Apología del delito y la libertad de expresión
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El debate sobre los límites a la libertad de expresión es complejo, pero muy relevante. Es el fundamento de una sociedad en la que la opinión pública sostiene a las instituciones y éstas se deben a los rigores de aquella. Desde esta perspectiva, no tienen justificación las normas que imponen límites a los discursos de odio, a la apología de la violencia o a la promoción de la discriminación.
Lo anterior viene a cuentas, luego de que el periodista Ricardo Alemán fuera linchado mediáticamente tras el retuit que lanzó el fin de semana pasado, con el ahora ya famoso “les hablan”.
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Por ello, vale la pena la reflexión y qué mejor que a través de un texto publicado en el portal Latitud MEGALÓPOLIS que se intitula “Apología de un delito vs Libertad de expresión”.
El texto refiere la denuncia que interpuso Ricardo Peralta –uno de los postulados por Andrés Manuel López Obrador para ser fiscal anticorrupción– en contra de Ricardo Alemán ante la PGR por una supuesta de apología del delito.
El delito, contemplado en al artículo 208 del Código Penal Federal, advierte que “al que provoque públicamente a cometer un delito, o haga la apología de éste o de algún vicio, se le aplicarán de diez a ciento ochenta jornadas de trabajo en favor de la comunidad, si el delito no se ejecutare; en caso contrario se aplicará al provocador la sanción que le corresponda por su participación en el delito cometido“.
Por su parte, en el artículo 6º de la Constitución, se señala en su parte conducente, que “la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley.
“Toda persona tiene derecho al libre acceso a información plural y oportuna, así como a buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole por cualquier medio de expresión“.
Por lo que vale la pena revisar el texto ante el linchamiento mediático que continúa en contra de Ricardo Alemán. Medir la importancia entre el supuesto delito contra la libertad de expresión. Caso que es apenas una “probadita” de lo que veremos en caso de que López Obrador y compañía lleguen al poder tras los comicios del 1 de julio.
Sin duda, lo efectuado por el periodista puso el “dedo en la llaga” y fue una equivocación al ser un líder de opinión, tal y como él mismo reconoció al aceptar públicamente que fue un error; sin embargo continúan las amenazas de muerte hacia él y a su equipo de colaboradores.
Es importante recalcar que, si procediera la acusación en su contra, vale la pena cuestionarnos sobre qué sucederá con los que se han expresado abiertamente su deseo a fusilar personas con nombre y apellido, o con quien ha planteado un ataque al avión presidencial, o con quién propone cortarle la mano a los ladrones entre otras expresiones públicas.
Porque si sólo se le castiga a Ricardo Alemán –hablamos de la parte jurídica– estaríamos ante una justicia selectiva y esa ya no es justicia.
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