El hambre se cierne sobre Mosul mientras el IS asesina a los civiles que se niegan a cooperar
La batalla prosigue sin cosechar grandes avances, mientras un millón de habitantes sufre la falta de abastecimientos en un régimen de terror
Las escenas de hambre que hace meses padecieron los habitantes de Faluyacomienzan a aparecer en la geografía de Mosul sojuzgada aún por el autodenominado Estado Islámico (IS). La ONU ha advertido este martes que las familias más pobres del enclave encuentran cada vez más dificultades para alimentarse mientras el miedo sigue reinando en las calles de la segunda ciudad de Irak. Los yihadistas liquidan a los civiles que se niegan a proporcionar cobijo en sus hogares a militantes de la organización.
"Nuestros informantes nos cuentan que las familias pobres están luchando para llevar comida a la mesa", ha alertado la coordinadora humanitaria de la ONU en Irak, Lise Grande, en declaraciones a Reuters. "Cuanto más se prolongue la liberación de Mosul, más complicadas serán las condiciones de vida para estas familias", ha agregado. Desde hace semanas vecinos que habitan aún en la urbe han relatado a EL MUNDO la escalada de los precios de los alimentos, empujada por la ofensiva lanzada a mediados de octubre para arrebatar el enclave al IS.
La dramática situación que atraviesa la población atrapada en el fuego cruzado ha dejado escenas dantescas. Hace una semana las fuerzas de seguridad iraquíes lanzaron disparos al aire para dispersar a cientos de civiles que forcejeaban para conseguir la comida distribuida por el ejército en el barrio de Al Zahra, recién liberado por los uniformados. Las imágenes muestran incluso a un militar golpeando a una mujer que trata de hacerse con parte de los suministros. Según la ONG Consejo del Refugiado Noruego, "decenas de miles" de desplazados necesitan urgentemente agua, comida, electricidad y asistencia sanitaria en las zonas recuperadas por Bagdad.
Entretanto, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha denunciado este martes que las huestes de Abu Bakr al Bagdadi están asesinando a sangre fría a los civiles que rehúsan proporcionar las azoteas de sus viviendas para el lanzamiento de morteros o su uso por parte de francotiradores. "Quienes se niegan son amenazados o asesinados. El 11 de noviembre el IS disparó y mató a 12 civiles en el distrito de Bakir, en el este de Mosul, por supuestamente rechazar la instalación y lanzamiento de morteros desde las azoteas de sus casas", ha indicado la portavoz del organismo, Ravina Shamdasani en rueda de prensa desde Ginebra.
"Estas familias están siendo empleadas como escudos humanos, colocadas directamente ante el peligro", ha añadido Shamdasani. La ONU ha mostrado, además, su preocupación por la suerte de "cientos de personas que han sido secuestradas por el IS y trasladadas a lugares desconocidos". Los yihadistas siguen liquidando a quienes son acusados de proporcionar información a las fuerzas de seguridad iraquíes. El pasado viernes la organización asesinó públicamente a 27 civiles en el parque de Muhandisin, en el norte de la urbe.
Sus militantes también están tratando de detener la huida de los habitantes de Mosul abriendo fuego contra quienes escapan. Hace una semana un niño de siete años perdió la vida mientras corría hacia los uniformados desplegados en el barrio de Aden. Según la prensa local, un incidente similar se registró recientemente en el distrito de Al Zahra. Otros dos civiles murieron por los francotiradores del IS.
Cercada, pero sin avances
Seis semanas después del inicio de las operaciones para reconquistar Mosul, la batalla prosigue sin cosechar grandes avances. Los coches bomba, los artefactos explosivos improvisados, los francotiradores y la población civil atrapada en la ciudad -alrededor de un millón de almas- podrían prolongar la batalla durante semanas o meses. Las milicias chiíes de "Hashid Shaabi" (Movilización popular, en árabe) completaron la pasada semana el cerco sobre Mosul desde el flanco oeste, donde tratan de hacerse con el control de Tal Afar, ubicada a unos 55 kilómetros al oeste y habitada hasta la llegada de los yihadistas por turcomanos suníes y chiíes que mantienen lazos históricos con Ankara.
En el frente sur las escaramuzas se sitúan este martes en las villas de Shayala Abali y Shayala Ayma, a unos 90 kilómetros de Mosul. En una entrevista a Associated Press, el primer ministro iraquí Haidar al Abadi ha insistido en que el IS terminará derrumbándose en la urbe a pesar de la lentitud que domina la batalla y de que su promesa de liberar la urbe antes de finales de año parece poco probable. "Esto es como una serpiente. Si la golpeas en el centro o la cola, no servirá. Hay que golpearla en la cabeza. Y la cabeza de esta organización terrorista es Mosul. Si se la arrebatamos, será un gran golpe en sus esfuerzos para reclutar jóvenes de todo el mundo", aventuró.
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