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lunes, 3 de marzo de 2014

ÁFRICA SUBSAHARIANA: EXPLOTADA Y EXPOLIADA

ÁFRICA SUBSAHARIANA: EXPLOTADA Y EXPOLIADA

_ceuta_68694197Han pasado dos semanas desde que quince personas murieron ahogadas cuando intentaban alcanzar a nado las playas de Ceuta para salvar el muro que conforma la frontera con Marruecos. El ruido mediático y la consiguiente discusión política han dado paso, una vez más, al silencio. No se sabe si de una manera premeditada los que proponen la agenda diaria de atención y pensamiento actúan siguiendo el principio de renovación de Goebels: “emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público ya esté interesado en otra cosa”.
Así, se consigue que acontecimientos tan graves como el ocurrido con la muerte de estas personas en Ceuta se vayan poco a poco olvidando, enterrados por montañas de otras informaciones, sean o no de la importancia de la anterior. Todo seguirá igual, como si nada hubiera ocurrido. La discusión partidista provocada conducirá a un cruce de acusaciones para crear confusión y alineamientos sectarios entre la población.
De este modo se camufla lo sustancial y se pasa a lo anecdótico. Desde luego,  hay que investigar para comprobar si las fuerzas de seguridad han obrado de una manera correcta, hay que averiguar si se han dado las órdenes adecuadas o alguien se ha extralimitado en el uso de material antidisturbios en una situación como la de unos seres indefensos que nadan hacia la orilla. Desde luego, hay que denunciar si existen unos procedimientos que priorizan la seguridad de unas fronteras sobre el auxilio a personas a punto de ahogarse. Pero con todo, con toda la gravedad de este hecho, no hay que dejar pasar lo sustancial.
No obstante, ya se ha dicho, la agenda viene marcada, de modo que no se tendrá tiempo para abordar los problemas de fondo. Quizás no interese a los que de verdad señalan la agenda diaria. De tal manera que cuando finalice la comisión de investigación –si es que finalmente se lleva a cabo-, los resultados, o no aparecerán o lo harán en “páginas interiores”. Si hay responsabilidades, posiblemente algún mando intermedio o bajo sufrirá las consecuencias.
África, especialmente la subsahariana, es el paradigma del sistema socioeconómico imperante. Algo visto como lejano, como si no afectara a esta pequeña parte del mundo llamada Europa. Sin embargo, algunos países de la vieja y rica Europa están empezando a tener síntomas de las enfermedades africanas. De algunos países de la Europa mediterránea y oriental sus habitantes necesitan emigrar hacia el norte para poder sobrevivir, y ya se les empiezan a cerrar las puertas, como en Suiza, con la reciente aprobación de una ley restrictiva de acogida de emigrantes (¿será el primer paso para construir nuevos muros con cuchillas?).
Africa’s Growing Strategic RelevanceLas grandes multinacionales sí que pueden emigrar hacia lugares donde los salarios sean más bajos, donde las personas trabajen más y ganen menos, así hasta la esclavitud si es posible, ni tan siquiera importa que los esclavos sean niños. Para ellas no hay concertinas ni murallas. Y también pueden hacer el camino de vuelta, cuando las condiciones lo permitan, cuando hayan conseguido que “el mercado” haya bajado tanto los costes de producción, es decir los salarios, que ya no les interese estar en el lugar al que se trasladaron.
El paradigma africano se empieza a vislumbrar en el horizonte de algunas naciones europeas: desigualdad, pobreza, explotación. ¿Exagerado? Desde luego que sí en términos comparativos actuales, pero no en cuanto a la tendencia, en cuanto a los primeros síntomas. Por eso hay que analizar si el sistema socioeconómico imperante es el adecuado, pero ¿es eso posible?
En África subsahariana se explota y se expolia, porque el sistema internacional lo consiente. Nadie pone freno a tanta injusticia y miseria porque los países que más se benefician de la explotación y el expolio son los que deciden lo que se puede y no se puede hacer, a través de instituciones “democráticas” como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o los G,s (G5, G20 y otros) que, a su vez, se ven influenciadas por las no menos “democráticas” empresas transnacionales, algunos de cuyos máximos dirigentes usan la llamada “puerta giratoria” para pasar del poder político al económico (del “servicio público al enriquecimiento personal”).  ¿Quiénes las eligen? ¿Quiénes eligen a sus dirigentes?
Para tratar problemas complejos se buscan soluciones simples, que son las más cómodas y baratas. Se usa el tratamiento paliativo, en vez de atajar el problema de fondo: para evitar la emigración, leyes restrictivas y muros con cuchillas; cuando se da una crisis humanitaria, recurrir al derecho de injerencia. Del primer modo se evita que vengan y del segundo se va con el pretexto de la ayuda o la pacificación a salvaguardar intereses propios.
No es casualidad que en Mali y la República Centroafricana sea Francia la que lleve la iniciativa humanitaria en las guerras civiles de ambos países. Hay muchos intereses económicos en juego. Las grandes potencias europeas como Alemania, Reino Unido o Italia han apoyado la intervención humanitaria, la misión de paz, pero no han aportado ni un solo soldado, no tienen intereses directos en la zona.
Para la democrática Francia poco importa que los habitantes de Níger sean unos de los más pobres del mundo mientras que el uranio que producen sus tierras proporcione, a través de una de sus multinacionales,  a sus centrales nucleares y a su poder militar las materias primas producir electricidad y, por tanto, bienestar a los franceses, y fabricar armamento nuclear que proporcione el poder militar suficiente para garantizar su “defensa nacional”. Poco importa que eso nigerianos vean deteriorarse su hábitat por el escaso cuidado y respeto al el medio ambiente en la extracción de ese mineral, o que sufran enfermedades derivadas de esa inadecuada manera de extracción. (Francia, es solo un ejemplo, aunque muy adecuado al área subsahariana)
Imagen conflictosNo es casualidad que esas zonas africanas sean las que más conflictos desarrollen y las más propensas a desarrollarlos.  Sus riquezas naturales han provocado históricamente la codicia y la consiguiente explotación y expoliación. Cualquier pretexto ha sido bueno para justificarlas. El más extendido, el más usado, “ellos son los culpables” (refiriéndose a los africanos): “no saben organizarse, son unos vagos”. ¿No se parece a otro tan usado hoy en día en nuestro entorno para culpar de la crisis a los más débiles?: “no quieren trabajar, prefieren la subvención”, “han vivido por encima de sus posibilidades”.
¡Habría tanto que cambiar para crear un mundo más justo!  El primer cambio es escapar de la prisión del pensamiento dominante, el que nos acota la visión y no nos deja salir del camino marcado. Se trata de rechazar el argumento de que “no hay alternativa”, de que “siempre ha sido así”, de que “no se puede hacer nada”. Se pueden hacer cosas simples como eliminar los muros con cuchillas, como ayudar a los que se encuentran en peligro de muerte, y se deben intentar las más complicadas como reformar o cambiar un sistema injusto de distribución de la riqueza.  
Javier Jiménez Olmos


---------- Mensaje reenviado ----------
De: Javier jimenez Olmos <jimenez_olmos@hotmail.com>
Fecha: 26 de febrero de 2014, 12:57
Asunto: África Subsahariana: explotada y expoliada
Para:


Adjunto enlace por si os interesa el artículo que incide en las causas de las emigración subsahariana

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