MEXICO: Tarahumaras masacrados. Carlos Ramírez
El Financiero
Las buenas conciencias mexicanas se han
preocupado en medios y redes sociales por los niños de Sandy Hook pero han
guardado silencio ante la matanza de personas ocurrida el pasado viernes 7 de
diciembre en el poblado de Guadalupe y Calvo, en la sierra Tarahumara; en una
noche, 11 personas fueron abatidas por bandas de presuntos narcos en una
disputa por el territorio porque ese poblado se encuentra dentro de la zona de
tráfico de drogas.
El problema radica en el hecho de que se
trató de una masacre de civiles a manos de bandas del crimen organizado ante la
pasividad gubernamental. Y que hasta ahora la demanda de atención a la ausencia
de atención en seguridad en zonas territoriales de partes de la República haya
carecido de alguna medida de mediano plazo. La Sierra Tarahumara se ha colocado
en la atención nacional no sólo por los asesinados en la guerra entre cárteles,
sino por el abandono en que se encuentran sus habitantes. A finales de 2011 se
difundieron versiones de suicidios masivos de indígenas en situación de
hambruna, lo que motivó movilizaciones sociales para el envío de alimentación.
Pero los medios que atendieron el problema en su fase de revelación luego se
desentendieron y dejó de fluir información sobre la hambruna.
El problema de la violencia en México se
ha agotado en la sola contabilidad criminal de asesinados, sin profundizar en
sus causas ni en sus consecuencias. Hasta ahora ninguna organización no
gubernamental ha emprendido alguna investigación sobre los 11 asesinados en la
Sierra Tarahumara para cuando menos tener claridad sobre los grupos en pugna.
Lo significativo fue el hecho de que en el poblado de Guadalupe y Calvo hubo
ausencia de policías municipales y la situación se aseguró con la presencia de
tropas del Ejército. Sin embargo, datos anteriores han revelado la presencia de
cárteles en la zona sin atención de las autoridades estatales o municipales.
El problema de la violencia armada no
tiene que ver sólo con la libertad para la compra de armas de fuego, aunque
pueda ser un componente importante. En EU hay casos diarios de asesinatos con
armas de fuego compradas ilegalmente y en México existen hechos similares en
cantidad aun sin libertad para adquirir armas.
Lo que en EU no se ha querido entender
es el hecho de que buena parte de la violencia armada proviene de la venta
ilegal de armas, no de la legal, y que paulatinamente se han ido colocando
obstáculos para la venta sin que se haya registrado alguna baja en la
violencia. En EU y en México, el problema es de calidad social.
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