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jueves, 24 de enero de 2019

Este falso libio es una bomba en potencia

CRÓNICA

NOTICIA
Berkan Azizi sale detenido del piso en el que vivía.
Presumía de poder fabricar 'la madre de Satán', la bomba más letal del Estado Islámico, y dejó por escrito su deseo de atentar
Es Berkan Azizi, en realidad argelino y delincuente común, y fue detenido este miércoles en Barcelona, en una operación contra 18 potenciales 'lobos solitarios' llevada a cabo por los Mossos e impulsada desde CNI
En Málaga, el mismo día, fue 'cazado' un marroquí que decía que iba a 'inmolarse' en la feria de Manilva
El argelino Berkan Azizi -falso libio según la documentación que portaba al ser detenido el pasado miércoles- tenía la mala costumbre de escribir casi todo lo que se le pasaba por la cabeza, fuera delictivo o no lo fuera. Y menos mal. Porque ese hábito hipergráfico y una prolija labor de seguimiento hizo posible que este delincuente fuese desactivado, al menos de momento, como una bomba yihadista potencial.
Ese mismo día , también Anwar Andalosi, un marroquí de 27 años, era detenido por anunciar a los cuatro vientos, es decir, a través de su perfil de redes sociales su intención de hacerse explotar en la Feria de Manilva, en Málaga. Dos modos de comportarse, dos amenazas de distinto carácter, probablemente igual de peligrosas.
Berkan Azizi pasó por la prisión de Brians condenado por un delito menor y allí tuvo la oportunidad de desarrollar una pulsión radical que apenas tenía de forma embrionaria antes de entrar. Sus comentarios en el centro penitenciario llamaron la atención lo suficiente como para que el CNI lo considerase un peligro y solicitase seguimiento para él en su regreso a la libertad.
Los correos que le fueron interceptados por los mossos después de esa evolución eran bastante alarmantes dadas las circunstancias, en especial en Cataluña. En uno de ellos expresaba su intención de utilizar sus contactos para comprar armas -algunas fuentes señalan que lo intentó pero que el negocio quedó frustrado y otras que sólo anunció que iba a hacerlo-. En otro de sus comentarios introducía su idea de conseguir armas y su aspiración a cometer un atentado.
Y en otro de sus correos se presentaba como un capacitado fabricante de TATP, el explosivo casero del Estado Islámico, compuesto por peróxido de acetona y conocido como La Madrede Satán. Fue el material que con tanta contundencia fue empleado en el ataque contra el aeropuerto de Bruselas, pero sobre todo fue el compuesto que hizo saltar por los aires la casa de Alcanar donde la célula yihadista que atentó el 17 de agosto de 2017 en Barcelona preparaba un atentado mucho más tremendo y mortal que el que sus miembros llevaron a cabo.
Sin embargo, lo que realmente llama la atención del argelino Azizi es su modus operandi previo incluso a la ideación del atentado que tenía la «voluntad» -en palabras del conseller Miquel Buch- de perpetrar; un modo de funcionamiento muy vinculado a sus relaciones y su forma de vida.

Arrestado en un piso 'okupado'

