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viernes, 17 de octubre de 2014

Jutba del maqam de Musa 2 

Musa, la paz sea con él, vivirá toda su vida en medio de una aparente paradoja

09/08/2002 - Autor: Hashim Cabrera - Fuente: Webislam
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El regalo divino de la hikma a Musa se produce en un escenario duro y singular.
El establecimiento de una comunidad de musulmanes, de una Ummah, se produce en el corazón mismo del kufr, entre los más tupidos velos. El ejemplo de Musa, la paz sea con él, es muy elocuente en este sentido.
Allah quiere sembrar la semilla del islam y azotar a los mushrikin desde dentro y para ello introduce a Musa recién nacido en la misma familia de Faraón. La Verdad llega y disipa la falsedad porque ésta no es sino imagen, representación, reflejo y apariencia. El mensaje divino al ser humano es un manantial de luz que surge en lo más profundo de las sombras. El Qurán nos explica cómo Allah introduce a Musa en el corazón mismo del imperio, en la propia casa de Faraón:
"Y así inspiramos a la madre de Musa: ‘¡Dale de mamar por un tiempo, y luego, si temes por él, ponlo en el río, y no temas ni estés triste, porque te lo devolveremos, y haremos de él uno de Nuestros mensajeros!’
Y la familia de Faraón lo encontró y le dio protección: ¡porque quisimos que fuese para ellos un enemigo y una fuente de aflicción; pues Faraón, Hamán y los ejércitos de ambos eran en verdad pecadores!
Y la mujer de Faraón dijo: ‘¡Este niño podría ser una alegría para mis ojos y los tuyos! ¡No le mates: quizá nos sea útil o lo adoptemos como hijo! Y no presintieron lo que llegaría a ser.
Sin embargo, la madre de Musa llegó a sentir un doloroso vacío en su corazón, y hubiera ciertamente revelado todo acerca de él si no hubiéramos fortalecido su corazón para que mantuviera viva su fe en Nuestra promesa. Y luego dijo a su hermana: ‘Síguele’, y la muchacha le vigiló de lejos, sin que se dieran cuenta.
Y desde un principio hicimos que rehusara el pecho de las nodrizas; y cuando su hermana supo esto, dijo: ‘¿Queréis que os indique a una familia que os lo críe, y cuide fielmente de él?’
Y así lo devolvimos a su madre para que se alegraran sus ojos y no estuviera triste, y para que supiera que la promesa de Dios se cumple siempre, pero la mayoría de ellos no sabe."
(Sura 28. Al Qasas. La historia. Ayat 7-13)
Cuando Faraón ordena el genocidio de los varones, Allah inspira a la madre de Musa para salvarlo y hacer de él un azote para los mushrikin. La visión del niño Musa provoca la alegría de los ojos, tanto los de la mujer de Faraón como los de su propia madre. Musa alegra los ojos de quien lo mira porque su maqam es la estación de la visión de Allah y sus ojos llevan en sí la huella de la Luz Divina, son su tayalli.
De nuevo vuelve a decirnos el Qur’an que Faraón, Haman y sus ejércitos son pecadores, seres que aparecen indisolublemente unidos a la destrucción, al imperio de la guerra. Es precisamente en el escenario de la discordia, de la dominación, donde Allah quiere instaurar la luz y la guía. El aya siguiente nos indica los dones con que Allah había distinguido a Musa, la paz sea con él:
"Y cuando alcanzó la madurez plena y estuvo formado mentalmente, le concedimos la habilidad de juzgar entre el bien y el mal y también conocimiento: pues así recompensamos a los que hacen el bien."
(Sura 28. Al Qasas. La historia. Aya 14)
La recompensa a quienes hacen el bien, a aquellos que asumen la misión de establecer el sometimiento a la Realidad, es razón y es conocimiento. Allah concede a Musa conocimiento, pero distingue entre el pensamiento racional, la hikma y la conciencia trascendental, el ilm. Musa es agraciado con ambos. La hikma, racional y lógica, es una criba discriminatoria que nos sirve para distinguir los opuestos, para reconocer nuestra división interna y la polaridad que constituye nuestro mundo. El ilm es la conciencia espiritual que nos enseña que dicha polaridad es sólo aparente y nos muestra el tawhidque subyace a las formas de nuestra visión, de nuestro mundo.
El Qur’an nos indica la manera en que Allah procura a Musa esas dos modalidades de la conciencia. La primera, el discernimiento racional, le es entregada durante el episodio de la muerte del egipcio. La segunda, la conciencia trascendental, es sembrada inmediatamente después de que Musa mate al egipcio, y llevará al profeta a un exilio en el que vivirá la experiencia paradójica de la visión de Allah en el Tur Sina, recibiendo la Shariah y la Haqiqa tras el encuentro.
