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sábado, 4 de octubre de 2014

La imaginaria amenaza del terrorismo oculta el verdadero plan: reducir la población mundial

La imaginaria amenaza del terrorismo oculta el verdadero plan: reducir la población mundial

06/11/2004 - Autor: John Kaminski - Fuente: Argenpress.info
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Terrorismo de estado
Terrorismo de estado
Mientras miraba el debate vice-presidencial la noche pasada, casi me tragué el chicle cuando escuché al pretendiente vice-presidente, John Edwards decir estoy de acuerdo en que necesitábamos invadir Afganistán. Ya tuve antes casi la misma reacción cuando su compañero de fórmula, John Kerry, informó a una audiencia mundial de televisión que, a pesar del alto número de personas inocentes asesinadas en Fallujah y otras ciudades, él hubiese atacado a Irakmucho más duro que el asesino en masa, actualmente en el cargo, de la última guerra inmoral de Norteamérica.
Este demoníaco par de serpientes gatillaron en mi mente que, para la elección norteamericana del 2004, no hay una oposición real, no existe ninguna opción genuina, sólo diferencias en los estilos de masacres y un mensaje al mundo de que Norteamérica está unida en sus políticas cuajadas de absoluta injusticia y desprecio para todos en el planeta.
La ausencia de un candidato presidencial que siquiera comenzara a admitir la verdad de las mentiras de Norteamérica nos condena, aquí en casa, a un futuro oscuro de guerra permanente, y al resto del mundo a exterminio aleatorio que dependerá de los recursos que ellos puedan poseer y que otros más poderosos puedan codiciar. El mensaje indeleble al mundo es que no habiendo candidatos llamando a una verdadera paz y a una comprensión exacta de los procesos, se convierte ahora al mundo en una galería de tiro al blanco, donde todos los norteamericanos apoyan en forma unánime esta batalla total por la dominación completa mundial y la eliminación preventiva de todos aquellos que se interpongan en su camino de avidez.
¿Pero es éste realmente el caso, o es -meramente- los que los principales medios de comunicación de masas de Norteamérica dicen que es? En otros términos, ¿controlamos nosotros, como personas supuestamente libres, nuestro propio destino o éste es controlado por otros en nuestro nombre? Mientras pareciera verdad que la unión por la paz en los Estados Unidos es minúscula en esta era de creciente control mental de la sociedad, es quizás instructivo mirar la conducta del pueblo norteamericano antes y durante las pasadas guerras para obtener una buena idea de lo que está sucediendo realmente aquí y ahora. Me recuerdo de los mordaces ensayos de Scott Nearing en 1916, cuando señaló que Woodrow Wilson fue el candidato de la paz que juró mantenernos alejado de la guerra europea, luego, poco tiempo después, tras una histérica campaña periodística estigmatizando ficticiamente a los alemanes comedores de bebés, nos metió en la Guerra para Acabar con Todas las Guerras. O la manipulación tras bastidores de Japón, al que obligaron a invadir Pearl Harbor, episodio usado por Franklin Roosevelt como excusa para atacar a Alemania.
O del famoso incidente del Golfo de Tonkin, que 40 años mas tarde nos enteramos que nunca sucedió, pero que en su momento fue usado para justificar la invasión norteamericana de Vietnam que produjo millones de muertes en una guerra sin sentido que hasta el momento nadie puede explicar adecuadamente O el caso de la joven señora, que después se supo que era empleada de la agencia publicitaria Hill & Knowlton, que vino a Washington para contarle al mundo que los bebés kuwaitíes estaban siendo arrancados de sus incubadoras por soldados Iraquíes, en una campaña para convencer a los norteamericanos que deberíamos comenzar el bombardeo en Irak. Eso, ahora refutado como una obra de teatro, pasó hace casi 15 años. Desde entonces, aún no hemos detenido el bombardeo sobre Irak.
¿Cuántos de ustedes, allí afuera, todavía creen que controlan lo que pasa realmente en sus propias vidas? ¿Y cuántos de ustedes han alcanzado el punto dónde han decidido que ya pasó el tiempo suficiente para que se haga algo con respecto a esto? El mecanismo de control del actual estallido de agresión norteamericana a lo largo del mundo es por supuesto la tragedia del 11 de septiembre, un aparente ataque de extremistas extranjeros sobre íconos norteamericanos que hasta este momento nunca se ha investigado o se ha explicado adecuadamente.
Y aún así, la mayoría del pueblo norteamericano ha aceptado la descoordinada historia de su gobierno, sin siquiera una pequeña demanda por la documentación, evidencia comprobable o una investigación completa. ¿Por qué? El gran encubrimiento del 11 de septiembre debe ser considerado en el contexto de anteriores eventos políticos en que el pueblo norteamericano aceptó las fáciles mentiras de sus líderes sin exigir más información o un recuento honesto de éstos eventos sumamente sospechosos.
