Quiénes son los hutíes, el grupo rebelde que
derrocó a un gobierno a las puertas de Arabia Saudita
RedacciónBBC Mundo
- 23
enero 2015
Tras cuatro días
de combates y negociaciones entre militantes chiitas hutíes y fuerzas
gubernamentales, el presidente de Yemen, Mansour Hadi Abdrabbuh y los miembros
de su gobierno terminaron presentando sus respectivas renuncias este jueves.
Los hutíes son miembros de un grupo rebelde también
conocido como Ansar Allah (Partidarios de Dios), que se adhiere a una rama del
islam chiita como zaidismo. Los zaiditas gobernaron Yemen del Norte bajo un
sistema conocido como imamato por casi mil años, hasta 1962.
De esta forma los hutíes, que en septiembre pasado
tomaron control de la capital, Saná, para exigir al gobierno una mayor
participación chiita en la toma de decisiones del país árabe, se han instaurado
como el principal poder de facto en el país.
Abu al Malek Yousef
al Fishi, uno de los líderes del grupo, recibió con beneplácito la renuncia y
propuso el establecimiento de un consejo presidencial que incluya a grupos
políticos liderados por los propios hutíes, ejército y algunos partidos
políticos.
La renuncia se produjo en el momento culminante de la más severa
crisis que ha azotado a Yemen en años y parece dar fin a la transición del país
hacia la democracia, luego de que el expresidente, Ali Abdullah Saleh, fue
forzado a abandonar el poder en 2011.
El gobierno de
Hadi -a quien los militantes huzíes mantienen retenido en su residencia- se
conformó en febrero de 2012 con apoyo de Naciones Unidas.
Partidarios
de Dios
Los hutíes son
miembros de un grupo rebelde también conocido como Ansar Allah (Partidarios de
Dios), que se adhiere a una rama del islam chiita conocida como zaidismo.
Los zaiditas
conforman un tercio de la población y gobernaron Yemen del Norte bajo un sistema
conocido como imamato por casi 1.000 años, hasta 1962.
En la
actualidad, el dominio de este grupo rebelde no abarca la totalidad de Yemen,
un país predominantemente sunita, lo que presagia un recrudecimiento de la
violencia sectaria en el país.
Los hutíes toman
su nombre a partir de Hussein Badr al Din al Huti, quien lideró el primer
alzamiento del grupo en 2004, en un esfuerzo por obtener mayor autonomía para
la provincia de Sadá -que consideran como suya- y para proteger la religión
zaidista y sus tradiciones culturales de lo que perciben como una usurpación
por parte de los islamistas sunitas.
Arabia Saudita, el principal poder sunita, cree que
los rebeldes son respaldados militarmente, financieramente y políticamente por
Irán, su archirrival chiita en la región.
Luego de que
soldados yemeníes mataran a Huti a finales de 2004, su familia tomó el control
y lideró otras cinco rebeliones antes de que un cese el fuego fuese acordado
con el gobierno en 2010.
En 2011, los
hutíes se unieron a las protestas en contra del expresidente Saleh –cuyo
régimen se extendió por más de 30 años– y sacaron ventaja del vacío de poder
para expandir su control territorial en las provincias de Sadá y la vecina
Amran.
Posteriormente
participaron en la Conferencia para el Diálogo Nacional, en la que el
presidente Hadi terminó anunciando planes para que Yemen se convirtiera en una
federación de seis regiones. Corría febrero de 2014.
En julio de ese
año, en la provincia de Amran, los hutíes propinaron varias derrotas a grupos
tribales y militantes que estaban respaldados por el principal partido
islamista del país, Islah.
Los hutíes
sostienen que los yemeníes acogieron a estos grupos porque se sentían
frustrados con un gobierno de transición dominado por sectores vinculados con
al antiguo régimen, incluyendo las familias Saleh y Ahmar y el propio partido
Islah.
Años
de inestabilidad
En años
recientes, la inestabilidad ha sido una realidad permanente en prácticamente
todos los rincones de Yemen.
El norte del
país ha sido escenario de enfrentamientos entre el Estado y los hutíes y en el
sur se han producido disturbios separatistas. También ocurren frecuentes
ataques de al Qaeda en la Península Arábiga. Y hay luchas de poder entre
facciones tribales y militares.
La estabilidad de Yemen es una prioridad para
EE.UU. y sus aliados en el Golfo Pérsico debido a su posición estratégica, a un
lado de Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo.
También se han
registrado enfrentamientos violentos entre partidarios de Saleh y activistas
prodemocracia.
Se considera que
más de 10 millones de yemeníes padecen de inseguridad alimentaria, en un país
marcado por el desempleo, los altos precios de los alimentos y los limitados
servicios sociales.
En agosto, el
grupo, cuyo bastión tradicional es la provincia norte de Sadá, lideró
manifestaciones antigubernamentales masivas que exigían la reducción del precio
del combustible y el nombramiento de un nuevo gobierno.
El líder del
grupo, Abdul Malik al Huti, exigió al presidente Hadi que revocara una decisión
para eliminar subsidios, lo que habría afectado a los más pobres del país.
También le pidió
reemplazar el gobierno "corrupto" por uno más representativo de las
distintas facciones de Yemen.
Pero luego
infiltró la capital con sus milicias fuertemente armadas y partidarios
tribales, y a mediados de septiembre se hicieron con el control de la ciudad.
Poco después, en
medio de las turbulencias, el gobierno, los partidos políticos y el movimiento
hutí firmaron el Acuerdo de Paz y Asociación Nacional (PNPA, por sus siglas en
inglés) el pasado 21 de septiembre, pero éste no fue implementado en su
totalidad.
Los líderes
hutíes comprendieron que podían utilizar la fuerza militar para cambiar el mapa
político y el equilibrio de poder a su favor: como no ganaron la pelea
política, los combatientes se propusieron cambiar los hechos sobre el terreno.
Avanzaron
sistemáticamente en nuevos territorios, enfrentándose agresivamente con
milicias tribales, fuerzas del gobierno y milutantes de al Qaeda en la
Península Arábiga y establecieron cierto grado de control en al menos nueve de
las 22 provincias del Yemen.
¿Financiados
por Irán?
La estabilidad
de Yemen es una prioridad para EE.UU. y sus aliados en el Golfo Pérsico debido
a su posición estratégica, a un lado de Arabia Saudita, el mayor exportador de
petróleo del mundo.
También es el
hogar de al Qaeda en la Península Arábiga, una de las ramas regionales más
activas de al Qaeda, la cual EE.UU. está buscando combatir con una combinación
de ataques con drones, antiterrorismo local y asistencia en materia de
seguridad.
Se teme que las
victorias de los hutíes puedan exacerbar las tensiones sectarias y políticas en
la región.
De hecho, Arabia
Saudita, el principal poder sunita, cree que los rebeldes son respaldados
militar, financiera y políticamente por Irán, su archirrival chiita en la región.
Irán y los
hutíes han negado el señalamiento.
En Yemen,
miembros del partido Islah han expresado sus temores de ser perseguidos por los
hutíes quienes esperan reinstalar, alguna vez, el imamato zaidista en el país.
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