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martes, 3 de enero de 2017

El terror reina en las filas de la clase gobernante de Israel

La clase gobernante israelí, tanto la civil como la militar, han sido sacudidos por el temor de ver concretado el aislamiento de la entidad sionista, a partir de la decisión de la ONU de aprobar la resolución N° 2334.
Resolución que exige el cese de la política colonialista israelí en la Ribera Occidental —West Bank— y su práctica de construcción de asentamientos, para instalar en territorio palestino a cientos de miles de colonos judíos, de tal forma de imposibilitar y finalmente impedir la construcción de un Estado Palestino. La Resolución N° 2334 y la exigencia de hacer cumplir a Israel, cada uno de sus puntos, tendrá su primera prueba de fuego en próximo 15 de enero del 2017 cuando en la Conferencia de París, a la cual están invitados más de 70 mandatarios se tratará, específicamente el denominado tema de los dos Estados como una posible solución al conflicto palestino-israelí. Idea que en la actualidad se presenta como irreal ya que el régimen sionista practica una política de ocupación, colonialismo y crimen contra el pueblo palestino, que hace imposible pensar en ver concretada esta idea mientras no se retire completamente de los territorios ocupados y deje de amenazar la Franja de Gaza.
Israel Aviva el Victimismo
Tanto Palestina como Israel, no han sido invitados a esta Conferencia, sólo se ha generado la posibilidad que asistan a la etapa final del encuentro donde se les dará a conocer los resultados, que hacen prever un duro golpe a la política de colonización de la Ribera Occidental, intensificada por el régimen de Benyamin Netanyahu. Anticipándose a esta posibilidad, el premier israelí ha declarado que no asistirá a escuchar las conclusiones de un encuentro y menos sentarse con el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina –ANP– Mahmud Abás. Una conferencia que para Israel se supone planeado por la agonizante Administración de Barack Obama y que puede servir de catalizador, tanto de la Resolución N° 2334 como de las posibles acciones, que exijan el cumplimiento de la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU.
Para uno de los dirigentes más extremistas del régimen israelí, el colono y líder del partido de extrema derecha Yisrael Biteinu y actual ministro de asuntos militares, Avigdor Lieberman, su país no debe asistir a París. Esto, porque “No se trata de una conferencia de paz, sino de un complot contra el estado de Israel (…). Es una versión moderna del proceso Dreyfus con Israel y el pueblo judío sentados en el banco de los acusados”. Liberman exhortó a la comunidad judía residente en Francia, que huya del país europeo y se radique en los territorios palestinos ocupados, en una abierta provocación al máximo consejo de las Naciones Unidas y a las decisiones del derecho internacional. La referencia a Alfred Dreyfus no es casual, por parte de los extremistas israelíes, pues refiere  a aquel Capitán francés –de religión judía– condenado el año 1894 por vender secretos a Alemania y que luego fue exonerado en un proceso que conmovió a la sociedad francesa de la época. En este caso, a fines del año 2016 el gobierno de Netanyahu quiere presentar la próxima Conferencia de París del 15 de enero del 2017, como un evento de corte antisemita, avivando el juego que más sabe utilizar el régimen sionista: el del victimismo, tratando de generar simpatía en la opinión pública mundial.
Danny Danon, actual embajador israelí ante las Naciones Unidas, exministro de asuntos militares de Netanyahu rechaza la llamada solución de dos Estados y considera que no puede haber una paz entre ambos basándose en las fronteras de 1967. La visión de Danon persigue anexionar el West Bank en su conjunto dándole a Israel el “máximo control sobre la tierra y un mínimo control —civil— sobre el pueblo palestino”. Este político ultranacionalista respondió con dureza a la decisión de EE.UU. de no vetar la Resolución N° 2334 aprobada el 23 de diciembre pasado y ha criticado los efectos de dicha determinación “Era de esperarse que el mayor aliado de Israel iba a actuar de acuerdo con los valores que compartimos y que hayan vetado esta Resolución desgraciada. No tengo dudas de que la nueva Administración en EE.UU. y el próximo secretario general de la ONU abrirán una nueva era en términos de la relación de la ONU con Israel” Palabras que reflejan que se hace lo que Israel desea o todos son unos antisemitas, antijudíos, antisraelíes y antisionistas. El victimismo vergonzoso, la arrogancia en toda su extensión.