O más sucintamente, si los norteamericanos hubiesen exigido explicaciones más francas de los tres grandes asesinatos de los años sesenta --John Fitzgerald Kennedy, Robert Fitzgerald Kennedy y Martín Luther King-- es muy probable que ninguna de estas subsecuentes catástrofes para la conciencia norteamericana habría sucedido alguna vez. Pero no lo hicimos. Y todavía no lo hacemos. Como resultado, la maquinaria de guerra esta en marcha, con su criminal mutilación, arrastrándose cada vez más cerca de casa. Casi nadie de los que conozco cree la versión oficial de lo que pasó en el asesinato del Presidente Kennedy.
Después de 40 años de discusión, pareciera -como en el Juicio Final, el Flautista de Michael Collins entrega las palabras finales sobre la materia- que JFK fue asesinado porque exigió que Israel debería abrir sus complejos nucleares para una inspección y porque quiso disminuir el poder de la Reserva Federal. Así, estas dos entidades se unieron y prepararon un detallado esquema para culpar del crimen a un fans de la CIA y usaron un equipo operativo especial de la CIA para llevarlo a cabo, con un disparo fatal que fue realizado por el chofer de la limusina presidencial.
Usted no ha leído eso últimamente en el New York Times, ¿o si? Una vez que el sucesor de JFK, Lindón Baines Johnson, tomó su lugar, hubo un rápido aumento en la cantidad de dinero inyectado a Israel, una tendencia que posteriormente nunca ha disminuido, ni aún en el momento en que Israel destruyó un navío norteamericano (otra famosa no-investigación) y básicamente se apoderó del sistema político norteamericano a través de los sobornos y los chantajes. Nuevamente, ningún medio de comunicación importante cubrió el caso.
Saltemos a los años noventa, justo después de que la familia Bush completó el desvalijamiento de la industria de ahorros y préstamos de Norteamérica, agregando así, billones a la cuenta bancaria familiar. No se vio mucho en los periódicos sobre eso y, ciertamente, nada de la historia real.
Los años noventa comenzaron con la invasión de Panamá (realmente fue el año 89) sobre la que NBC informó de 45 panameños muertos, pero un documental premiado con un Oscar reveló más tarde que el número real de muertos alcanzó a los 4.000. Entonces vino la Guerra del Golfo, cuando EE.UU. le dijo a Saddam Hussein que estaba bien que invadiera Kuwait, pero después bombardeó provocando un infierno en Irak por hacerlo. Hubo algo de información sobre esto, pero la mayoría de los norteamericanos no prestaron atención. Entonces vino el Word Trade Center 1, dónde dos informantes del FBI condujeron a un par de egipcios para llevar un camión lleno de explosivos hasta un estacionamiento subterráneo de la ciudad de Nueva York. Los principales medios de comunicación de Norteamérica lo llamaron un ataque terrorista. Luego vino Waco, que fue aproximadamente como Vietnam, en eso de que hoy en día nadie puede explicar realmente por qué pasó o cuál fue el oscuro secreto detrás de la matanza gubernamental de 84 (o 103) hombres, mujeres y niños que simplemente eran fanáticos religiosos esotéricos.
La única cosa segura, para nosotros, es que el gobierno mintió antes, durante y después del evento que los principales medios de comunicación se esforzaron en encubrir, a pesar de la cobertura en vivo. Luego un francotirador del FBI disparó una bala a través de la cabeza de una joven madre que sostenía a su bebé y los principales medios de comunicación dijeron que el gobierno estaba combatiendo a un terrorista de la supremacía blanca en Idaho. El francotirador recibió posteriormente una medalla.
Luego explotó el edificio Murrah, en Oklahoma, y el gobierno culpó a un patriota blanco que usaba lentes. Es cómico cómo McVeigh supuestamente usó un camión lleno de fertilizantes estacionado fuera del edificio, aunque aún así el edificio explotó hacia el exterior. Pero nuevamente, los principales medios de comunicación y los jueces federales ignoraron toda la evidencia contraria y rápidamente (supuestamente) frieron al aprehendido felón.
Seis años mas tarde vino el 11de septiembre, y la mayoría de los norteamericanos -incluso- jamás han pensado sobre los hechos en que su gobierno destruyó rápidamente la evidencia y nunca --¡NUNCA!-- llevó a cabo una investigación sobre cómo esos edificios se derrumbaron y QUIEN lo hizo. El gobierno simplemente señaló a los perpetradores que escogió nombrar (todos, probablemente, usando identidades falsas) y comenzó haciendo la guerra en otros países que no tenían ninguna conexión clara con las falsas identidades que poseían.
