ILLUMINATI – Los Protocolos de los Sabios de Sion
Más de una vez en el curso de los últimos dos siglos, la antimasonería ha sido fusionada con un odio más antiguo, el odio a los judíos, es decir el antisemitismo. Probablemente la naturaleza irracional de ambas fobias facilita su yuxtaposición. Sea como fuere, somos testigos desde mediados del siglo XIX de una ola creciente de propaganda a la vez antisemita y antimasónica. Posiblemente la obra paradigmática de esta clase de “literatura” sea un opúsculo llamado Los Protocolos de los Sabios de Sión a veces también conocido como Protocolos de los Ancianos de Sión. Esta es una de las falsificaciones literarias más notorias en la historia, basada en el plagio y el fraude desde el comienzo mismo de su gestación, y sin embargo esta superchería ha cautivado la imaginación de muchas personas en otros respectos sensatas y se ha transformado en la “fuente de información” indispensable en el bagaje de todos los antisemitas y antimasones.
En este trabajo, examinaremos la historia de este fraude, demostraremos su absoluta falsedad y echaremos un vistazo a las lamentables consecuencias que ha tenido en la historia moderna, tanto del punto de vista del pueblo judío, como de los masones.
FUENTES DE INFORMACIÓN
En la preparación de este trabajo me apoyé principalmente en las obras de tres investigadores: el Profesor José Antonio Ferrer Benimeli, quien en su libro El Contubernio Judeo-Masónico-Comunista (1)dedica un largo capítulo al tema que nos ocupa (pp. 135-210); Norman Cohn, autor de Justificación para el Genocidio (2), donde hace una historia completa de los antecedentes de los Protocolos, su evolución y sus alcances; y Herman Bernstein, autor de La verdad sobre los “Protocolos de Sión” (3), donde no sólo relata la historia de la mistificación, sino que reproduce el texto íntegro del libro de Joly (pp. 75-258), el texto de los reportajes aparecidos en el London Times (pp. 259-264), el texto completo de los Protocolos (pp. 295-359) y otros documentos auténticos.
También consulté otras obras para aclarar o agregar ciertos detalles, como el libro ¿Deben los hombres odiar? del abogado norteamericano Sigmund Livingston (4), quien fuera el primer Presidente de la Liga Contra la Difamación de la Bené-Berith, y que en su libro agrega un interesante testimonio personal (pp. 39-49) a la minuciosa relación hecha por los autores mencionados antes. Todas estas obras están incluidas en detalle en las notas al final de este trabajo.
ANTECEDENTES
El acoplamiento de antimasonería y antisemitismo no comienza con los Protocolos. Ya con ocasión del caso Dreyfus, que comenzó en 1894 y continuó en forma intermitente hasta 1906, la prensa francesa y también la de otros países (5) relacionaron el judaísmo de Dreyfus con la masonería de muchos de sus defensores más leales. Aún antes, el Padre Agustín Barruel en su Memoria para servir a la historia del Jacobinismo (6), acusó a la Masonería (que confundió con los Illuminati de Baviera) de ser instrumental de la Revolución Francesa (¡y también de ser los herederos de los Templarios!). Aunque Barruel no encontró datos históricos que le permitieran extender su ataque abarcando a los judíos (entre los revolucionarios franceses famosos no había judíos), otros autores posteriores no fueron tan puntillosos, y no tuvieron empacho en inventar lo que no existía en la realidad.
Existen numerosos libros publicados antes y después de los Protocolos que sostienen que el judaísmo está en el origen de la Masonería. Citaremos a Monseñor León Meurin, Arzobispo de Port-Louis, Mauritius, quien publicó en 1893 un libro titulado La Franc-Maçonnerie, Synagogue de Satan. Dice así el autor, en la página 260:
“Todo en la Franc-Masonería es fundamentalmente judío, exclusivamente judío, apasionadamente judío, del comienzo al final”. (7)
La verdad histórica, que se puede hallar en cualquier trabajo serio sobre la Masonería, es que las logias eran en sus orígenes exclusivamente cristianas, y sólo con la creación de la Gran Logia de Londres (1717) comenzó el proceso de descristianización, que culminó en 1813, al tiempo de la unión de las dos Grandes Logias rivales de Inglaterra, cuando se creó la Gran Logia Unida de Inglaterra y Gales y fueron revisados nuevamente los rituales, eliminando de ellos los últimos restos de simbolismo cristiano para transformar la institución en el organismo de vocación universal que conocemos actualmente.
Vale la pena, como comentario al margen, recordar que existen hasta hoy algunas Grandes Logias (especialmente en los países escandinavos que practican el Rito Sueco) que no admiten en su seno a personas que no profesen la religión cristiana. Más aún, incluso en aquellos países donde los judíos y miembros de otras religiones son bienvenidos en las logias masónicas, existen otros cuerpos masónicos cerrados ante ellos, reservados exclusivamente a los masones cristianos. Como ejemplos (hay muchos otros), mencionaré los “altos grados” del rito York, tales como la Cruz Roja de Constantino, el Caballero de Malta y el Caballero Templario. Existen asimismo algunos Supremos Consejos que consideran que el Rito Escocés Antiguo y Aceptado es un rito exclusivamente cristiano, y que no aceptan el ingreso ni de judíos ni de miembros de otras religiones (p.ej. los Supremos Consejos de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Australia). Su selectividad llega a tal punto, que los candidatos deben declarar creer no sólo en la fe cristiana, sino también en la Santísima Trinidad (!).
