“Francia hará todo lo posible para destruir al ejército de fanáticos que cometió esos crímenes”, prometió el presidente francés, François Hollande, a las familias de las víctimas de los atentados del viernes 13 de noviembre perpetrados por el Estado Islámico hace hoy dos semanas. Para ello hay que contar con el ejército de Bashar el Asad, había dicho pocas horas antes el ministro galo de Exteriores, Laurent Fabius.
Pocas horas antes del homenaje nacional a las víctimas,
“grave y solemne” que ha tenid lugar en Los Inválidos esta mañana,
Fabius ha dicho a la emisora de radio RTL que para luchar contra el EI
“hay dos series de medidas: los bombardeos (…) y las fuerzas de tierra,
que no pueden ser las nuestras sino que deben ser fuerzas del Ejército
Libre Sirio, las fuerzas árabes suníes y, por qué no, las fuerzas del
régimen y los kurdos, por supuesto”. Fabius añadió que “la caída de
Raqqa es nuestro primer objetivo militar., porque es el centro
neurálgico de Daesh –el Estado Islámico- y el lugar del que partieron
los atentados”.
Las declaraciones del jefe de la diplomacia francesa contrastan
con su condena habitual del régimen de Bashar el Asad. El presidente
sirio, dijo asimismo Fabius, “no puede ser el futuro de su pueblo”. “Hay
que unir a la oposición, es necesario un gobierno de unidad, una nueva
Constitución y unas elecciones en 18 meses”. Es decir, “hay que
neutralizar a Daesh –el Estado Islámico- y al mismo tiempo construir una
solución política en Siria”.
Sin embargo, las “fuerzas de tierra” que menciona Fabius no dejan de plantear incógnitas:
-El mencionado Ejército Libre Sirio es ahora mismo residual en el contexto de las milicias rebeldes.
-Las “fuerzas árabes suníes” no existen: la pretensión de Estados
Unidos de que sean soldados de los países árabes los que hagan pie a
tierra en Siria no ha tenido respuesta.
-Por último, ¿el alto mando del ejército sirio estaría dispuesto
a luchar contra el Estado Islámico sabiendo que el fin último de la
coalición sería acabar con el régimen? Homenaje solemne
Mientras las afirmaciones de Fabius sorprenden a propios y
extraños, unas 2.000 han participado esta mañana en el homenaje en Los
Inválidos, presidido por François Hollande, en un acto “sobrio, grave y
solemne”. En primera línea, los familiares de las víctimas, en una gran
tribuna al lado de miembros del Gobierno y representantes del “conjunto
de las autoridades del Estado previstas por el protocolo de la
República”, según France 24.
François Hollande, que acaba de regresar de Moscú, pidió a todos
los franceses que cuelguen la bandera nacional de sus ventanas. Las
existencias de la tricolor se han agotado.
“No cederemos ante el miedo ni ante el odio” ha dicho el presidente francés.
“Aquellos que cayeron el 13 de noviembre encarnaban nuestros
valores, y nuestro deber es más que nunca mantenerlos vivos -dijo
Hollande-. No cederemos ante el miedo ni ante el odio, y si nos atrapa
la cólera, la pondremos al servicio de una tranquila determinación para
defender la libertad”.
En su alocución, de 15 minutos, Hollande aludió a los yihadistas
diciendo que “para replicarles, multiplicaremos las canciones, los
conciertos, los espectáculos; seguiremos acudiendo a los estadios”.
El presidente francés, François Hollande, en el homenaje a las víctimas del 13N de París (Pascal Le Segretain - Getty)
Hasta el momento, de todos modos, las manifestaciones públicas
permanecen suspendidas y el acto de esta mañana, que concluyó a las
11,20 h. al son de La Marsellesa, ha sido el único multitudinario desde el día de los atentados.
La exaltación nacional francesa ha discurrido estos días por otros derroteros. Según una información publicada hoy por The New York Times, los atentados de París han acabado siendo un banderín de enganche para las fuerzas armadas.
Los alistamientos se han quintuplicado, hasta 1.500 al día, según
el NYT. El diario estadounidense cita a un portavoz del servicio de
reclutamiento del ejército francés, el coronel Eric de Lapresle, quien
afirma que “nunca había visto algo así. La gente se pone en contacto con
nosotros en las redes sociales y utiliza términos como libertad,
defensa y lucha contra el terror”.
El ejército francés sigue siendo el más numeroso de Europa, y
sumará 10.000 nuevos reclutas este año y 15.000 más el año próximo. El
NYT recuerda que algo similar ocurrió en Estados Unidos tras el 11-S: en
los dos años posteriores el personal activo de las fuerzas armadas
creció de 38.000 a 1,4 millones.
De otro lado, Le Figaro señala que numerosos políticos
prefieren ahora dejar de usar el nombre de Daesh para referirse a la
organización yihadista y volver a adoptar el de Estado Islámico porque,
en palabras del primer ministro Manuel Valls, “estamos en guerra contra
un estado”. O protoestado.
Usar el nombre que la propia organización utiliza, Estado Islámico,
no tiene porque implicar que se le considera como tal. En realidad, el
pretendido califato no existe más allá del control de un gran espacio de
territorio –desierto, la mayor parte- y de entre seis y siete millones
de personas, población en su mayoría periférica a excepción de la ciudad
iraquí de Mosul. Sin embargo, en la atmósfera bélica que se ha creado
en Francia tras los atentados de París parece tener sentido.
Un hombre pasea al lado de una bandera francesa fuera de una tienda en Estrasburgo (Frederick Florin - AFP)
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