Palabras de Ali en Nahy ul-Balaga. Discurso 160
Ante vosotros está el ejemplo del Santo Profeta (s.) para que lo sigáis; es suficiente para que seáis guiados el hecho de que ha censurado a este mundo y de que ha explicado completamente sus males, corrupción y vicios. Sus viciosos placeres no eran para él, sino para los enemigos de Dios y del hombre. No disfrutó los placeres de la vida ni se engalanó con su pompa y vanagloria.
Si queréis estudiar las vidas de los grandes hombres, ahí tenéis la vida de Moisés (a.s.) ante vosotros. Siempre rezó ante Dios: “Señor, tenía realmente necesidad de lo que amablemente me has otorgado, ¡Por Favor Señor! No me dejes”
De hecho, estaba rezando por una hogaza de pan ya que habitualmente comía vegetales y vivía de hierbas comestible Vivió por tanto tiempo de vegetales verdes -sin cocinar ni sazonar- que su piel, en determinados lugares tomó un color verdoso.
Si os gusta, ahí tenéis el ejemplo de David (a.s.) el dulce cantor del Paraíso, a quien le fueron revelados los Salmos.
Acostumbraba a hacer cestos con las hojas de palma datilera, a venderlos y a vivir de lo que conseguía de este modo, a pesar de que era un Rey y tenía a sus órdenes a un gran ejército.
Podéis imitar el noble ejemplo de Jesús hijo de María (a.s.) usaba una piedra como almohada y usaba ásperos vestidos. El hambre fue la única salsa que usó siempre. Sólo la Luna iluminaba sus noches y solamente el Sol le dio algún calor durante el invierno. Sus postres eran aquellos vegetales que también comían los animales. No tuvo esposa que le atrajera hacia los caminos mundanales ni hijos cuyo amor podía interponerse entre él y el deber; no tuvo riqueza, cuya posesión y protección pudieran haberle apartado los pensamientos del próximo mundo.
No fue un avaro, por consiguiente, nunca se humilló. Sus vehículos eran sus piernas y sus servidores sus manos. Si os gusta, podéis seguir su ejemplo.
Pero el mejor ejemplo para vosotros es seguir a nuestro Santo Profeta (s.) seguirle fiel y sinceramente.
Es el más grande líder para aquellos que necesitan un líder y un maestro para aquellos que desean alcanzar el autoconocimiento.
De entre Sus criaturas, Dios gusta sobre todo de aquel que obedece a este Profeta de Dios y sigue sus pasos.
Nuestro Santo Profeta utilizó las cosas mundanales sólo para las necesidades más básicas de la vida y nunca pensó en obtener ninguna comodidad en la vida ni siquiera temporalmente. Comía poco y generalmente estaba hambriento. Cuan a menudo los placeres de esta vida le fueron presentados y él rehusó aceptarlos.
Su voluntad era la Voluntad de Dios. Detestaba aquellas cosas que Dios detesta, despreciaba aquellas cosas que son despreciadas por Dios y aquellos hechos que Dios desdeña.
Recordad que tales rasgos de nuestro carácter, como el que nos gusten aquellas cosas que son reprobadas por Dios y Su Santo Profeta y que demos gran importancia a aquellas cosas que son detestadas por Dios y Su Santo Profeta son suficientes para hacernos enemigos de Dios y rebeldes contra Sus Órdenes.
Nuestro Santo Profeta acostumbraba tomar sus comidas sentado en la tierra y acostumbraba sentarse como una persona ordinaria, como un pobre y no como un Rey o un noble. Reparaba sus propios zapatos, lavaba sus propios vestidos, y cabalgaba sin montura sobre un burro; e incluso, si había carestía de monturas llevaba a otro cabalgando detrás de él. Una vez encontró en su puerta una cortina con algunos dibujos, pidió a su esposa que quitara la cortina, diciendo que aquellos dibujos le recordaban a este perverso mundo y a sus tentaciones.
Odiaba sinceramente el esplendor y pompa de este mundo y había apartado los deseos de placer de su mente. Despreciaba y odiaba las ostentaciones de una vida lujosa para que no pudieran tentarle ni pudiera pensar en este mundo como una morada permanente o un lugar para regocijarse con lujuria y opulencia.
No tenía en absoluto inclinación por una vida de comodidades, esto no tenía encanto para él ni lugar en su corazón. Incluso la simple conversación acerca de ello era abominable para él. No gustaba de lujos alrededor de él o escuchar de ellos en su comunidad, como una persona que odia ver a su peor enemigo y detesta escuchar su nombre en público.
Ciertamente la vida y el carácter del Santo Profeta os enseñarán cuan malo y vicioso es este mundo y sus costumbres. Él, los miembros de su familia y sus fieles seguidores, a menudo estaban hambrientos y aunque tenían un lugar muy elevado en el Reino de Dios, evitaban, sin embargo, la ostentación y pompa en sus formas de vida, y sus auténticos seguidores le imitaban en eso.
Un hombre con sentido común puede muy bien razonar si Dios Todopoderoso habiendo asignado una vida tan sencilla a este Mensajero elegido, ha mostrado realmente gran consideración hacia él o le ha humillado. Si alguien dice que Dios le ha humillado y ha designado para él una vida de privación y pobreza para él, entonces miente, porque el hecho histórico es que el Santo Profeta era un vástago de una familia noble y rica y su primer esposa Jadiyah también era muy rica. Así mismo, llegó a ser gradualmente el gobernante del Estado Árabe. Por consiguiente, no le fue asignada una vida simple y pobre como humillación o necesidad sino que voluntariamente la adoptó y le fue asignada por Dios como signo de Su elevada consideración hacia Su mensajero.
Ser un Gobernante y hombre rico y llevar voluntariamente la vida de un pobre y dar toda su riqueza al necesitado no es signo de humillación, sino una marca y un emblema de grandeza. Y si alguno piensa que Dios elevó de ese modo la posición y rango del Santo Profeta entonces habrá de admitir que otorgar vidas de riqueza, esplendor y lujo a sus enemigos y mantenerles apartados de Su Mensajero fue un signo de Su favor. Él ha humillado a los enemigos del Santo Profeta.
Por consiguiente es deber de sus seguidores tomar ejemplo de su vida e intentar imitarle, seguir sus pasos y llevar la vida que llevó el Santo Profeta,de otro modo, nada puede salvaros de la condenación eterna.
Recordad que Dios Todopoderoso le dio la tarea de advertiros acerca del Día del Juicio, de llevaros las buenas nuevas del Paraíso y de atemorizaros con el Fuego Eterno. Dejó el mundo como una persona desposeída y pobre, aunque era el Gobernante del mundo musulmán cuando murió, y alcanzó su destino con merecida grandeza.
Mientras vivió, nunca construyó para sí una casa y cuando Dios le llamó partió felizmente a su eterna morada. La mayor bendición de Dios Misericordioso sobre nosotros es el que nos haya concedido a tal profeta, un guía que debemos seguir y un líder que debemos obedecer.
Miradme, he remendado mí vestido tan a menudo que me da vergüenza darlo para que le hagan más remiendos. Alguien me sugirió que lo tirara, pero le dije: “Vete, no intentes tentarme, porque quienes lo pasan mal en esta vida serán felices en el más allá”
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