Israel tiene una crónica conducta de desprecio a la legalidad internacional y ha desechado una tras otra las resoluciones de la ONU respecto al papel jugado por la entidad sionista como ocupante en territorio palestino desde el año 1967. A pesar de ello, ha sido evidente que la Resolución N° 2334 ha despertado el temor en las filas del sionismo, estableciendo una serie de acciones que lo signa como un animal herido, en clara decisión de revancha, no considerando que la venganza ciega es mala consejera. Esta ofensiva estéril, bulliciosa, retirando sus embajadores de los países que aprobaron la Resolución N° 2334, paralizando cualquier acercamiento diplomático con estos gobiernos, en una ofensiva que los ha dejado al descubierto como lo que han sido en estos últimos 68 años: un ocupante colonialista, racista y criminal de los territorios de la Palestina histórica usurpados a partir del año 1948 y de los territorios de la Ribera Occidental ocupados desde el año 1967 a la fecha. Una entidad que se siente con el derecho de despreciar al mundo, las críticas frente a sus crímenes y con la impunidad de seguir ejecutando sus acciones genocidas contra la población palestina.
Israel vive en el seno de su sociedad un conflicto evidente. El exministro de justicia del gobierno de Ehud Olmert, el abogado Daniel Fridman ha señalado, que Israel ha sufrido la derrota diplomática más grave de su historia. Ninguno de los 15 miembros del Consejo de Seguridad apoyó a Israel. Fridman sostiene que es necesario hacer un viraje en la política de ocupación que se ha llevado a cabo. La Resolución N° 2334 hace preguntarse a este político israelí “¿qué sucedió a los estados democráticos? Gran Bretaña, dirigida por un gobierno conservador, ¿Francia, España y Nueva Zelanda? ¿Por qué nos han dado la espalda a ‘la única democracia en Oriente Medio’? Está claro que parece que el club donde queremos pertenecer, el club de los países democráticos, está contra nosotros. Nos convertimos en miembros despechados”.
Esta visión complaciente y que sigue la línea de considerar a la entidad sionista como un ejemplo para los países de Oriente Medio, genera, igualmente, disonancias entre lo que se cree que son y lo que efectivamente representan. Para Fridman “antes de presentar la cuestión de lo que debemos hacer, dejadme decir ante todo qué no hacer. Bueno, no debemos maldecir ni insultar a Obama, incluso si estamos enojados con él. No va a ayudar y discutir con él no estoy seguro de que saldremos victoriosos, incluso si nos convencemos de que estamos en lo correcto. No hay ningún beneficio con criticar a Rusia y China. Ni siquiera se debe esperar a que Trump venga a salvarnos. No le faltaran sus propios problemas…Trump podría obstaculizar algunos procesos llevados a cabo en contra de nosotros, pero a largo plazo no puede impedir la continuación de los mismos”.
Nubes Negras Sobre el Sionismo
El panorama futuro para la entidad sionista , según este exministro de justicia es complejo y con toma de decisiones que serán difíciles y malas. “Uno, seguir con el status quo que es continuar y expandir los asentamientos. Segundo, aplicar la ley reguladora que tiene una buena oportunidad de conducir al establecimiento de un estado binacional y la tercera opción –todo esto hablando de los territorios de la Ribera Occidental, que es establecer un Estado Palestino en la mayor parte de Cisjordania pero con un intento de mantener los intereses vitales de Israel en Al-Quds (Jerusalén Este), los bloques de asentamientos y los altos de Golán, que implica adoptar medidas de seguridad adecuadas en la Ribera Occidental y en el valle del Jordán. En mi opinión, la tercera solución no es fácil, pero es un mal menor. Es muy posible que el acuerdo con el Estado o el gobierno de Palestina sea muy frío y puede ser incluso inferior a la paz. También es posible que vayan a continuar negándose a reconocernos como un estado judío. Para nosotros es suficiente asegurar medidas de seguridad apropiadas y que nos deshagamos del Gobierno palestino y la intolerable situación de tener dos sistemas de derecho en los territorios, uno para los colonos y el otro para los palestinos”. Finalmente para este exministro de justicia, el promover esta solución “que a estas alturas es la menos mala implica que se tomen medidas audaces, que incluiría detener el reglamento de regulación, aclarar qué pasos está dispuesto Israel a dar y sobre todo renovar la alianza con los judíos estadounidenses con quienes se ha generado una grieta”.
