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sábado, 2 de mayo de 2020

La tecnología y el cruce de disciplinas revelan 900 años de ocupación en Tingambato: José Luis Punzo


Yahoo/Buzón
  • El Colegio Nacional 
    CCO:erubielcamacho43@yahoo.com.mx
    vie. 1 de may. a las 20:31


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    1 de mayo 2020
    ECN/087
    Ciencias Sociales 
    y Humanidades

    La tecnología y el cruce de disciplinas revelan 900 años de ocupación 
    en Tingambato: José Luis Punzo


    *El arquélogo dictó la tarde de este 30 de abril, la conferencia Tingambato: LiDAR, drones y tumbas en una ciudad michoacana del Clásico y el Epiclásico

    *El investigador adscrito al centro INAH-Michoacán mostró reconstrucciones, mapas y diversas imágenes computarizadas sobre los hallazgos y estudios que dirige desde el 2013 en la antigua ciudad de Michoacán   

    *La sesión transmitida en vivo mediante plataformas digitales forma parte del ciclo La arqueología hoy, coordinado por Leonardo López Luján, integrante de El Colegio Nacional, quien en el preámbulo habló sobre arqueología para niños


    La dificultad que implica trabajar en una zona arqueológica rodeada de  árboles de aguacate,  la arqueología como una ciencia que requiere de amplia colaboración interdisciplinaria y sobre todo la relevancia de las aplicaciones tecnológicas a las que se recurre hoy para explorar sitios como la antigua ciudad de Tingambato, fueron los temas que abordó el arqueólogo José Luis Punzo, la tarde del 30 de abril durante la conferencia Tingambato: LiDAR, drones y tumbas en una ciudad michoacana del Clásico y el Epiclásico.

    Durante la sesión que forma parte del ciclo La arqueología hoy, coordinado por Leonardo López Luján, integrante de El Colegio Nacional, el arqueólogo José Luis Punzo mostró a través de coloridos gráficos y diversidad de imágenes, el resultado del uso de la fotogrametría, los drones, el registro arquitectónico LiDAR, los estudios geofísicos, del ADN antiguo y reconstrucciones de la urbe en 3D que han sido fundamentales para explorar la zona arqueológica de Tingambato.

    El arqueólogo José Luis Punzo informó que la ciudad de Tingambato se encuentra entre la ciudad de Uruapan y Pátzcuaro, en una zona conocida como los Balcones de la Sierra, franja aguacatera, llena de arroyos y ojos de agua. Hasta hace poco, expuso, no teníamos idea de su magnitud, pero ahora nos damos cuenta de que abarcó poco más de un kilómetro cuadrado, de los cuales se han estudiado dos hectáreas, el resto está cubierto por huertas de aguacate, lo que dificulta su estudio.

    Desde mediados del siglo XIX hay reportes de las tumbas de Tingambato, que tiene una historia muy antigua. Una de estas tumbas, hallada en 1842, causó gran revuelo debido a que se encontraron una abundante cantidad de vasijas y restos humanos. Luego pasaron 80 años sin ningún tipo de trabajos, hasta que en 1977, un arqueólogo de origen japonés, Kuniaki Ohi, comisionado por Román Piña-Chan, encargado del INAH en el estado, realizó ahí estudios de campo. Era de hecho una huerta sobre todo de chirimoyas, narró Punzo Díaz.

    La zona volvió a caer en el olvido hasta principios de este nuevo siglo en el que empezó a dársele mantenimiento y se encontró la segunda tumba durante el 2011 y 2012, que se hicieron trabajos enfocados sobre todo a la conservación del sitio.

    A partir del 2013, año en que Punzo Díaz trabaja en la zona, se cuenta con un proyecto de investigación que permaneció en la penumbra de la arqueología mexicana.

    Sobre las tecnologías que se usan para explorar el sitio, el arqueólogo mencionó el uso de equipos autónomos de vuelo (drones), que les permitieron a él y a su equipo, tener otro tipo de alcances mediante los que desarrollaron una metodología muy sólida para usarlos en fotogrametrías, por ejemplo, con la idea de hacer mapas muy precisos de la ciudad en poco tiempo y a bajo costo.

    Se refirió también al procesamiento de las imágenes para generar modelos tridimensionales de elevación, que permiten estudiar mejor la arquitectura desde puntos de vista que de otro modo no se podrían tener. Mostró los resultados en imágenes de coloraciones y texturas diversas con la idea de generar modelos digitales que permitan tener precisiones en toda la zona arqueológica y que sirven como lienzo sobre el cual se comienza a hacer todos estos estudios.