Delincuente común por vocación, Azzizi llevaba 20 años inmerso en esa actividad. Fue detenido por los mossos a las seis de la mañana en un piso que él y su compañero, otro ciudadano de origen argelino, habían ocupado de forma ilegal. Los investigadores sabían que iban a encontrar todo tipo de objetos robados pero no estaban seguros de si el argelino había empezado de algún modo, su pretensión de fabricar TATP. Por eso pidieron a sus expertos en explosivos que relizasen los primeros tanteos. En realidad, lo que encontraron confirmaba lo que habían estado observando durante meses y era el uso que el yihadista vocacional había hecho de una veintena de delincuentes comunes de nacionalidades -argelinos, iraquíes, libios y egipcios- que contribuyeron a alertar todavía más a los agentes que estaban realizando el segumiento.
El argelino Berkan Azizi había reproducido con mucho mayor entusiasmo el esquema empleado en atentados perpetrados por toda Europa según el cual, los yihadistas se ponen en contacto con delincuentes comunes para utilizar sus habilidades en favor de la causa que persiguen. Ocurrió en los atentados de marzo de 2004 en Madrid. «La financiación de esos atentados a base de dinero obtenido mediante unas pocas y humildes operaciones delictivas realizadas por un puñado ded delincuentes comunes demostró que subestimar el peso de esa clase de vínculos criminales de menor entidad tiene consecuencias dramáticas», recuerda el profesor Luis de la Corte Ibáñez en uno de sus estudios sobre el «nexo terror-crimen».
Ocurrió en Francia donde los terroristas financiaron algunos de sus atentados con la venta ilegal de zapatillas de deportes en las calles. Ocurrió en Barcelona, donde Abdelbaki Es Satty, el iman de Ripoll, antiguo delincuente común relacionado con el mundo de la droga empleó, tras pasar de prisión, el dinero de la venta de oro robado en la financiación de lo que planeó como una masacre absoluta en la Ciudad Condal. Y cabe añadir que los primeros yihadistas españoles que viajaron hasta Ceuta para suicidarse en Siria estaban fichados como delincuentes por las diferentes fuerzas policiales.
Lo que ocurre es que en el caso de Berkan Azzizi, el argelino había sistematizado el recurso delincuencial. Hasta 369 delitos contra el patrimonio, falsificación documental o salud pública acumulaban los 18 arrestados en la operación efectuada por los mossos. Cuatro de estas personas además de él -también delincuentes habituales- con figuraban el núcleo duro del grupo y estaban radicalizados, bien por las prédicas del argelino, bien por su propio esfuerzo personal. En expresión de los mossos, «defendían los principios doctrinales y de acción del movimiento yihadista y consumían importante volumen de publicaciones con postulados del Daesh». Pero el resto estaba siendo utilizado -no ha quedado aclarado si consicente o inconscientemente- por el líder por las habilidades que cada uno demostraba.
Una de las acusaciones que recayó desde la primera hora de la operación sobre el falso libio fue que se había puesto en contacto con organizaciones criminales que a su vez tenían entre sus posibles clientes a terroristas interesados en adquirir documentos robados. Varios de los detenidos en la operación se dedicaban a distraer documentos en general de los numerosos turistas que visitan Barcelona.
«Hay muchos radicalizados que no dan el paso y no cometen atentados porque su falta de contactos con el mundo criminal les hace desistir», señala el profesor de la Universidad Autónoma, Luis de la Corte. Pero ese no era el problema de Azizi. En el mundo en el que se movía, lo que se denomina el «efecto de selección», la posibilidad de captar a quien pueda ser instrumentalizado por sus diferentes habilidades, tenía combinaciones casi infinitas. Y un caldo de cultivo también prometedor. «Un elemento estimulador aprovechado por el captador es la capacidad de inducir en los delincuentes un sentimiento de culpa y de ofrecerles la redención de un pasado moralmente cuestionable», señala el experto recordando la habilidad que los yihadistas han desarrollado para sublimar la actividad delincuencial dándole un sentido presintamente trascendente.
Esa circunstancia y la instrucción dada por las organizaciones islamistas ya en los noventa para que no sea necesaria una célula para atentar, ni una infraestructura ni una orden directa sobre los modos ni los objetivos, constituyen una combinación letal.

'Matrimonio de conveniencia'

Los expertos aseguran que es en los barrios marginales, como el escenario desarrollado por la operacion de los mossos, donde prende con más facilidad el peligro de que se produzca el «matrimonio de conveniencia» entre yihadismo y crimen organizado o delinciencia común. «Como aquellos que existen en numerosas capitales y grandes ciudades afectados por una escasa presencia institucional, altas tasas de delincuencia y una arraigada subcultura criminal, a la que a menudo se suma una alta concentración de población inmigrante o de representantes de minorías». Ha quedado demostrada, en definitiva, la preocupante teoría de que el nexo entre ambos mundos es cada vez más frecuente.
Finalmente, el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón decidió que pasaran a prisión sólo tres de los 18 detenidos y determinó medidas de control para otros dos. El resto, acusado de delitos menores, quedó en libertad a las pocas horas de iniciada la operación policial. Ya en la calle, algunos de estos delincuentes reincidentes desplegaban peculiares argumentarios de inocencia. «Llevo 20 años viviendo aquí, no soy un terrorista, unicamente robo sin hacer daño a nadie». Sic.
Demostrado está que los yihadistas no necesitan infraestructura ni tampoco tener demasiada inteligencia para causar daños tremendos. Anwar Andalosi grabó el pasado mes de agosto un vídeo a los yihadistas de Siria un vídeo en el que les anunciaba su intención de hacerse explotar en la feria de Manilva.
Meses después, apenas hace unos días, profundizó en su paroxismo al manifestar públicamente que él era un soldado del Estado Islámico. Con el discurso oficial del Daesh, juró lealtad al lider El Baghdadi y la policía decidió no arriesgarse y le detuvo para evitar que, un anuncio extravagante por público, finalmente se transformase en una tragedia.
Se había interesado por la compra de armas de fuego y de armas blancas y había llegado a la internet profunda para consumir material oficial del Daesh, «de extrema crudeza, de asesinatos y degollamientos», según la información proporcionada por la Policía. Su modo de compensar la imposibilidad de ir a Siria por la penosa situación en la que allí se encuentra el Estado Islámico, fue idear «atentados dentro de nuestras fronteras» y retroalimentó su necesidad de complicidades con perfiles de afines e integrantes del Daesh. El juez Santiago Pedraz le envió a prisión el viernes. Dos modos de practicar el radicalismo. Una sola amenaza.

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