43 Missing Mexican Students: Where Are They? -Witness for Peace Mexico Program
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Hoy a las 1:38 A.M.
Dear Todd,
Tell Congress & the State Department to rectify the U.S. role in the murders and disappearances of Mexican students. Photo: Óscar Alvarado - proceso.com.mx
You’ve probably heard the harrowing news out of Guerrero, Mexico. On September 26th and 27th, police in Iguala killed six people, injured 20, and disappeared 43, all of them students. Although not yet verified, there is widespread fear and expectation that the bodies of these 43 youngsters are among those in many mass graves found in the area. Some remains are so charred, however, that it may take weeks to identify them.
Contact Congress and the State Department NOW to demand truth, justice, and a halt to the U.S.’s militarizing policies that have contributed to this and other tragedies.
There are those who have tried to blame this heinous crime entirely on drug cartels and the intimidation and infiltration with which they often operate. Indeed, the phenomenon of organized crime is serious and real in many parts of Mexico. However, we must be clear that what has happened in Guerrero is a state crime, for which the Mexican government is responsible.
There are those who have tried to blame this heinous crime entirely on drug cartels and the intimidation and infiltration with which they often operate. Indeed, the phenomenon of organized crime is serious and real in many parts of Mexico. However, we must be clear that what has happened in Guerrero is a state crime, for which the Mexican government is responsible.
Last week the U.S. State Department condemned the massacre and called on the Mexican government for a full investigation and accountability. But that is not enough. The events in Iguala cannot be seen in the Mexican context alone. As U.S. citizens, it is our responsibility to assess what role our country has played in this horrific tragedy. Since 2008, Congress has appropriated over 2.1 billion U.S. taxpayer dollars of military aid to Mexico through the Mérida Initiative. Beyond massive military equipment, these funds have supported “security services,” used in part to train and increase police forces. This in spite of continued complaints of human rights abuses by these same forces, particularly toward social activists. In fact, since the War on Drugs was declared in 2006, the numbers have been staggering: more than 26,000 Mexicans disappeared, more than 60,000 killed, and more than 150,000 displaced. Many of these crimes have been committed by the police or armed forces. Despite all of this, U.S. military aid continues to flow into Mexico.
In Mexico, President Enrique Peña Nieto has been busily shifting his focus to economic growth, encouraging foreign investment and further privatization through constitutional reforms. He has avoided talking about the militarization of his country. But changing the discourse does not change the truth.Torture, arbitrary detentions and forced disappearances of human rights activists have all increased under his administration. The events in Guerrero are simply the latest, most gruesome chapter. In a speech to the nation last week, Peña Nieto insisted that the mass killing not go unpunished, asserting there is “no room for impunity.” As a funder of Mexican security forces, the U.S. government bears responsibility, and must make sure that these are not hollow words.
Thank you for your solidarity,
The Witness for Peace Mexico Program
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The Witness for Peace Mexico Program
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Estimad@ Todd,
Es probable que ya hayas escuchado la noticia desgarradora que está sucediendo en Guerrero, México. El 26 y 27 de septiembre, la policía en Iguala mató a seis personas, hirió a 20, e hizo desaparecer a 43, todos estudiantes. Aunque todavía no ha sido verificado, existe el temor generalizado de que los cuerpos de estos 43 jóvenes se encuentren entre los de las muchas fosas comunes halladas en la zona. Sin embargo, algunos restos están tan carbonizados, que se podría tardar semanas en identificarlos.
Hay quienes han intentado atribuir este crimen atroz enteramente a los cárteles de la droga y a la intimidación e infiltración con las que a menudo operan. De hecho, el fenómeno de la delincuencia organizada es serio y real en muchas partes de México. Sin embargo, hay que dejar en claro que lo que ha ocurrido en Guerrero es un Crimen de Estado, por el cual el gobierno mexicano es responsable.
La semana pasada, el Departamento de Estado de los Estados Unidos condenó la masacre y pidió al gobierno mexicano a hacer una investigación exhaustiva y garantizar la justicia. Pero eso no es suficiente. Los eventos en Iguala no se pueden analizar solamente en el contexto mexicano. Como ciudadan@s estadounidenses, es nuestra responsabilidad evaluar cuál es el papel que nuestro país ha desempeñado en esta horrible tragedia. Desde el 2008, el Congreso ha asignado más de 2,1 millones de dólares de l@s contribuyentes estadounidenses para ayuda militar a México a través de la Iniciativa Mérida. Más allá de proveer grandes cantidades de equipo militar, estos fondos han apoyado a “servicios de seguridad”, utilizados en parte para entrenar y aumentar las fuerzas de policía. Esto a pesar de las continuas denuncias de abusos de los derechos humanos por parte de estas mismas fuerzas, en particular hacia l@s activistas sociales. De hecho, desde que la Guerra Contra el Narcotráfico fue declarada en el año 2006, las cifras han sido alarmantes: más de 26.000 mexican@s desaparecid@s, más de 60.000 muert@s y más de 150.000 desplazad@s. Muchos de estos crímenes han sido cometidos por la policía o las fuerzas armadas. A pesar de todo esto, los EEUU continúan mandando ayuda militar a México.
En México, Presidente Enrique Peña Nieto ha puesto mucho empeño en enfocarse en el crecimiento de la economía, fomentando la inversión extranjera y más privatización a través de reformas constitucionales. Ha evitado hablar de la militarización de su país. Pero cambiar el discurso no cambia la verdad.La tortura, las detenciones arbitrarias y las desapariciones forzadas de activistas de derechos humanos han aumentado bajo su administración. Los acontecimientos en Guerrero son simplemente el último capítulo más perturbador. En un discurso a la Nación la semana pasada, Peña Nieto insistió en que la matanza no debe quedar en la impunidad, afirmando que “no hay espacio para la impunidad.” Como un financiador de las fuerzas de seguridad mexicanas, el gobierno de Estados Unidos tiene una responsabilidad, y hay que asegurarse de que estas palabras no sean vacías.
Gracias por tu solidaridad,
El Programa México de Acción Permanente por la Paz
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Washington, DC 20036
202-547-6112
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