La corrupción del
Islam
Junto con los gobernantes traidores
musulmanes, estos 'intelectuales' están colaborando con Occidente, para
corromper y reestructurar el Islam. Afirman que mientras el Islam es excelente
como religión espiritual, su sistema de vida sin embargo, ya no es 'válido' para
ser implantado hoy en día. Esta gente olvida que Allah (s.t.) ha enviado a
Muhammad (s.a.s.) con el Islam para que sea el Dîn (modo de vida) de toda la
humanidad hasta el Día del Juicio. Sus objetivos son engendrar una Umma más
sumisa, erradicar cualquier conciencia política, remover la naturaleza política
de la 'aqida islámica, y eliminar el hecho de que el Islam tiene su estructura
política peculiar junto con su propio estilo de vida.
A diferencia de la confrontación contra
el comunismo, focalizado sobre el Kremlin y la antigua Unión Soviética, esta
cruzada occidental tiene como objetivo tanto el ataque ideológico sobre el Islam
así como el ataque físico a los musulmanes. El resultado es el ataque físico a
los musulmanes con total arrogancia y desprecio allá donde Occidente tenga
intereses económicos, y a la vez manipular constantemente a la opinión pública
internacional para indisponerla contra los musulmanes. Por otro lado, el
comunismo en sí mismo nunca fue una amenaza para el capitalismo, y por tanto
nunca hubo una necesidad real de deformar su ideología. El peligro para
Occidente provenía del Kremlin y del liderazgo soviético; en contraste a esto,
mientras los traidores gobernantes musulmanes no constituyen ningún peligro para
Occidente, el Islam en sí mismo sí es una amenaza para la codicia y crueldad
occidental, y por tanto, para esclavizar a los musulmanes el Islam debe ser o
bien destruido o corrompido.
El Islam posee una 'aqida que contiene
tanto aspectos espirituales como sociales, revelados por Allah (s.t.) para
regular tanto las relaciones del ser humano con su Creador como las relaciones
interpersonales de los seres humanos y las relaciones sociales, económicas y
políticas derivadas de la vida aquí y ahora, y por tanto el Islam no puede ser
relegado como una 'religión' enfocada exclusivamente a los aspectos relacionados
con la próxima vida, sino que el Islam fue revelado también para estructurar las
relaciones del ser humano con el resto de la creación, es decir su existencia
temporal. Islam y vida no pueden disociarse. Muhammad (s.a.s.) pasó diez años de
los 23 en que realizó su función profética, dedicado a legislar, estableciendo y
consolidando una sociedad islámica, definiendo su estructura y función. Ser
musulmán significa vivir y encargarse de los asuntos de la Umma según el Islam
exclusivamente. Allah (s.t.) ata y une el acto de legislar y juzgar en los
asuntos de la vida diaria directamente al îmân del ser humano (Sura An-Nisa:
65).
Después de la muerte del profeta
(s.a.s.) los primeros califas se encargaron de implantar el Islam legislando y
juzgando exclusivamente acorde al mismo. Ibn al Yauzi transmite un relato de
Umar bin al-Jattab (r.a.) donde dice: "Por Allah, que no os envío mis gobernantes
para que os maltraten o extorsionen vuestras propiedades; os los envío para que os instruyan en el Din y sus
leyes; si alguien sufre de lo contrario, debo ser informado; por Allah, que
cesaré a aquel que lo cometa." Contrasta esta actitud con la barbarie y
tiranía de un Karimov (presidente de Uzbekistán), por ejemplo, o con la pusilanimidad de un
Mubarak (presidente de Egipto), o de cualquier otro de los llamados
'gobernantes' actuales.
Lo que muchos musulmanes no se
percatan, pero que está claro para los enemigos, es que el Islam también posee
una metodología legislativa, y por tanto Allah (s.t.) no solo requiere de
nosotros el Salat, sino que también detalla como hay que hacer el Salat;
similarmente, cuando Allah (s.t.) nos ordena implantar el Islam, Allah (s.t.)
nos envía un profeta (s.a.s.) que nos describe como (tariqa) hacerlo. Es necesaria
esta tariqa del Islam que los kufar tienen por objetivo el destruirla. En los
primeros días de la guerra de Afganistán, el antiguo asesor del secretario de
estado de la administración Clinton, James Rubin, menospreciaba esta tariqa,
denominándola 'Edad de Piedra'. Sus insultos a los musulmanes fueron recogidos
en el diario Independent Newspaper (Londres) 14/10/01, titulado, 'James Rubin: el resentimiento de los musulmanes hacia
Occidente desaparecerá cuando sean libres y estén alimentados',
afirmaba, más adelante proseguía, "...¿realmente queréis vivir en la Tierra de
Bin Laden, un califato de la Edad Media
islámica, sin derechos, ni economía, ni futuro? estoy seguro de que la
respuesta será no." En contraste a
este punto de vista tergiversado de Rubin el orientalista Bernad Lewis, escribe
en su libro '¿Qué fue mal?', "Islam representó el mayor poder militar en
la tierra, sus ejércitos al mismo tiempo se expandía por Europa, África y China.