    Pudimos hacer aplicaciones con estos mismos drones para construir también modelos tridimensionales al momento de las excavaciones. Mientras las llevamos a cabo, estamos generando modelos a partir de la relación que tenemos hoy día con otras instituciones en México y otros países. Registramos ya no en papel sino en tabletas para generar datos digitales y a partir de la red los enviamos a nuestro equipo en Nueva Zelanda, a la UNAM en la ciudad de México y a la Universidad de Oakland. Nos devuelven los modelos tridimensionales de las excavaciones y eso nos ayuda a decidir sobre el tipo de excavaciones que estamos llevando a cabo.

    Otra herramienta fundamental es la aplicación de la tecnología LiDAR, que a través de un láser dispara cientos de miles de puntos en 360 grados hacia un objeto o superficie, y genera una nube formada de un pulso láser cada uno, que produce modelos tridimensionales de elevación de muy alta calidad.

    Con ésta y otras tecnologías, hemos podido indagar la relación arquitectónica entre la primera tumba y los edificios circundantes y eso nos ha llevado a obtener modelos de reconstrucción virtual, lo que nos permite encontrar sorpresas que en nuestros recorridos en campo no alcanzamos a observar hasta que hacemos recorridos virtuales, explicó.  

    Sobre los estudios geofísicos, se han logrado hacer excavaciones cada vez más específicas, y se están logrando gracias a técnicas de resistibilidad eléctrica, magnetometría de protones y radar de penetración, para que tengamos una mejor idea de lo que está bajo el suelo. Es una enorme generación de datos que requiere de software y hardware más potentes cada vez en bases de datos inter relacionables para entender lo que vamos revisando, comentó.

    No se sabía cuándo estuvo ocupada la ciudad antigua de Tingambato, el problema de las fechas no había quedado resuelto, se pensó que era una incursión teotihuacana en el occidente de México, pero hoy tenemos 15 fechamientos y ahora sabemos que estuvo ocupada por 900 años y fue contemporánea con Teotihuacan.

    José Luis Punzo dio detalles sobre el juego de pelota del lugar, el descubrimiento de lo que llamó cuartos, que desde su punto de vista es un palacio y respecto a las dos impresionantes tumbas de Tingambato.

    En una de las tumbas, de 3.40 por 3.40 metros, se cree que hay un mínimo de 50 y un máximo de 124 individuos. Había 32 cráneos, algunos con deformación y mutilaciones dentarias, todo cubierto de diversos objetos.

    Finalmente habló de la tumba número dos, descubierta en 2012, de dimensiones similares a la primera, pero con un solo individuo. Describió que el acceso a las escalinatas de este nicho se selló. Se trata de una mujer entre los 15 y 19 años de edad, con deformación craneal y a la que se le acababa de hacer la modificación dentaria, ataviada con un ajuar funerario de 19 mil 428 elementos de lapidaria y concha, con alrededor de cinco lanzadores de atlatl, arma prehispánica por antonomasia.

    Se cree que murió en el año 630 (D.C), hace 1400 años. Hasta el momento, dijo, lo que pensamos sobre este maravilloso hallazgo, es que se trata de una princesa guerrera. Y mostró una impresionante reconstrucción de cómo pudo haber sido “la princesa guerrera de Tingambato”.

    José Luis Punzo, uno de los arqueólogos que, aseveró López Luján representa “la nueva energía del Instituto Nacional de Antropología e Historia”, es doctor en arqueología por la ENAH y obtuvo una maestría en Ciencias y Humanidades con terminación en Historia en la Universidad Juárez de Durango. Es investigador nivel 1 del Sistema Nacional de Investigadores, y profesor investigador adscrito al centro INAH-Michoacán.

    En el marco del Día del Niño y de la Niña, Leonardo López Luján, integrante de El Colegio Nacional, mostró distintas publicaciones arqueológicas dedicadas al público joven, así como los libros que lo acompañaron cuando era chico hasta llegar a ser el arqueólogo que es hoy.

    El también director del Proyecto Templo Mayor, quien habló sobre los distintos tipos de publicaciones para niños y jóvenes de acuerdo con su contenido y formato, recordó que cuando era niño no había secciones especiales en las librerías para los lectores infantiles y que difícilmente había series o colecciones relacionadas con su profesión.

    Por su parte el arqueólogo José Luis Punzo, habló de su libro dirigido al público infantil sobre Paquimé y comentó que prepara un nuevo texto sobre el relevante hallazgo de la princesa guerrera, que es parte precisamente de los descubrimientos recientes en Tingambato, Michoacán.

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