El análisis político estratégico israelí tiene muy en cuenta que el Eje de la Resistencia conformada por Irán, Siria, Hezbolá, Irak y fuerzas políticas palestinas, se ha convertido en un adversario formidable, que no será llegar y embarcarse en una guerra de agresión contra Palestina nuevamente o contra El Líbano, como ha sido el interés de sectores belicista del gobierno israelí sin que reciban una respuesta contundente. Tienen claro también que la Coalición Trilateral conformada por la República Islámica de Irán, la Federación Rusa y Turquía están dando los pasos necesarios para dar un giro radical a la guerra de agresión contra Siria y con ello desperfilar absolutamente el papel hegemónico que jugó Washington y sus aliados en Oriente Medio. Aliados entre los que se encuentra el régimen israelí, que ve con temor un panorama de aislamiento e incluso la posibilidad de sufrir sanciones y medidas administrativas en el plano político, económico y militar por incumplir las exigencias planteadas en la Resolución N° 2334 y aquellas que se puedan definir en la Conferencia de París el próximo 15 de enero del 2017.
La entidad sionista sabe que juega con fuego, que en la medida que tensiona la relación con los países y la ONU, se puede avanzar hacia la aprobación de una nueva resolución, ya no basada en el capítulo 6 de la Carta de las Naciones Unidas, sino que bajo el amparo del Capítulo VII. Esto, porque el secretario general, en este caso Antonio Guterres –que asume a partir del 1 de enero del año 2017– debe informar cada tres meses sobre la situación de los asentamientos y la exigencia de no construir más en territorio palestino ocupado. “Sin duda, afirma el analista israelí del Diario Haaretz, Barack Ravid, la Resolución N° 2334 es un claro mensaje político a Israel, y refuerza el consenso internacional en contra de los asentamientos y el aislamiento de Israel sobre este tema… En el mediano y largo plazo esta Resolución podría tener importantes implicaciones para la postura de Israel y para el proyecto de los asentamientos en particular”.
Barack Ravid consigna lo señalado apelando a la razón que esto se debe a la presencia de dos artículos fundamentales aprobados en este documento: un artículo establece que los asentamientos no tienen validez legal… y segundo, constituyen una violación flagrante del derecho internacional. Durante estos días, el fiscal de la Corte Penal Internacional de La Haya lleva a cabo un proceso de “examen preliminar” sobre una demanda presentada por los palestinos contra Israel y uno de los temas que toca es la construcción en los asentamientos. El derecho internacional emerge entre otras cosas mediante resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Por lo tanto, esta decisión, en este momento, puede afectar el proceso de la “prueba preliminar” y le brinda un argumento para la demandante para iniciar una investigación en contra de la construcción israelí en los asentamientos”.