¿Qué es totalmente erróneo en este cuadro? Y peor aún, ¿qué está totalmente equivocado en el pueblo norteamericano, que ha concedido control sobre sus propios destinos a un proceso y a un gobierno que es tan torpe e incompetente que incluso no puede inventar historias creíbles para que sus ciudadanos se las traguen? Y aún así, nos las tragamos, patéticamente, una y otra vez. ¿Piensa usted qué es la televisión? ¿Si las personas pueden sentarse y mirar las poco convincentes imitaciones de la vida que ofrecen en el tubo de los idiotas y piensan que esto es verdadero, la vida real misma, se pueden tragar las mentiras de su gobierno y pueden saber qué es la verdad?
¿Es esto lo que está pasando aquí? ¿O son las escuelas? ¿O nuestros planes de estudio son tan manipuladores y controladores de mente que las personas pueden asistir 12 a años a las escuelas norteamericanas sin siquiera ser capaces de pensar críticamente, ni de identificar las grandes mentiras que desfilan delante de sus ojos? ¿Es esto lo que está pasando? Cualquier cosa que sea lo que está sucediendo, está llevando a la muerte y al desfallecimiento de todo aquello que amamos. La base industrial norteamericana ha sido destruida y la mayoría de los trabajos decentes están siendo traslados a ultramar, ya el trabajo norteamericano se ha depreciado a si mismo, a riesgo de su existencia.
La comida de consumo masivo no es sana para ingerir debido a los aditivos en los alimentos y a la falta de regulación gubernamental. Usted ya no puede beber agua de una llave en cualquier parte de Estados Unidos, pero el Presidente Bush insiste en que las regulaciones medioambientales son demasiado severas. Virtualmente, todas las vacunas de Norteamérica están contaminadas con mercurio y otras substancias dañinas que causan daño cerebral en los niños y muerte súbita en los adultos. Aún así, nos ponemos en fila, incluso dócilmente, para tomarlas, junto con las enfermedades que ellas traen. Nuestros soldados, cuando no están siendo muertos por un enemigo ultrajado que lucha contra sus opresores corporativos por su propia libertad, están siendo asesinados por la munición que les obligan a utilizar y por las vacunas que son obligados a recibir.
Aún así, hacemos flamear nuestras banderas y alegremente sacrificamos a nuestros hijos. Espere... ésta es una lista muy larga. Vamos al punto: Hemos entregado el control de la realidad a nuestros medios de comunicación de masas. ¿Cuántas veces ha oído a alguien decir?: yo no creo que algo es real hasta que lo veo en la televisión. Sólo entonces sé con seguridad qué está pasando realmente. Este es el nuevo paradigma norteamericano: por un lado miedo a la libre determinación independiente y horror a no ser parte de la muchedumbre.
Las personas tienen miedo de pensar por ellos mismos y a cuestionar lo que están metiéndole por sus narices como verdad consensuada. Resulta que aquello que está siendo apisonado en nuestras gargantas nos está matando y el no pensar por nosotros mismos, a muy corto plazo, nos llevará a nuestras propias muertes, porque el plan es reducir la población a lo que ellos llaman niveles sustentables y es muy grande la posibilidad de que usted no sea parte de ese nivel.
Todo esto podría evitarse si alguien, volviendo atrás o incluso a ayer, hubiese tenido el valor para ponerse de pie y decir esto no es lo que realmente está pasando. Usted nos está mintiendo; dicho a los medios de comunicación y/o al gobierno en número suficiente. Pero no lo hicimos. Con en cada mentira ellos se escapan, las falacias son simplemente cada vez peores, el número de muertos aumenta. Ahora hemos alcanzado el punto en donde el gobierno está intentando abiertamente matar muchos de nosotros y estamos sentados allí diciendo complacientemente: Está bien, esto realmente no me afecta.
O quizás algunas personas necesitan ser excluidas en interés de la salud de la raza humana. Bien, tontito. Esa persona, tanto si lo comprende o no, más pronto o más tarde, será usted. Usted tuvo una oportunidad para detenerlo -incluso ahora la tiene- pero no lo hizo y no lo hará. Y todo porque usted permitió que otras personas le dijeran cual es realmente la realidad. La regla es.... si usted no puede tomar sus propias decisiones, ellos lo harán por usted. Y ciertamente usted sabe cuál decisión será. La próxima vez que usted hable con un político o con un empleado gubernamental, hable como si su vida pendiera de un hilo. Porque es así.
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