Musa, la paz sea con él, vivirá toda su vida en medio de esa aparente paradoja, entre lahikma y el ilm, entre la Shariah y la Haqiqa. Crece y se debate entre dos identidades, entre dos pueblos. Ni siquiera su exilio es un exilio porque es la vuelta a su tierra matriz, a su origen. La forma en que Musa resuelve la contradicción de esa doble vinculación es parte central de su revelación. Esa misericordia de Allah en forma de conciencia racional y trascendental nos acompaña hoy a nosotros como acompañó a Musa hasta su muerte, que acaece tras la visión de la tierra prometida, del jardín abundante. Vemos aquí el paralelismo con Muhámmad, la paz sea con ambos, cuando alarga su mano para coger los frutos del jardín momentos antes de morir.
Los conversos también vivimos con especial intensidad la paradoja de la doble vinculación. Queremos vivir como musulmanes, someternos a la Realidad, pero viviendo en una sociedad y en un mundo productores de velos y de imágenes. Es precisamente en esta cultura de la imagen donde los musulmanes conversos hemos de trascender la idolatría.
El regalo divino de la hikma a Musa se produce en un escenario duro y singular. Sigue diciéndonos el Qur’an:
"Y un día entró en la ciudad mientras sus habitantes estaban descansando en sus casas ajenos a lo que pasaba en las calles; y encontró allí a dos hombres peleándose, uno era de su gente, y el otro de sus enemigos. Y el que era de su gente le pidió ayuda contra el que era de sus enemigos, y entonces Musa le dio un puñetazo, causándole la muerte.
Pero luego dijo para sí: ‘¡Esto es obra de Shaytán! Ciertamente, es un enemigo declarado, que extravía al hombre’
Y oró: ‘¡Oh Rabb,! ¡Ciertamente, he pecado contra mí mismo! ¡Concédeme, pues, Tu perdón!’
Y Él le perdonó, pues, ciertamente, sólo Él es realmente indulgente, dispensador de gracia.
Dijo: ‘¡Oh mi Rabb! ¡Prometo, por todas las bendiciones que me has concedido, que jamás asistiré a quienes están hundidos en el pecado!’"
(Sura 28. Al Qasas. La historia. Ayat 15-17)
El escenario no puede ser más expresivo. Los habitantes del imperio descansan dentro de las casas, ajenos a lo que ocurre en el exterior, en las calles, en los campos, en las obras. Los kafirún viven plácidamente entre los velos que les procuran las imágenes, las palabras, las ideas. No les afecta el sufrimiento ni la lucha de quienes se debaten en las calles ardientes, las vidas de quienes subsisten como esclavos sin poder aspirar al descanso. Aunque Musa pertenece a la casta de los dominadores al ser adoptado por Faraón, su condición es otra. Él sale a la calle y encuentra allí la expresión del conflicto entre dos pueblos, el tayali de su propia contradicción interior.
Musa, la paz sea con él, ayuda al hebreo por una cuestión de solidaridad étnica, tribal, sin detenerse a considerar quién llevaba razón, pero inmediatamente comprende su error, se da cuenta de que en este caso la razón estaba de parte del egipcio y de que había matado a un inocente movido por un prejuicio racial o tribal. Al darse cuenta de ello promete a Allah no ayudar a aquellos de su tribu que sean kafirún, porque ha comprendido que la Ummah de los musulmanes no es una cuestión de la sangre, sino de la condición interior. La Hikma le es entregada así como herramienta para transmitir y aplicar una Shariah, una herramienta de liberación para todo individuo y toda comunidad.
La enseñanza implícita en este pasaje del Qur’an es destacada y explicada por el profeta Muhámmad, la paz y las bendiciones sean con él, en varias ocasiones. A propósito de ello existe un hadiz de Abu Daud, transmitido de Yubair ibn Mutiim, donde el profeta dice: "No es de los nuestros quien proclama la causa del partidismo tribal; no es de los nuestros quien combate por la causa del partidismo tribal; y no es de los nuestros quien muere por la causa del partidismo tribal". Cuando se le pidió que explicara el significado de "partidismo tribal", el profeta respondió: "Significa apoyar a tu gente en una causa injusta."
Cuando Musa, la paz sea con él, se da cuenta de su error, es agraciado con la hikma, con la capacidad de juzgar con ecuanimidad, de trascender los propios prejuicios raciales y culturales, y establecer la distinción entre los seres humanos no en base a su pertenencia a una etnia o a una cultura, sino en función de su sometimiento a Allah, de su grado espiritual. Promete no ayudar a los kafirún aunque sean de su propio pueblo. Y aquí tenemos una de las claves de su maqam, el discernimiento moral indispensable para comprender el sentido de la Shariah y poder así aplicarla, la misericordia que contienen las prescripciones divinas.
