Abdul Saboor:«Hay que unir al mundo para luchar contra el Estado Islámico»
Día 25/08/2015 - 08.27h
El imán de la mezquita de Pedro Abad reflexiona sobre la situación de su comunidad
El imán de la Mezquita de Pedro Abad reflexiona sobre la situación de la comunidad Ahmadia, uno de los colectivos más perseguidos del mundo por otros seguidores del Corán.
—¿En qué consiste su trabajo como imán?
—En educar a las personas de nuestra comunidad, apoyándolos en la realización de trámites, necesidades o trabajo. Y transmitir el mensaje de nuestra comunidad al resto del país.
—¿Qué recibe a cambio?
—La Yihad, que es la purificación de uno mismo. Y un sueldo, que se obtiene de las donaciones de cada miembro de la comunidad.
—¿Qué dificultades ha encontrado su comunidad en España?
—El idioma y el trabajo.
—¿Qué se puede hacer para mejorar eso?
—Lo esencial es aprender la lengua. En Pedro Abad, todos nuestros niños, están matriculados en el Colegio Público Antonio Machado. Perfectamente integrados.
—Siguiendo esta voluntad de integración, hizo una ronda de visitas a los alcaldes de los pueblos de la comarca del Alto Guadalquivir, ¿Cómo le recibieron?
—Esto lo hicimos a partir del atentado en Charlie Hebdo, en Francia, y tras la noticia de Tomasa Pérez, una mujer con familia en Pedro Abad, que se marchó a Siria. Era necesario comunicar que no somos parte de las personas que cometieron estos delitos.
—¿Esas noticias perjudican a vuestra comunidad?
—Sí. Todos sabían que en Pedro Abad hay una mezquita, pero no quienes somos. Por eso, visitamos a los alcaldes.
—¿Qué conclusiones obtuvo de esos encuentros?
—Logramos explicar y quitar esa imagen contra el Islam. Les hicimos una invitación directa para conocer nuestra comunidad. Félix Romero (PP), alcalde de Cañete de las Torres, ya nos ha visitado.
—¿Por qué los miembros de la Comunidad Ahmadía sois uno de los colectivos más perseguidos del mundo por otros seguidores del Corán?
—Es en Pakistán donde más se produce esta persecución. Allí, no podemos saludar a otros musulmanes de otras ramas del Islam, ni escribir o recitar públicamente cualquier versículo del Corán porque sería considerado blasfemia, y delito, penado con cárcel y multa.
—Una convivencia difícil.
—A los hijos de los ahmadíes que están en Pakistán estudiando, a veces, les separan los vasos de agua. Incluso, si yo he bebido en un vaso de agua en un hotel, una persona de otra rama del Islam, no beberá de eso vaso. Lo romperá y beberá de otro.
—¿Qué persigue el Estado Islámico?
—Esta es una pregunta para ellos. Pero creo que es una guerra de poder. De intereses militares.
—¿Qué opinión le merece el Estado Islámico?
—No son Estado Islámico...son Estado antiislámico. No hace falta decir más.
—¿Cómo se puede acabar con esta situación?
—Hay que saber qué gente está ayudando con dinero y armas. Esta es la raíz. Tenemos que unir al mundo para lograrlo, porque contra los terrorista no hay religión.
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