APARECEN LOS PROTOCOLOS
Los Protocolos aparecieron por primera vez en 1905, en Tsarskoe Selo, un lugar de veraneo cerca de San Petersburgo, Rusia (todavía la Rusia imperial, bajo el gobierno del Zar Nicolás II). El autor indicado en las primeras ediciones era un personaje que fue sucesivamente abogado, juez, y monje griego-ortodoxo llamado Sergei Alexandrovich Nilus (1862-1930).
Originalmente, los Protocolos aparecieron como un simple apéndice en la segunda edición de un libro de Nilus intitulado Velikoe v Malom (Lo Grande en lo Pequeño). Como era habitual en esa época, el libro lleva también un largo subtítulo, que en este caso es bastante tremebundo: y el Anticristo como una posibilidad política cercana. Este subtítulo se refiere al apéndice de que hablamos. En las diversas ediciones que siguieron (1911, 1912, 1917 y 1919, siempre en ruso), Nilus ofrece distintas explicaciones de cómo el manuscrito de los Protocolos había llegado a sus manos, asegurando que él solamente había hecho la traducción al ruso. Otras ediciones y traducciones, publicadas por otras personas, contaban diferentes historias sobre el origen del documento.
Una de las más frecuentes “explicaciones” agregadas a los Protocolos es que son las “actas secretas” del Primer Congreso Sionista convocado en Basilea en 1897 por el Dr. Theodor Herzl.
El argumento desarrollado en el documento es que los judíos conspiran para controlar todos los gobiernos del mundo, destruir la civilización cristiana y convertirse en amos de la tierra. Los Protocolos proporcionan detalles sobre los métodos que serían empleados para alcanzar estos objetivos. La Francmasonería sería la herramienta usada por los “Sabios de Sión” para engañar a la humanidad y luego dominarla. Comencemos por dejar establecido que jamás existió una organización como los “Sabios de Sión” o los “Ancianos de Sión”. Sin embargo, y sin que exista un ápice de evidencia para probarlo, se ha mantenido empecinadamente que estos Protocolos eran las actas de esta organización.
Examinemos un momento la forma de los Protocolos. Lo primero que llama la atención al lector objetivo es que este texto no guarda ningún parecido a ningún protocolo que haya leído jamás. Un protocolo es un acta, es decir, la relación de lo ocurrido en una sesión. Tiene un lugar, una fecha, la hora en que comienza la sesión, quién la preside, generalmente los nombres de quienes están presentes y de quienes excusaron su inasistencia, y luego la descripción de los debates, quién tomó la palabra y – a veces en forma muy resumida – qué es lo que se dijo y qué resoluciones fueron aprobadas.
Finalmente, hay una hora de cierre de la sesión, y las firmas que garantizan la veracidad del acta. Nada de esto existe en los Protocolos de que estamos tratando. La única “firma” es simplemente una línea que dice “Firmado por los representantes de Sión del Grado 33”.
Más aún, en estos “protocolos” no se escucha sino una sola voz. Son monólogos o lecciones, arengas podríamos decir, sin que se haya hecho siquiera un intento de que representen un debate o la intervención de varias personas. Es un triste comentario a la credulidad o la malevolencia de aquellos lectores que hayan estado dispuestos a aceptar un texto de esta naturaleza como pretendidos “protocolos” de verdad.
Entrando al contenido, salta a la vista el absurdo de un pretendido plan criminal preparado por un grupo que pretende controlar los medios de comunicación del mundo entero … pero es incapaz de impedir la reiterada publicación de sus planes. Basta citar a Leopoldo Lugones, en el preámbulo a la edición en español del comentario del Padre Pierre Charles, S.J., a los Protocolos. (8)
Escribe Lugones:
“Basta, en efecto, un mediano criterio … para comprender que se trata de un panfleto (Los Protocolos) tan maligno como imbécil.”
LA GESTACIÓN DE LOS PROTOCOLOS
El libro de Nilus no fue el primero en proclamar la existencia de una conspiración judía para la dominación mundial. Lo precedieron varios autores, especialmente un alemán llamado Hermann Goedsche, que en 1868 escribió una novela bajo el seudónimo “Sir John Retcliffe”, con el título Biarritz. Uno de los capítulos de esta obra de ficción relata una escena macabra en el cementerio judío de Praga, donde una vez cada cien años se reúnen representantes de las 12 tribus de Israel con el demonio en persona. (Goedsche parece ignorar que 10 de las 12 tribus se “perdieron” en las brumas de la historia hace más de dos mil quinientos años atrás). Los representantes del pueblo judío le informan a Satanás del progreso de sus planes y solicitan la ayuda infernal para la prosecución de sus criminales proyectos.
