Al Ghazzali

La necesidad de releer a Al Ghazzali para aprender en el mundo de hoy

19/06/2013 - Autor: Prof. Yahia Said Al Andalusí

• espiritualidad
• pensamiento
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El alquimista de la felicidad

Para comprender la importancia de Al Ghazzali -r-, en primer término es necesario comprender el concepto de sabiduría.

Toda ciencia es islámica, en tanto se ocupa ecesariamente de algo creado por Allah swt, de estas ciencias un pequeño grupo se ocupan del conocimiento de la Divinidad (por ejemplo el kalam), y de los asuintos del din (por ejemplo el fiqh).

Por esto toda actividad intelectual es puramente islámica, pudiendo o no ser a la vez religiosa.

Al Ghazzali comenzó sus trabajos realizando un exhaustivo estudio de las ciencias religiosas tradicionales.

En 1095 Al Ghazzali –r- sufrió una profunda crisis que lo motivó a iniciar un viaje de diez años frecuentando las reuniones de los sufíes, en búsqueda de ese conocimiento que en su afán de conciliar la razón con la fe, no había conseguido aún.

No caben dudas de que el contacto con los sufíes rindió sus frutos y le posibilitó alcanzar un grado tal de conocimiento que forjó su reputación.

Al regresar de este viaje Al Ghazzali no era ya el hombre que había partido sumido en el desconcierto, era ya el Al Ghazzali que ha pasado a la historia como gran sabio de todas las ciencias religiosas del Islam, era ya el Imam Al Ghazzali.

Resulta difícil enumerar los temas que tocan las obras de Al Ghazzali, prácticamente cualquier tema que uno pueda imaginar está presente en su obra.

Su libro, no me atrevo a decir fundamental, pero si más conocido, Kimiyyah as sanaa, (La alquimia de la felicidad) es en sí un conjunto de libros, redactado originalmente en árabe y luego resumido y traducido por él mismo al persa; esta obra es de capital importancia en la formación de cualquier musulmán.

En estos tiempos donde la regla es la ignorancia, y los intelectuales son seres extraños, que encontramos muy de vez en cuando, Al Ghazzali –r- debería ser rescatado como arquetipo del intelectual musulmán; él pasó 30 años investigando cada grupo, cada secta, cada comunidad, para distinguir la genuina tradición de la innovación reprobable, fue meticuloso, sistemático, ordenado dentro de lo posible, considerando el inmenso caudal de su saber.

Y sobre todo, no fue un recopilador de datos al estilo de los eruditos de enciclopedia, ni un repetidor de frasecitas hechas que suenan bien al oído del rústico, fue un razonador, un genuino intelectual, él marcó el método que debería seguirse para ser sabio. Sería como mínimo, considerando lo poco afectas que son las personas de hoy a la lectura , y aún cuando la ignorancia y la falta de comprensión se curan leyendo, ver la película "Al Ghazzali: El alquimista de la felicidad", desgraciadamente no la he encontrado ni doblada ni subtitulada, sino en inglés (parecer ser que hay un doblaje al francés) y se encuentra facilmente en la red.