Oh Allah: Ayúdanos a discernir lo verdadero de lo falso haciéndonos conscientes de que sólo Tú eres la Realidad.
Líbra a nuestros corazones de la servidumbre hacia lo irreal, de la tiranía de los opresores.
Amin.
2.
El Musa de nuestro ser, nuestro Musa intemporal y luminoso, nos ayuda a tener una idea clara de qué es el islam y qué es el kufr. No son dos etnias ni dos culturas ni dos territorios sino la resolución interna, en cada ser humano, de su propia contradicción esencial, de su paradoja genealógica, de la liberación de toda servidumbre que no sea el sometimiento a la Realidad Única, el desvelamiento de la falsedad de los ídolos de la destrucción y de la muerte.
"Y a la mañana siguiente se encontraba en la ciudad, temeroso y vigilante, cuando ¡he ahí! que aquel que le había pedido ayuda el día anterior, de nuevo le llamaba a gritos, y entonces Musa le dijo: ‘¡Sin duda eres alguien claramente descarriado!’
Pero, justo cuando estaba a punto de echarse sobre el que era enemigo de ambos, éste exclamó: ‘¡Oh Musa! ¿Quieres matarme como al hombre que mataste ayer? ¡No quieres mas que imponer tu tiranía en el país y no quieres ser de los que ponen orden!’
Y un hombre llegó corriendo del otro extremo de la ciudad, y dijo: ‘¡Oh Musa! ¡Los dignatarios del reino están deliberando sobre ti para matarte! ¡Vete, pues: en verdad, soy de los que te desean sinceramente el bien!’
Salió, pues, de allí, temeroso y vigilante, y oró: ‘¡Oh mi Rabb! ¡Sálvame de la gente malhechora!"
Y volviendo el rostro hacia Madián, dijo para sí: "¡Puede que mi Rabb me guíe así al camino recto!"
(Sura 28. Al Qasas. La historia. Ayat 18-22)
Los musulmanes se reúnen y los kafirún se reúnen, aún en un mismo lugar, en una misma familia y en una misma tribu. Las condiciones internas se buscan, se necesitan para sobrevivir en sus respectivas visiones.
Musa, la paz sea con él, a pesar de haber comprendido su error está a punto de reincidir, por el impulso de la costumbre, por la fuerza que tiene el vínculo de la sangre y de la cultura, pero Allah lo libra de ello y es advertido del peligro. Siente miedo a la muerte y pide la protección de su Señor. Su miedo es un miedo profundamente humano lo mismo que su contradicción esencial, lo mismo que su reincidencia en el error. Allah conoce los entresijos del alma humana porque la está creando en medio de los velos. Allah está sembrando la semilla del alma espiritual en una genealogía, en un pueblo y en una cultura, no para hacerlos depositarios exclusivos de ella, sino para que la difundan a toda la humanidad. Porque Allah es Al Rahmán y no establece más distinciones y grados entre los seres humanos que aquellos que resultan de la conciencia de Él y del sometimiento a Su Realidad.
La semilla profética de Ibrahim se había dispersado entre los pueblos. Todos eran semitas, pero, como toda genealogía, es un semitismo que se difunde, que se expande y se mezcla con los otros pueblos supervivientes de la purificación por el agua en tiempos de Nuh. Los banu Israil vienen de Ishak como los árabes vienen de Ismail. Ambos descienden de Ibrahim, la paz sea con ellos. Musa se encamina a Madián, donde encontrará a una mujer que pertenece a una tribu árabe, los amoritas, y se casará con ella. Musa, la paz sea con él, rompe con este matrimonio las costumbres endogámicas de los banu Israil, como una aseveración más de que su mensaje va más allá de la etnia y de la cultura, de que la Ummah que Allah quiere establecer establece su vínculo sólo en la conciencia.
Sólo pueden resolver la paradoja genealógica, el doble vínculo, aquellos seres que trascienden la multiplicidad mediante el tawhid. Quienes son prisioneros de la costumbre son esclavos de la dualidad y del shirk, del prejuicio racial y cultural.
La naturaleza etnocéntrica y clasista de quienes hoy se denominan banu Israil es una prueba de su alejamiento de la tradición de sus profetas. Es más, es una negación de su propia historia profética. El Qur’an nos ofrece las claves para comprender lo que hoy está sucediendo en Palestina, por parte de unos y de otros, confundiéndose la condición interior con el territorio, con la cultura, con la lengua, haciendo casi imposible la convivencia y el establecimiento de una comunidad.
Oh Allah: Libra a los musulmanes de la opresión y de la tiranía de los kafirún.
Ayúdanos a resolver nuestras contradicciones internas.
Amin.

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