Esta fantasía antisemita fue prontamente reproducida como un folleto, no ya como ficción, sino como un documento cuya autenticidad estaba garantizada por el “famoso noble inglés, Lord Retcliffe”. Este, como acabamos de ver, no era sino el seudónimo del escritor alemán Goedsche. La primera traducción fue hecha en San Petersburgo en 1872, publicada bajo el título En el Cementerio Judío de la Praga Checa (los Judíos Soberanos del Mundo). En 1876 nueva publicación en Moscú. En 1880 una segunda edición y nuevas impresiones en Odessa y Praga. (9) En Francia, el escritor Gougenot des Mousseaux también hizo uso de este tema en su libro Le Juif, le judaïsme et la judaïsation des peuples chrétiens (París, 1869), donde acusa a los judíos “Cabalistas” de estar tratando de apoderarse del mundo.
Su continuador, el Abate Chabauty, cura de San Andrés en Mirebeau, en Poitou, publicó en 1881 un volumen de 600 páginas titulado Les Francs-Maçons et les Juifs:
Sixième Age de l’Eglise d’après l’Apocalypse, en que sostenía que Satanás, mediante la conspiración Judeo-Masónica, estaba preparando el camino para el Anticristo judío y la dominación del mundo por los judíos.10 Aproximadamente en la misma época, en la década de 1880, en Italia, el Papa Leo XIII estaba empeñado en una feroz lucha contra la Francmasonería italiana. Aunque él mismo no descendió a hacer propaganda antisemita, le permitió a otros hacerla. Los padres Jesuitas asociados con la publicación La Civiltá Cattolica, especialmente, consideraban perfectamente legítimo desacreditar la Francmasonería presentándola como parte de una conspiración mundial judía.
Dos de estos Reverendos Padres, R. Ballerini y F.S. Rondina, condujeron una campaña que duró hasta entrados los años 1890. (11) Finalmente, debemos mencionar que la primera aparición de un texto muy similar a los Protocolos, pero un tanto abreviado, apareció en la revista Znamya (La Bandera) de San Petersburgo entre el 26 de agosto y el 7 de septiembre de 1903 (es decir, precediendo por dos años la publicación de Nilus).
Znamya era publicada por un notorio antisemita, P.A. Krushevan, uno de cuyos asociados era G.V. Butmi, de quien escucharemos más adelante. Krushevan sostuvo que el texto que publicó era traducción de un documento escrito originalmente en Francia, y que el traductor lo había titulado Actas de la Reunión de los Masones Mundiales Universales y los Ancianos de Sión. (12) El objetivo inmediato de Los Protocolos fueron empleados por primera vez en Rusia para fomentar el odio hacia los judíos. Su objetivo inmediato era socavar la influencia política y la posición del Conde Witte, a la sazón el ministro más importante del gobierno zarista.(13) Witte era persona de gran cultura y amplitud de miras, confidente del Zar, y anhelaba instaurar una política imperial ilustrada y moderna.
Debido a que la mujer de Witte era de origen judío, la opinión generalizada era que él favorecía a los judíos de Rusia, que habían sufrido persecuciones y discriminación durante siglos. Los oponentes políticos de Witte, encabezados por la Gran Duquesa Isabel, hicieron todo lo posible por desacreditarlo ante la clase dirigente y la familia real. Uno de sus enemigos más feroces era George V. Butmi de Katzman, cuyo nombre parece estar conectado con la publicación de los Protocolos.
Continua…
La verdad esta mas alla de toda imaginacion o pelicula de ciencia ficcion.
La verdad es como la lluvia es necesaria pero en exceso solo trae problemas.
La vida es como cruzar un puente no contruyas tu hogar en el.
Saludos.
Los Protocolos de los Sabios de SION, version original
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a las 7:43 AM
Un dia pronto governaremos toda la tierra,creo que los protocolos son verdaderos los apoyo y no tengo
miedo morir por ello,es voluntad de dios que su pueblo goviern, y su pueblo es Israel, muchos tienen
problema con esta verdad.
Yo soy la resurreccion de Jesus,amo a Israel mi lucha es contra satanas, si algun hermano mio de los 144000.lee esto favor de comunicarse.
La verdad no se debe ocultar.l
a las 1:06 PM
Si tu sirves al Dios de Israel deberias saber que el no tiene previsto gobernar contigo, sino para ti y con una condicion de sometimiento.
“El que no esta conmigo esta contra mi” (Lucas 11 – 14,23)
Los 144000 seran sellados para sobrevivir a la gran tribulacion y despues de esto ser “raptados” o “arrebatados” segun la traduccion de la biblia que uses.
Los que pertenezcan a los 144000 que esten vivos a dia de hoy no saben que lo son. y no saben que lo son porque esa decision corresponde a Dios en exclusiva.
“solo Dios es perfecto y tiene el poder de juzgar y decidir”
(Mateo Cap 7 – 1,5,)
Por lo tanto no debes atribuirte la funcion de juzgar o decidir diciendo que “pronto gobernaremos la tierra” o que tu eres “la resureccion de jesus”
Saludos y suerte.
a las 12:38 PM
a las 5:16 PM
a las 4:43 AM
a las 7:07 PM