La historia ha demostrado que la destrucción cultural siempre ha sido parte fundamental de las campañas ideológicas que acompañaron a las grandes guerras del mundo. El régimen nazi intentó remodelar Europa de acuerdo a su forma de ver el mundo, y para ello era necesario borrar el pasado y la cultura de cada país que ocupaba. Cientos de libros, obras de arte y otras reliquias históricas fueron destruidas o saqueadas. Una forma de reconquista del poder. Mao Tse Tung hizo lo suyo con la clausura de escuelas y universidades, y emprendió, al igual que ISIS, una destrucción sistemática del patrimonio histórico y cultural.
Recientemente, ISIS público en las redes sociales vídeos en los que se muestra a sus integrantes destruyendo sitios considerados Patrimonios de la Humanidad por la Unesco. En el vídeo podemos ver cómo las ruinas históricas del palacio histórico en Nimrud, construido en el siglo IX a.C por el rey sirio Ashurnasirpal II, son complemente devastadas.

¿Por qué ISIS hace esto? ¿Hay una estrategia detrás?

En una entrevista a National Geographic, Michael Danti, co-director de “The Syrian Heritage Initiative” de la American Schools of Oriental Research, organismo responsable de monitorear el daño cultural producido en Siria e Irak por la organización terrorista, señala que el patrón de las locaciones de colocación de explosivos parecen estar ideadas para que puedan ser “destrucciones filmadas”.
Danti explica que la destrucción de los santuarios en Irak y Siria es parte de una estrategia sistemática que persigue erradicar los sitios clave del Islam en la historia moderna. Su oposición a la “idolatría de estructuras o esculturas” ha ocasionado la destrucción de lugares de peregrinación y de gran importancia para la cultura e identidad del islam. ISIS justifica sus acciones alegando que estas son representaciones muy ostentosas del Islam alejadas de su estricta interpretación del Corán.
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Fuente: theantiquitiescoalition.org

Pero, ¿por qué sitios arqueológicos y no otro tipos de edificios? Los lugares son intencionadamente elegidos, patrimonios culturales de la humanidad, iconos culturales de ciudades y países enteros. Estos sitios gozan de la protección de organismos internacionales y atentar contra ellos, es una forma de provocación contra occidente. De esta manera consiguen un impacto internacional que de otra manera les sería difícil lograr.
Otra posible línea explicativa nace del hecho de que ISIS práctica el salafismo, una rama del islamismo sunní que respaldad la ley sharia y rechazan las versiones o adaptaciones religiosas contemporáneas. Además considera que el acto de la veneración a tumbas y santuarios constituyen una herejía.
Christopher Jones, historiador de la Universidad de Columbia, ha dado cobertura en su blog a la evolución del proceso de destrucción de monumentos históricos de ISIS en el territorio musulmán. Para el especialista, “ellos se ven a sí mismos recapitulando la historia temprana del Islam”.
Con la destrucción de estos sitios emblemáticos, el Estados Islámico demuestra su desprecio hacia cualquier huella histórica y cultural de la civilización que no comparta su lectura fundamentalista del Corán. A través de la propaganda presumen de poder y destrozan la razón de ser del turismo hacia estas zonas.

La destrucción como negocio

Las cuestiones ideológicas van acompañadas de una importante motivación económica. Según cálculos de la UNESCO, el negocio de la venta de obras de arte expoliadas ha generado a la organización unos ingresos por valor de 9.410 millones de euros desde finales de 2014, con lo que se ha constituido como una fuente de financiación tan importante como la venta de petróleo en el mercado negro. Además, según las estimaciones de Rand Corporation, desde que los yihadistas tomaron la ciudad iraquí de Mosul en junio de 2014, la organización ha sumado activos financieros adicionales de aproximadamente 875 millones de dólares procedentes de diversas fuentes de ingresos relacionadas con el tráfico de arte.
Sarah Parcak, arqueóloga que ha seguido de cerca los movimientos de ISIS en los sitios históricos en Irak y Siria, explica que la destrucción realizada por el grupo fundamentalista es también aprovechada para generar beneficios por el alquiler de la tierra que expolian, donde yacen las ruinas de los monumentos históricos destruidos y saqueados para su posterior venta en el mercado negro.
Por su parte, el arqueólogo Joanne Farchakh defiende que la destrucción de los lugares de los que provienen estas piezas también tiene el objetivo de borrar evidencias del saqueo y la posterior venta de estatuas, rostros de piedra y frescos. Además explica que esta operación estaría acompañada de una estrategia de marketing, pues él cree que cuanto más se difunda la destrucción, más altos serán los precios de las antigüedades en el mercado negro internacional. Con esto, ISIS intenta establecer una estrategia de “marketing de la pena” dirigido a todas aquellas personas o instituciones que verían la compra de las antigüedades como una oportunidad para rescatarlas.
Algunos expertos piensan que los vídeos de destrucción del Estado Islámico pueden ser más montaje que realidad, precisamente porque estas reliquias constituyen una forma muy lucrativa de financiación. “Ninguno de los objetos destruidos en el vídeo es un original”, explicó Fawye Al Mahdi, Directora de Administración de Antigüedades del estado iraquí, en referencia al vídeo propagandístico de ISIS. Muchas de las piezas que son destruidas en los vídeos son reproducciones de las originales, que se encuentran en museos en Europa.
Teniendo en cuenta el valor de estas piezas, tanto la UNESCO como la Interpol han emprendido acciones para evitar la venta de estas antigüedades en el mercado negro. A esto se le suman los esfuerzos locales. Los sirios reconocen que la destrucción de patrimonio tiene mucho más valor que el histórico, por eso trabajan para protegerlo. Desde 2012, la Dirección de Antigüedades y Museos Sirios ha desarrollado un programa para evacuar las piezas y llevarlas a lugares seguros.
¿Qué consigue el ISIS con su estrategia de terrorismo cultural? Atención mediática, aumentar el alcance de sus campañas de propaganda y unos importantes ingresos económicos para la organización. Mientras tanto, poco a poco, la riqueza histórica de una región se sigue destruyendo día a día.