Al menos 717 muertos y 805 heridos es el saldo de una avalancha de peregrinos en las afueras de la ciudad de La Meca, en Arabia Saudita, donde tres millones de personas participaban en el rito musulmán de la peregrinación, conocido como el Aid al Adha.
Antes de conocerse el fatídico incidente, la jornada festiva arrancó como es costumbre en Egipto y en otros países de la región con multitudinarios rezos al aire libre frente a las mezquitas. (Fotos: llanto y desesperación tras la estampida en La Meca)
Poco después, las calles comenzaron a teñirse de la sangre de los carneros y vacas sacrificados para conmemorar la historia del profeta Ibrahim (Abraham), que según la tradición musulmana ofreció a Alá a su hijo Ismael -engendrado con la esclava Hagar-, y no a Isaac, como narra la Biblia.
En ambas religiones Dios perdona la vida al hijo de Ibrahim, que sacrifica en su lugar un carnero o cordero, una acción que en este día imitan los musulmanes, degollando a las reses con la cabeza en dirección a La Meca para que sea "halal" (permitido por el Islam). (Lea también: Principales tragedias ocurridas en la peregrinación en Arabia Saudí)
Muchas zonas de El Cairo, la ciudad más poblada del mundo árabe, cambiaron en esta jornada sus tradicionales atascos matutinos por rebaños que miraban inocentes el ajetreo a su alrededor. Los carniceros afilaban los cuchillos, los compradores elegían a conciencia una buena pieza para deleitar su mesa y algunos niños no dudaban en jugar con la sangre y dejar la marca de sus manos en los muros para conjurar la mala suerte.
Ajenos en un principio a lo sucedido en La Meca, las preocupaciones de los egipcios apuntaba hacia la subida de los precios, la baja demanda y los obstáculos para celebrar como es debido el Aid al Adha. Es tradición que un tercio de la carne se reparta entre los más pobres, que no se pueden permitir la compra de un carnero ni en estas fechas.
"El ambiente este año es muy triste, no es como otros años. La gente no tiene dinero y la mercancía es cara, por lo que deben adaptarse a las circunstancias", explicó a Efe el matarife Mohamed Said, de 38 años. Mientras degollaba un carnero en una calle del popular barrio cairota de Sayed Zeinab, Said indicó que esta adaptación pasa por comprar un cordero entre cuatro personas para repartir luego la carne.
"Antes un cordero podía costar unas 1.000 libras, ahora no baja de 1.800 libras. El año pasado ya era caro, pero este año es mucho peor", lamentó el carnicero, detallando unos precios que equivalen a 128 y 230 dólares, respectivamente.
Otros optan por comprar solo carne, en vez de un cordero entero, aunque el kilo asciende este año a unas 35 libras egipcias (4,5 dólares), fuera del alcance de muchos bolsillos egipcios. Por eso, algunas familias se inclinan por las cabras, que son más económicas, mientras que pocos se pueden permitir adquirir un ternero, según cuenta a Efe junto a su rebaño el joven Ahmed Ibrahim.
En todos los países árabes es tradición entre los musulmanes el sacrificio de los corderos, una práctica que también se realiza en La Meca en el marco de la peregrinación o 'hach'.
Los peregrinos dedican además este día a lapidar con guijarros tres columnas que simbolizan las tentaciones del diablo, aunque todos estos ritos se vieron hoy conmocionados por la mortífera estampida.
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