Precisamente esta línea de trabajo es la que debería impulsar la Autoridad Nacional Palestina, como muestra que efectivamente desea arrinconar a Israel y obligarla a cumplir las determinaciones del Derecho Internacional y cesar los ataques y la ocupación del West Bank y el cerco que se ha tendido contra la Franja de Gaza. El secretario general de la OLP, Saeb Erekat, aseguró a la agencia de noticias Wafa que “acudiremos a la Corte Penal Internacional -CPI- y a agencias de la ONU después de que el Consejo de Seguridad aprobó la Resolución N°2334 que condena las colonias israelíes. Tenemos previstas varias medidas, entre las que está pedir a la CPI que investigue todos los crímenes de guerra israelíes, sobre todo los asentamientos. De esta manera damos respuesta al comportamiento arrogante de Israel, que incluye la construcción de más colonias, muertes, detenciones y asedio”
El alto dirigente palestino sostuvo, además, que “pediremos a la CPI que considere los asentamientos como crímenes de guerra y exigiremos al Consejo de Derechos Humanos de la ONU que haga lo que sea necesario contra las continuas violaciones de Israel como potencia ocupante en los territorios palestinos…además, solicitaremos al nuevo Secretario General de la ONU, para pedir que Palestina sea miembro de pleno derecho en el Consejo de Seguridad y pueda dar seguimiento a la aplicación de la Resolución Nª 2334”. Se mencionó, igualmente, que la organización palestina presidida por Mahmud Abás pedirá a Suiza, como país anfitrión de la Convención de Ginebra, que los Estados que han firmado esta Convención definan los mecanismos que permitan detener los crímenes de Israel en los territorios ocupados, especialmente en Al-Quds”
La opinión de Erekat va en línea con lo que fue la querella criminal presentada el pasado 28 de noviembre del 2016, en el 5° Juzgado de Garantía, contra los jueces de la corte suprema del régimen israelí Asher Gronis, Uzi Vogelman y Neal Hemdel por los delitos de “Crímenes de Guerra y Lesa Humanidad y de los demás que aparezcan en el transcurso de la investigación. Ello, con referencia a la construcción del Muro, la anexión de territorios del Estado palestino ocupado, junto a la segregación y aislamiento de la población palestina zonas privándola de sus más esenciales derechos. Querella que refiere en específico a la defensa de los derechos de la comunidad cristiana de la zona del Valle de Cremisán, en Beit Jala –cercana a la ciudad de Bayt Lahm – Belén– en la Ribera Occidental ocupada por Israel incluyendo bienes e instalaciones de la Iglesia Católica y el Monasterio que existen en este lugar.
Trump Como Salvavidas para el Sionismo
Israel, a pesar de esta postura de arrogancia, de dar golpes como animal herido, de despreciar a los organismos internacionales como la ONU, la Unesco, la Corte Penal Internacional y toda aquella que no comulgue con sus criterios colonialistas. A pesar de despreciar el trabajo y la opinión de las organizaciones defensoras de derechos humanos que operan en Israel; en esta posición de pensar que el 99,9% de la humanidad está equivocada menos la entidad sionista, a pesar de esta soberbia está preocupada, temerosa y abiertamente aterrorizada. Su gobierno ha expresado el temor que la Resolución Nª 2334 de paso a otras resoluciones donde se amplíe el rango de exigencias a Israel, que podría imponer términos que afectarían la esencia del sionismo, las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos. Léase: posición firme respecto a Jerusalén, sus fronteras, ala vuelta de los refugiados palestinos y un calendario preciso para las negociaciones bajo la mediación de las Naciones Unidas e incluso una eventual creación de una misión verificadora para el retiro de los asentamientos israelíes de la Ribera Occidental.
Según el vice primer ministro del régimen israelí para asuntos diplomáticos Michael Oren, en declaraciones efectuadas a medios estadounidenses. “No podemos descartar ninguna posibilidad después de la Resolución Nª 2334 y menos aún después de las palabras del secretario de Estado norteamericano John Kerry.  El discurso de Kerry fue muy inquietante por muchas razones. Es preocupante que este sea el punto al que la política exterior de Estados Unidos ha caído. Es triste, trágico y peligroso. No necesitamos esta relación. No necesitamos esta América”. Recordemos que Kerry sostuvo que la reacción de Israel nate la no utilización del veto estadounidense en la Resolución Nª 2334 y su abstención “son intentos de distraer el análisis respecto al verdadero contenido del voto. Washington no puede seguir apoyando y protegiendo al régimen de Tel Aviv aun a costa de poner en riesgo la solución de dos estados” generando a la par de la indignación sionista, el temor frente a un escenario internacional poco auspiciosos para la crónica violación de la legalidad internacional por parte de los regímenes israelíes y la ideología sionista que los anima.
