Ya no es novedad, para nadie, que el de López Obrador es el peor gobierno de la historia.

Un gobierno que falló en todo. Y todo es todo.

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Incluso, en los comederos políticos la apuesta es, en tono de “chunga”, que no existe un mexicano capaz de señalar un solo acierto de AMLO.

Y es que falló en seguridad, en crecimiento económico, en abatir la pobreza, en crear empleos, en salud, en educación, en prosperidad, en defender la democracia, en respetar las libertades básicas, como la libertad de expresión; falló en garantizar los derechos humanos, en bajar los precios de los combustibles, en transparencia, en combate a la corrupción y que sacar a los pobres de su postración…

Lo que pocos quieren ver, sin embargo, es que los fracasos del gobierno de López pretenden ser ocultados detrás de una pestilente cortina de corrupción, de mentiras y, sobre todo, de cinismo.

Y decimos que pocos quieren ver los fracasos porque lo cierto es que están a la vista de todos, y no los ven sólo aquellos que cierra los ojos.

Por ejemplo, la corrupción y su contraparte, la complicidad, se han convertido en dos poderosas armas del gobierno de Obrador; armas que dispara para someter a cualquiera que se le ponga enfrente.

Y el mejor ejemplo es la corrupción político-electoral, que pasó frente a nuestros ojos antes, durante y después de la jornada electoral del pasado 5 de junio; groseras elecciones de Estado y narco-elecciones. 

En efecto, López Obrador no sólo dio rienda suelta a la propaganda electoral ilegal y al “mapacherismo” clientelar –ordenada desde Palacio–, sino que recurrió al chantaje a gobernadores para que entregaran las plazas en disputa, al tiempo que alentó su criminal alianza con las mafias de la droga, las que compraron miles de votos en Tamaulipas, Quintana Roo e Hidalgo.

Y el premio a la traición de los gobernadores y a la compra de votos por parte de las bandas criminales es la impunidad oficial.

Otro ejemplo vergonzoso de corrupción ordenada desde Palacio fue el incremento escandaloso en el presupuesto militar, al tiempo que soldados marinos y policías realizan toda clase de actividades civiles, sin la menor transparencia, en medio de un festín de corrupción.

Y la cereza del pastel es que militares y marinos venden armas y pertrechos a las bandas criminales. Patos disparan a las corruptas escopetas.

Y es que corromper y corromper, a cambio de lealtad y complicidad, es la tónica del actual gobierno federal, que empuja a la corrupción sin freno a todo los niveles de la administración pública.

A su vez, la mentira es otra de las armas preferidas de López Obrador y de todo su gobierno, de su gabinete y sus gobernadores.

Y si el presidente López es el más mentiroso de la historia y si miente todos los días en cadena nacional de radio y televisión; si ha llegado a sumar más de 60 mil mentiras en 43 meses de gobierno, ¿Qué podemos esperar del resto de la administración pública?

En días pasados, por ejemplo, López Obrador se aventó la puntada de asegurar, con la cachaza que le caracteriza, que su gobierno había sido el de mayor abasto de medicamentos en la historia, cuando todos saben que el sector salud vive el peor desabasto de equipo y medicinas, además de carencia de médicos.

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Una mentira que ofende a millones de mexicanos que padecen el peor servicio sanitario de la historia, sin contar con los cientos de miles –700 mil–, vidas perdidas por la deficiente atención de la pandemia.

¿Y qué decir del cinismo de López Obrador?

El ejemplo más reciente se produjo el pasado sábado, cuando AMLO dijo que los opositores “estorban, no ayudan y solo bloquean” y luego remató con un prodigio de su cinismo. Lo anterior lo dijo el presidente que vivió del bloqueo y el chantaje.

Pero en la cumbre del cinismo aseguró que la oposición no quiere la reforma electoral, porque quieren seguir haciendo fraude… días después del fraude Estado y de las narco-elecciones ordenadas por López Obrador.

Pero no tiene la culpa el corrupto, mentiroso y cínico presidente mexicano, sino que la culpa es de los ciudadanos que aplauden la corrupción, las mentiras y el cinismo de AMLO.

Se los dije.