Por qué los latinos y musulmanes deberían apoyar a Donald Trump
Nota del editor: Dean Obeidallah, un exfiscal, es presentador del programa semanal de SiriusXM "The Dean Obeidallah Show", columnista de The Daily Beast y redactor del blog de política The Dean's Report. Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a su autor.
(CNN) - Soy musulmán y estadounidese y, sin embargo, ahora apoyo a Donald Trump como candidato presidencial del Partido Republicano. Y les diré un secreto: hay muchos activistas musulmanes y latinos que también apoyan a Trump frente a Ted Cruz como candidato republicano, aunque no lo admitan públicamente.
¿Por qué? Porque Trump podría inspirar a un número récord de latinos y musulmanes a participar en las elecciones de 2016. Pero al igual que Marco Antonio, que no fue a alabar a César, sino a enterrarlo, no lo harán para apoyar Trump, sino para derrotarlo.
¿Por qué? Porque Trump podría inspirar a un número récord de latinos y musulmanes a participar en las elecciones de 2016. Pero al igual que Marco Antonio, que no fue a alabar a César, sino a enterrarlo, no lo harán para apoyar Trump, sino para derrotarlo.
Hemos visto cómo muchos latinos que llevan años viviendo como residentes legales en Estados Unidos finalmente se animaron a pedir la ciudadanía este año con el único propósito de votar en contra de Trump.
Los estudiantes universitarios latinos y musulmanes se están unido para protestar en manifestaciones contra Trump, como vimos recientemente en Chicago. En los últimos meses he hablado con cierta frecuencia ante grupos musulmanes estadounidenses y puedo decir que derrotar a Trump y su peligrosa y divisiva ideología es la prioridad número uno.
Un artículo reciente de The New York Times citó unos cálculos realizados por Ghazala Salam, jefe del bloque demócrata musulmán de Florida, según los cuales el registro de votantes musulmanes en ese estado se disparó en casi un 20 por ciento.
La realidad es que la campaña del miedo a los latinos y musulmanes que lleva a cabo Trump es un arma de doble filo. Por un lado, Trump logrado incentivar el temor a ambas comunidades para atraer a una gran parte de los votantes blancos del Partido Republicano.
Pero con lo que no contaba Trump (o simplemente no le importó) es que esta arma también podría motivar a latinos y musulmanes a involucrarse más en la política. No estamos en la década de 1960, cuando el gobernador de Alabama George Wallace podía demonizar abiertamente a los negros para atraer a los votantes blancos sin temor a las repercusiones políticas. En aquel entonces los negros, gracias a las leyes racistas diseñadas para evitar votaran, tenían poca influencia política.
El Estados Unidos de 2016, afortunadamente, es muy diferente. Habrá aproximadamente 27 millones de latinos habilitados para votar en 2016. Eso es el 12% del electorado, frente al 10% en 2012.
Y mientras que la población musulmana es mucho menor, de alrededor de tres a cinco millones, se concentra en algunos estados clave que podrían influir en la elección general, como Virginia, Michigan y Florida.
Sin embargo, a pesar de que las dos comunidades crecen en número, ninguna de ellas participa plenamente en la política estadounidense.
Por ejemplo, una encuesta difundida la semana pasada por el Institute for Social Policy and Understanding descubrió que sólo el 60% de los musulmanes estadounidenses están registrados para votar. (En contraste, casi el 74% de los blancos de cualquier confesión religiosa está registrado para votar.) Y muchos estadounidenses musulmanes, sobre todo los inmigrantes, han ignorado la política de Estados Unidos. Prefieren centrarse en las actividades intracomunitarias musulmanas.
La comunidad latina es más activa políticamente, como demuestra el alto n´ñumero de funcionarios latinos elegidos para cargos públicos, pero aún está por detrás de otros grupos en lo que se refiere a votar. En 2012, el 48% de los votantes latinos habilitados para votar acudieron a las urnas. En comparación, el número de votantes blancos en 2012 fue del 64% y la participación negra fue del 66%.
Pero eso va a cambiar drásticamente si Trump es el candidato del Partido Republicano. La sola idea de tener a Trump en la Casa Blanca inspirará y animará a ambas comunidades para asegurarse de que no suceda, mediante la participación política.
¿No provocará Cruz la misma reacción? No. (O por lo menos no todavía.) Cruz no evoca la misma pasión y el miedo que Trump.
Es cierto que Cruz es tan malo, si no peor que Trump, cuando se trata de políticas que afectan a ambas comunidades. Cruz se ha comprometido a deportar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados, así como a construir un muro en nuestra frontera sur.
En cuanto a los musulmanes, incluso antes de la prohibición musulmana propuesta por Trump en diciembre, Cruz había llamado a impedir la llegada de refugiados sirios musulmanes y sólo permitir la entrada de los cristianos a nuestro país.
Cruz anunció recientemente que quiere que la policía patrulle los barrios musulmanes e incluso nombró como parte de su equipo de seguridad nacional a Frank Gaffney, un hombre descrito por el centro Southern Poverty Law "como uno de los islamófobos más famosos de Estados Unidos".
La diferencia es que Cruz ha utilizado un silbato para perros para enviar sus mensajes sobre los latinos y musulmanes, mientras que Trump ha utilizado un megáfono. Y hemos escuchado a Trump alto y claro.
Que Trump sea el candidato del Partido Republicano es verdaderamente aterrador. Sin embargo, su legado podría ser no solo el haber ayudado tanto a las comunidades latinas como musulmanes a aumentar su participación en la política estadounidense, sino también haber tenído el poder para asegurar que nunca vemos otro candidato presidencial que irradie el mismo odio que Donald J. Trump.
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