¿A qué le teme Marcelo? ¿le teme a la justicia?
Primero las preguntas elementales.
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¿Por qué razón, un político de la talla de Marcelo Ebrard huyó de México y se refugió en Paris?
¿Por qué Marcelo llegó al extremo de mentir cuando abandonó su patria –dijo que viajaba por pocos días–, y no ha vuelto?
¿De qué o de quién huye un político que en su momento fue considerado como uno de los más acabados productos de la política mexicana?
Todas esas interrogantes –y muchas más–, las respondió el propio ex jefe de gobierno cuando a través de sus abogados solicitó ante la justicia mexicana un “amparo buscador”.
Es decir, cuando Marcelo pidió al Poder Judicial indagar si las procuradurías capitalina y General de la República habían iniciado alguna acción penal en su contra, el ex jefe de gobierno confirmó que teme a la acción de la justicia mexicana.
A partir de lo anterior, se desprende la segunda tanda de preguntas.
¿Quién, en el Distrito Federal, podría iniciar o haber iniciado acción penal contra el ex jefe de gobierno? ¿Por qué autoridad capitalina alguna o particular alguno habrían iniciado acción penal contra el ex “mejor alcalde del mundo”?
¿Quién y por qué alguna autoridad federal estaría interesada en iniciar acción penal en contra de Marcelo Ebrard? ¿Qué tipo y qué nivel de autoridad federal estaría interesada en llevar a prisión a Marcelo Ebrard? ¿Cuál podría ser el delito del fuero común o del fuero federal por el que alguien querría perseguir a Marcelo?
Está claro –si tomamos en cuenta el “amparo buscador”–, que Marcelo no se siente seguro en México. Está claro que por esa razón huyó del país; por que no se siente seguro en México. Y es evidente, por todo lo anterior, que Marcelo teme a la justicia y/o teme una venganza política?
Lo anterior lleva a una tercera tanda de preguntas.
¿Por qué ese miedo? ¿Acaso debe algo? ¿Qué debe Marcelo Ebrard, como para que autoridades del DF y/o federales pretendieran perseguirlo? ¿Será que Marcelo, un hombre de Estado, conocedor de la ley y del derecho, no cree en la justicia mexicana? ¿Será que teme ser víctima de una persecución política?
Sin duda Marcelo Ebrard tiene respuesta directa a todas las anteriores preguntas. Y a muchas otras. Pero también es cierto que sabe que en el Distrito Federal puede ser llamado a juicio por el feo fraude de la L-12 del Metro y sabe que a nivel federal en cualquier momento le podría caer encima la venganza por la “casa blanca”.
Y si de venganzas políticas se trata, Marcelo sabe mucho de ese tema.
Por eso –y porque buscan impunidad en los casos de la L-12 y de los segundos pisos–, Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador intentan asaltar con mentiras y engaños periodísticos la presidencia del Tribunal de Justicia del DF.
Pero las mentiras periodísticas de sus amigos podrán engañar a muchos por mucho tiempo, pero no engañan a más de 50 magistrados del DF que, amparados en la ley, ratificaron la legalidad de la eventual reelección del actual presidente del TPJDF, Edgar Elías; magistrados que por mayoría lo ratificarán el próximo 4 de noviembre.
Pero hay más, en su desesperación, los tinterillos de Marcelo y de AMLO que intentan apoderarse del Tribunal de Justicia del DF, tratan de hacer creer a la opinión pública que más de 50 magistrados son bobos, imbéciles y que se prestan a violar su propio estatuto por un supuesto capricho del presidente del TPJDF.
Argumentos engañabobos. Ver para creer.
Al tiempo.
EN EL CAMINO.
Por cierto, aplauso a Miguel Mancera, quien asumió los costos de parar la L-12 que pronto estará en funciones.
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