Era el poder económico más próspero en el mundo...había alcanzado el mayor
desarrollo en la historia de la humanidad, en las artes y ciencias de la
civilización...".
El odio de Rubin hacia el Islam le hace
olvidar como sus propios antepasados judíos, en el siglo XVIII, buscaron y
encontraron cobijo, derechos y un sistema económico que les trajo prosperidad
bajo el califato islámico, en un tiempo en el que los judíos no tenían futuro
alguno en ningún lado y eran masacrados en España y acosados en Europa.
América está intentado endosar la sucia
etiqueta de terrorismo a aquellos que luchan pacíficamente por el retorno del
Islam y el califato. Al mismo tiempo, América financia a los auténticos
terroristas en nuestras tierras, los dictadores asesinos, (como Mubarak y el
carnicero Karimov) quienes han torturado y asesinado a miles de musulmanes como
Farhad Usmanov de Uzbekistán, cuyo único 'crimen' ha sido llamar para la
restauración del Islam.
De forma similar Occidente ataca las
leyes que protegen la Umma, específicamente el Yihad, obligación de los
musulmanes tal como Allah (s.t.) ordena en el Corán (Sura At-Tauba: 14-15). El
yihad es demonizado porque es el motor que anima a la Umma a levantarse una y
otra vez contra la codicia de América y de los judíos. El Yihad nada tiene que
ver con terrorismo, ni con la crueldad, ni con las conquistas materiales ni con
el robo de los recursos, sino que su función es proteger nuestro Dîn, nuestro
honor, nuestras tierras y nuestra Umma.
Como resultado de sus esfuerzos por
erradicar la tariqa, en vez de ser gobernados por un Emir de los Mu'minin para
todos los musulmanes, tenemos más de 50 déspotas con variable grado de tiranía
gobernando y oprimiendo a una Umma oprimida. En vez de juzgar y legislar acorde
al Islam, legislamos y juzgamos por constituciones corruptas hechas por el
hombre bajo los dictados de los kuffars y los taghut (los poderes
faraónicos).
Nuestros líderes corruptos y los
intelectuales occidentalizados están corrompiendo el Islam a la imagen de
América/Occidente, secularizándolo y despolitizándolo. Sus objetivos son
corromper y confundir, hacer dudar a la Umma mientras que los kuffar siguen
adelante con sus planes.
Esta gente debiera avergonzarse de
llamarse a sí mismos musulmanes, puesto que hasta los orientalistas ven
claramente la naturaleza política del Islam. Bernard Lewis en el Atlantic
Monthly (US), Febrero 1993 señala que, "La separación de iglesia y estado en las
sociedades occidentales no se
refleja en una separación entre mezquita y estado dentro del Islam. La
mezquita, en el corazón de muchos musulmanes, es el estado. Y la representación
del estado a menudo aparece en la figura del gobernador mismo, visto como Amir
al-Mu'minin (príncipe de los musulmanes), el califa, sultán..."
Islam es un sistema de vida
revelado a la humanidad, como don otorgado a la misma, que perdurará hasta el
día final. El Islam ha engendrado una civilización que no ha tenido paralelo
alguno en la historia de la humanidad. Bernad Lewis señala, "Por el contrario, el Islam creó una civilización mundial, multiétnica,
multirracial,
internacional, podría decirse que intercontinental."
La ideología capitalista no ha de ser
combatida con bombas sino con la ideas del Islam, esta es la más poderosa y
definitiva respuesta al kufr y al taghut (los poderes faraónicos). El deber de
la Umma y la solución a sus problemas reside en la reimplantación del Islam en
la vida, y esto es un deber que recae en cada uno de nosotros, el camino a
través del cual debe ser hecho reside en la tariqa del Islam.
¿Acaso no era Rasûlullah (s.a.s.)
nuestro ejemplo, y no somos nosotros la Umma de Muhammad (s.a.s.)?. Los
musulmanes no temen a nadie más que a Allah (s.t.).
Fuente: Hamza Abdul Mu'iz (Abu
Yahya)
Political correspondent, KCom
Journal
Khilafah.com
Traducción: Asociación Cultural Zawiya
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