslimes (reaislamizados) se dividen entre:
1.- La población de paso (cuerpo diplomático)
2.- Los inmigrantes residentes:
a) Que profesaban abiertamente el Islam.
b) Que lo disimulaban (llamémosles muhayires –del árabe “migrante”– criptomuslimes), ahora muslimes - reislamizados.
3.- Los descendientes de inmigrantes a los que se les transmitió, desde el nacimiento, la doctrina y práctica del Islam: ortodoxa o relajada, abierta o disimulada.
Colonia San Juan de Aragón D.F. 2002 Héctor Parra.
Hay dos tipos principales de reversos al Islam:
1.- Los descendientes de musulmanes –inmigrantes– (o presuntos descendientes de musulmanes) que conscientes de su origen adoptan al Islam como algo propio que refrenda, al tiempo que reformula, esa identidad de origen críptica o viva. La conciencia de origen puede ser de tres tipos:
a) Por transmisión oral familiar del origen –musulmán o presuntamente musulmán–.
b) Por recuerdos de algún familiar profesando el Islam –o presuntamente profesándolo– (generalmente el padre o el abuelo orando –haciendo el salat o recitando el Corán–).
c) Por el descubrimiento del origen musulmán- o presuntamente musulmán–.
(Estos presuntos se deben a que muchos reversos asocian inmediatamente su origen árabe –etnia presuntamente hegemónica en el Umma– con lo musulmán).
2.- Los no descendientes de musulmanes que han adoptado al Islam:
a) Renegando de su religión familiar o natal (mayoritariamente católica)
b) Renegando de la religión que profesaban al momento de su reversión (la mayoría protestantes o adeptos de otras religiones bíblicas), después de haber renegado de su religión familiar o natal.
c) Sin profesar o haber profesado religión alguna. Entre estos últimos se encuentran “intelectuales”, esotéricos no religiosos, seguidores del New Age, simpatizantes de lo árabe, partidarios de ideas socialistas y altermundistas, que en su mayoría han adoptado el sufismo, aunque en los últimos años también se han orientado por la ortodoxia sunní –incluyendo la salafiya–.
No hay evidencias, ni indicios de criptomudejares que se hayan establecido en México durante el Virreinato y que hayan transmitido la fe a su descendencia conservándola hasta la actualidad, como los hay en España, o como los presuntos criptojudíos de Veracruz. En todo caso hubo muhayires criptomuslimes como los de Torreón que disimulaban pero practicaban su fe, incluso cumpliendo la norma halal (permitido) en los alimentos, evitando la carne del mercado y sacrificando una gallina o un cordero en casa.[45] En España, algunos musulmanes reversos se denominan Nuevos Moros –de moro nuevo de cristiano–, en México este apelativo es inviable debido a que el Moro no está tan vivo en el imaginario mexicano como en el español –salvo en algunas expresiones populares llamadas “de Conquista” como la “Danza de Moros y Cristianos” o en refranes como “ya ves moros con tranchetes”–; además, en los últimos cien años, el Moro ha sido desplazado por el Turco primero y el Árabe después. De esta manera, en México no hay un revivalismo islámico como el andalusí en España, porque nunca ha habido un Islam comunitario, menos hegemónico; aun así, esto no evita que los musulmanes mexicanos estén construyendo nuevas identidades (incluso imaginarios) y hayan adoptado una árabe filosaudita: muchos musulmanes –reversos– aprenden árabe (requisito para recitar el Corán, aun cuando haya ediciones bilingües), portan una kufiya al cuello, disfrutan la comida árabe y algunos hasta fuman narguile. Algunas mujeres portan con orgullo el hiyab –o hasta el shador–; amablemente y con conocimiento de causa, responden a los señalamientos. No son pocos los que desean una beca para estudiar la religión en Arabia Saudita (que también ofrecen Egipto y Siria), algunos afortunados las han obtenido.
