Siria se desangra
Por: Pedro Díaz Arcia
En el conflicto de Siria chocan todas las
sutilezas y crudezas de los unos por hacerse del poder a toda costa,
para ir completando el giro dominante en la región, y la decisión de
otros por impedirlo. Mientras, el país se desangra ante la vista atónita
e impotente del mundo.
En Irlanda del Norte se reunió el Grupo
de los Ocho (G8) integrado por los países más industrializados del
planeta y Rusia. El tema más complejo de la agenda fue sin dudas la
crítica situación que vive la nación árabe. Rusia ha resistido hasta
ahora el embate de Occidente y sus aliados en Medio Oriente.
Pero no
son suficientes las presuntas intenciones del Grupo de apoyar la
propuesta de una conferencia en Ginebra que conduzca a una “solución
política al terrible conflicto en Siria”, cuando Washington ya determinó
que el régimen de Bashar Al-Assad usó armas químicas contra la
insurgencia y anunció anticipadamente que brindará apoyo militar a los
rebeldes. Al tiempo que incrementará su presencia en la región con cazas
F-16, baterías antimisiles Patriot y una unidad de marines en las
costas de Jordania.
En realidad, somos rehenes del poder de grandes potencias ajenas a nuestras raíces históricas.
¿Depende la independencia de nuestros
países de lo que decida el G8, una parte de sus miembros u otra
agrupación internacional? ¿Trazan los emporios geopolíticos los límites
de la soberanía satanizando la voluntad de nuestros pueblos?
Tanto el Consejo de Seguridad de la ONU,
así como la OTAN, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial,
forman parte de una trama del gran capital para imponer sus intereses
por encima de las normas del derecho internacional y de la comunidad de
naciones del mundo. Por eso, no debemos hablar de la Guerra Fría en
términos de pasado. Pareciera que estamos emergiendo de las brumas de la
Segunda Guerra Mundial y que reviven los viejos tiempos de Bretton
Woods.
Una de las decisiones del G8 fue otorgar
1,500 millones de dólares de ayuda humanitaria a Siria luego de dos
años de sangrientos combates. Algo irrisorio cuando parte de sus
integrantes son precisamente los que han incitado, alimentado la
rebelión y desangrado sin el menor pudor a la población civil, causando
hasta el momento un total de 93 mil muertes, mientras millones han huido
a otros países.
Ante la acometida de Estados Unidos,
Rusia aseguró este lunes que no permitirá que se decrete una zona de
exclusión aérea en el espacio aéreo sirio, y así evitar chocar con la
misma piedra. Recordemos que el Kremlin no vetó en 2011 la resolución
del Consejo de Seguridad de la ONU de aplicar tal medida en Libia lo que
abrió los cauces para la intervención militar de la OTAN.
Tanto Rusia como el gobierno sirio han alertado el peligro de que estos planes extiendan el terrorismo a Europa.
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
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