Los padres jesuitas Paolo Dall’Oglio y Jacques Mourad, ambos secuestrados por el Estado Islámico
El padre Jacques Mourad, secuestrado por el Estado Islámico, podría haber sido liberado
02-09-2015 · 11:00 · Antonio Velázquez
El Estado Islámico podría haber liberado en las últimas horas a decenas de cristianos. Según aseguran varios testigos, entre ellos se encontraría el padre Jacques Mourad, que fue secuestrado el pasado 21 de mayo y al que se daba por muerto.
El padre Mourad, jesuita sirio, es miembro de la comunidad Al Khalil fundada por el padre Paolo Dall’Oglio para atender las necesidades de la población cristiana y fomentar el diálogo interreligioso con los musulmanes. En julio de 2013, un comando yihadista lo secuestró y desde entonces no hay noticias suyas. El padre Jacques Mourad le sucedió al frente del monasterio Mar Elian, en Qaryatayn, un pequeño pueblo a 30 kilómetros de Homs.
Tras la caída de Palmira, el monasterio se convirtió en el refugio de los cientos de civiles que escapaban del avance yihadista. El padre Jacques Mourad había comenzado a organizar la acogida de familias desplazadas, cuando tres enmascarados le secuestraron a primera hora de la tarde, junto a un cristiano de Alepo de 37 años.
El padre Jacques Mourad siempre había actuado al servicio de cristianos y musulmanes. Con el avance de las milicias del Estado Islámico, muchos le aconsejaron escapar, pero se mantuvo firme en su deber de sacerdote y pastor a pesar del peligro. En ningún momento se planteó abandonar a sus fieles ni a los refugiados a los que acogía en el monasterio.
Durante la ofensiva contra la ciudad siria de Qaryatayn, los yihadistas secuestraron a más de 230 civiles, entre los que se hallaban unos 170 musulmanes suníes y más de 60 cristianos asirios.
Después del secuestro del padre Mourad, la comunidad Al Khalil se refugió en el Kurdistán iraquí, y hoy acoge a los miembros de la expedición Campamento Irak.
La llegada de las noticias sobre la posible liberación del padre Jacques Mourad ha despertado una enorme alegría y mantiene muy esperanzados a los religiosos de la comunidad, que esperan reencontrarse prontamente con su prior.
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