Los musulmanes en México festejan el Ramadán, la Fiesta del Sacrificio (Aid al Adha)[46] y la Ashura (ésta última sólo los chiítas), aunque no todos cumplen la norma halal en los alimentos. Sin embargo, mientras aumenta el interés por el Islam entre los kafires, en algunas mezquitas, como la de Torreón, la asistencia durante el salat disminuye.[47] Algunos afortunados que cuentan con los medios económicos y con la posibilidad de obtener una visa, realizan el Hayy o peregrinación a La Meca; éste gran acontecimiento en la vida del creyente también lo es para la comunidad musulmana de México pues simboliza su integración en la Umma. Entre los peregrinos ha habido algunos tzotziles; muchos de ellos no conocían ni siquiera la Ciudad de México, por lo que esta experiencia seguramente transformó su mentalidad.
Los hombres se agrupan para la oración separados de las mujeres. Polanco, D.F. 2003 Héctor Parra
Conclusiones. De las comunidades a la Umma
Después de haber analizado el avance de la comunidad musulmana en México y sus principales características, como el fenómeno de la reislamización-reversión, podemos afirmar que el desarrollo del Islam en México se divide en tres fases:
La primera abarca desde la Conquista hasta el triunfo definitivo de la Reforma liberal con la República Restaurada (1521-1867). En esta fase los musulmanes criptomudejares, dispersos y casi imperceptibles, estaban obligados por las restricciones jurídicas a disimular (taqiya) su religión; no hay registro de aljamas como en Brasil. Esta primera presencia se extinguió.
La segunda abarca desde el triunfo definitivo de la Reforma liberal hasta la década de los ochenta, en que se establece el Salat al Yamaa en Torreón y en el Club Egipcio de la Ciudad de México. En esta fase, jurídicamente, los musulmanes ya no están impedidos de profesar su religión; sin embargo, algunos la disimularán motivados por prejuicios sociales y otros más se convertirán al catolicismo como una forma de incorporarse a la sociedad de recepción. Esta segunda presencia casi se extingue.
La tercera fase inicia con el establecimiento del Salat al Yamaa y de la dawa. Se subdivide en una etapa de acercamiento y reconocimiento, y en otra de definiciones y distinciones teológicas que derivaron en la reagrupación de la comunidad, en circunstancia con las corrientes de la Umma. Se caracteriza por el fin del disimulo con el establecimiento del Salat al Yamaa, la reislamización de los muslimes y la reversión de kafires con la promoción de la dawa, la integración y organización comunitaria –en asociaciones–, y su integración en la Umma.
En esta fase también ocurre el acercamiento social al Islam, primero con un atisbo de asombro (provocado por los impactos mediáticos de la Revolución Islámica de Irán, del régimen Talibán y de los atentados de al-Qaeda), que produjo desde horror, temor y rechazo, hasta admiración, atracción e identificación. Este primer atisbo motivo la curiosidad e interés por el Islam; por ejemplo, después del 11 de septiembre los musulmanes fueron abordados por la gente, sin insultos, a consultarlos sobre los atentados,[48]asimismo, el Islam aumentó su presencia en los medios, ya no solo como nota amarillista, sino como noticia formal: el atisbo se convirtió en mirada.
Musulmán en oración. Colonia San Juan de Aragón, D.F. 2002 Héctor Parra.
Como ya vimos, la única comunidad musulmana histórica ha sido la de Torreón, Coahuila, donde por vez primera se abandonó el disimulo y comenzó la reislamización de los musulmanes, con el establecimiento del Salat al Yamaa y la promoción de la dawa, más nunca la reversión de kafires. La Ciudad de México es la puerta del Islam, porque fue ahí donde se revirtieron los primeros kafires. Chiapas es una excepción al desarrollo de las comunidades en México, el movimiento murabitun y sus pretensiones de “comunidad de santos” lo distinguen de las otras, aun cuando sea una expresión minoritaria en la Umma, por ser una “secta autoritaria” radical, aislada en su Alpujarra.