Israel y el terror frente a los últimos acontecimientos, que han develado su carácter colonialista, criminal y racista, esperan un salvavidas. Y esa boya que les permita mantenerse a flote tiene nombre de multimillonario: Donald Trump. Israel confía en que a partir del 20 de enero, Trump y su extrema simpatía y adhesión al régimen sionista revierta la actual situación condenatoria y con posibilidades de ampliación de las exigencias de cumplir el derecho internacional en la Conferencia de París. El mandatario electo estadounidense ha declarado, con relación a Israel que “no podemos continuar dejando que Israel sea tratado con tanto desdén y falta de respeto. Israel solía tener a Estados Unidos como un gran amigo, pero ahora no. ¡Mantente fuerte, Israel, que se está acercando el 20 de enero¡”, declaró Trump en una muestra de incondicionalidad como no se había visto en los últimos años por parte de un dirigente estadounidense. Ante tamaña muestra de amistad el premier israelí, Benyamin Netanyahu señaló a su vez “presidente electo Trump… ¡Gracias por tu cálida amistad y tu apoyo incondicional a Israel!”
Analistas de corte extremista como Joel Pollack – redactor jefe en Breitbart News – y replicado en medios de comunicación extremistas del sionismo como Hatzad Hasheni, afirma que el apoyo de Trump a Israel debe ir enfocado en las siguientes líneas: Primero, firmar una declaración del Congreso de que la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU no es política de Estados Unidos. En segundo lugar, la embajada de Estados Unidos a Al Quds –Jerusalén– que para Pollack es una obviedad y una necesidad hacerlo ya. Tercero, cortar la financiación a la Autoridad Palestina. En cuarto lugar quitar el financiamiento a las Naciones Unidas, en su totalidad o en parte, pues no se puede apoyar económicamente a quienes aprueban  resoluciones y ejecutan programas que van directamente en contra de los intereses de Estados Unidos –que para Pollack es hablar de Israel– y en quinto lugar Trump debería visitar como presidente de Estados Unidos la entidad sionista, incluyendo en su periplo los territorios ocupados, la ciudad vieja de Jerusalén, para mostrar que su gobierno también considera a Jerusalén como la capital de Israel e incluir a Al Jalil – Hebrón – donde unos cuantos cientos de colonos extremistas ocupan el casco antiguo de esta ciudad palestina. Para Pollak “después de la perfidia de Obama la visita de Trump sería saludada como la de un héroe en todo el país”. Opiniones como esta demuestran el tipo de soluciones que pretende el sionismo y los sectores más extremistas de la sociedad israelí: Apagar el fuego con bencina, desatar las llamas de la guerra, que importa si mueren miles de personas mientras los afanes colonialistas del sionismo sigan vigentes. “Este es el país que pretende mostrarse como la “mayor democracia de Oriente Medio”? una broma macabra sin duda.
Ante los fervorosos intercambios epistolares, los twitters plagados de alabanzas, las opiniones extremistas que se imponen en Israel, nada bueno se puede esperar de esta asociación entre Trump y Netanyahu. Más parecida a una “asociación ilícita creada para delinquir” que a relaciones entre países que dicen respetar la legalidad internacional y que se presentan como modelos de democracia. Nada bueno puede esperar de este contubernio violento y criminal, el pueblo palestino y los organismos internacionales, que pretenden establecer algo de justicia tras 68 años de violaciones constantes a los derechos humanos del pueblo palestino. Décadas de ocupación, de apoyo militar, financiero, político y diplomático que Washington ha otorgado el régimen sionista y que pretende continuar con mayor énfasis a partir del 20 de enero del 2017. Una espera larga para un sionismo que no oculta el terror para la sobrevivencia de su proyecto colonial.

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