Después de la desilusión por el “Socialismo Real”, otras ideologías y utopías altermundistas a la hegemonía dominante, como los movimientos nativistas-revivalistas, el New Age y los Nuevos Movimientos Religiosos, el ambientalismo, las religiones orientales y el Islam ocuparon ese espacio. En estas líneas hemos analizado el desarrollo de la comunidad musulmana en México, así como algunas características de ésta; quedan pendientes algunos temas, esbozados parcialmente, como el impacto del islamismo –incluyendo el radical y el terrorismo– y la influencia de las asociaciones islámicas internacionales. Aun cuando la comunidad musulmana en México sea una de las más pequeñas en América Latina y en el mundo, el Islam continua asimilándose en México y la comunidad integrándose en la Umma, todo parece indicar que esta presencia no tendrá el mismo destino de las dos anteriores.
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Referencias
* El autor es profesor adjunto en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; asimismo, colabora en el proyecto Seminario de Mito y Religión en la Antropología y el Psicoanálisis en la DEAS-INAH.
[1] Mudejar del árabe mudayyan “a quien le es permitido quedarse”. Moro es un converso al cristianismo.
[2] López Villicaña, Román, “La expansión del Islam en México” (trabajo en internet, sin referencia). Taboada sugiere que muchos mudéjares se trasladaron a América (específicamente al Caribe) antes de la prohibición. (Taboada, Hernán, La sombra del Islam en la Conquista de América, México, UNAM, FCE, 2004, p. 114).
[3] Marín Guzmán, Roberto, “Las causas de la emigración libanesa durante el siglo XIX y principios del XX. Un estudio de historia económica y social” en Estudios de Asía y África, México, Colmex-CEAA, Núm. 101, Vol. XXXI, Septiembre-Diciembre 1996, pp. 557-606.
[4] Nasr, Julián y Abud Salim, Directorio libanés. Censo general de las colonias libanesa, palestina y siria residentes en la Republica Mexicana, México, (s.e.), 1948, p. 618.
[5] Zeraoui, Sidane, “Los árabes en México: el perfil de la migración” en Destino México. Un estudio de las migraciones asiáticas a México, siglos XIX y XX, Ota Mishima, María Elena (coordinadora), México, El Colegio de México, 1997, p. 267.
[6] Díaz, Lilia, “El liberalismo militante” en Historia General de México. Versión 2000. México, El Colegio de México, 2000, p. 625.
[7] INEGI, La diversidad religiosa en México, XII Censo General de Población y Vivienda 2000. México, INEGI, 2004, p. 21.
[8] Zeraoui, Op. Cit. p. 278.
[9] Páez Oropeza, Carmen Mercedes, Los libaneses en México: Asimilación de un grupo étnico, México, INAH, 1984, p. 177.
[10] Taboada, Hernán, “El Islam en América Latina: Del siglo XX al XXI” (manuscrito inédito)
[11] López Villicaña Román, Op. Cit. apud. Díaz de Kuri, Martha, y Macluf Lourdes, De Líbano a México: Crónica de un pueblo emigrante, México, Gráfica Creatividad y Diseño, 1995
[12] Proa, Enrique, “Festejan musulmanes consolidación del Islam” en El Universal, México, 20 de Febrero de 2005.
[13] Taboada, Hernán, “El Islam en América Latina: Del siglo XX al XXI”, Op. Cit.
[14] Ismu Kusumo, Fitra, El Islam en el México Contemporáneo. Tesis de maestría en historia y etnohistoria, México, ENAH, 2004, p. 82.
[15] Según Elias Serhan son 250, (López Pérez, Fernando “Suraya, la única mezquita en México” en La Jornada, México, 16 de Octubre de 2001), 100 según Mohammad Alí Anzaldua en la Comarca. (Mohammad Alí Anzaldua-Morales “El Islam: dirección para el ser humano.” Memorias del Primer Congreso de Musulmanes en México, México, Embajada de la República Islámica de Irán en México, 1987, p. II).
[16] Centro Cultural Islámico de México, http://www.planet.com.mx/islam
[17] Idem.
[18] Orden Sufi Jalveti Yerráji http://www.sufimexico.org. Otras ordenes sufíes en México son la Naqshbandi y la Christi. (sobre estas órdenes ver Galovic, Jelena “Las órdenes sufís: halveti jerrahi, naqshbandi, christi” en Los grupos místico-espirituales en la actualidad, México, Plaza y Valdés, 2002, pp. 37-47).
[19] Ruiz Figueroa, Manuel, “El espiritualismo New Age y el sufismo” en Estudios de Asia y África, México, Colmex-CEAA, Núm. 117, Vol. XXXVII, Enero-Abril 2002, pp. 97-136
[20] Muñoz, Alma E. “Ayunos y oraciones contra la solución militar” en La Jornada, México, 13 de Febrero de 2003 y Noticias de Oaxaca “Los Musulmanes de México participan en el movimiento de solidaridad con los presos políticos de Oaxaca” en WebIslam, 10 de Febrero de 2007, http://www.webislam.com
[21] Centro Cultural Islámico de México. http://www.planet.com.mx/islam, Op. Cit.
[22] 80% de los musulmanes son suníes y 20% chiítas. Los chiitas se dividen en varias sectas, predominando los duodecimanos y los septimanos o ismaelitas (entre ellos los drusos). (Sobre ramas, sectas, escuelas jurídicas y teológicas ver Fahd, Toufic, “El Islam y las sectas islámicas” en Historia de las Religiones Siglo XXI vol. 9, Las religiones constituidas en Asia y sus Contracorrientes I, México, Siglo XXI, 1981 pp.1-220).
[23] Ismu, Op. Cit. pp. 91-92.
[24] Centro Educativo de la Comunidad Musulmana, http://islamenmexico.org.
[25] Ver García Araujo, Raúl, “De la Meca llegó al DF” en Diario Monitor, México, 22 de Julio de 2004.
[26] Ruiz, Muhammad Abdullah asSalafi, Op. Cit.
[27] Centro Salafi México, http://www.islammexico.net
[28] Sobre la salafiya y otros islamismos ver Merad, Alí, El Islam contemporáneo, México, FCE, 2001.
[29] Vite Pérez, Miguel Ángel, “Notas sobre religión y conflictos en Chiapas” en El Cotidiano, México, UAM, 2006, p. 5.
[30] Ismu, Op. Cit., p. 120-124 y Hernández González, Cynthia, “El Islam en Chiapas” en Webislam, 13 de Septiembre de 2006, http://www.webislam.com
[31] Comunidad Islámica de México http://www.islammexico.org.mx
[32] Mandujano, Isaín, “Musulmanes de Chiapas se radicalizan” en Proceso, México, 10 de Abril de 2004.
[33] Mandujano, Isaín, “Chiapas: islamismo y desintegración familiar” en Proceso¸ México, 6 de Abril de 2004
[34] Ismu, Op. Cit. p. 121
[35] Martín Pérez, Fredy, “Adaptan el islam a sus costumbres” en El Universal, México, 28 de Marzo de 2002.
[36] Morquecho, Gaspar, “Disidentes denuncian discriminación a indígenas chamulas islámicas: igualdad genérica en el discurso, servidumbre tradicional en los hechos.” en La Jornada, México, 4 de Julio de 2005.
[37] Portal Dawa amigo. Promoting a muslim friendly enviroment, http://www.dawamigo.com
[38] www.islamentuidioma.com
[39] “These are the people we can’t reach through media, universities or internet, and have proven to be the most receptive.”(Centro Cultural Islámico de México, Op. Cit.).
[40] Ismu, Op. Cit. p. 149
[41] No censada. Según el CCIM, eran 200 miembros en 2001 y según algunos otros 300 en 2004. (Marín Pérez, Fredy, “Avanza islamismo en Chiapas” en El Universal, México, 18 de Abril de 2004).
[42] INEGI, Op. Cit. pp. 100-103 y 105-106.
[43] Ibidem, p. 179.
[44] Carbonell, Mario, “Musulmanes bajo cautela en México“ en El Universal, México, 17 de Diciembre de 2005.
[45] Ismu, Op. Cit. p. 81.
[46] Sánchez, Julián y Mario Carbonell, “Celebran en México fiesta del sacrificio” en El Universal, México, 11 de Enero de 2006.
[47] López Pérez, Op. Cit.
[48] Martín Pérez, Fredy “Piden a islamistas registrarse” en El Universal, México, 16 de junio de 2002. Ismu, Op. Cit. p. 113.
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