Miles de personas se habían reunido para demostrar su rechazo al bombardeo israelí sobre Gaza. Sin embargo, la protesta rápidamente se tornó violenta y contra los judíos en general. Uno de los que se encontraban atrapados le dijo a la televisión israelí que la calle era “como una intifada”, término utilizado para describir el levantamiento palestino contra la ocupación israelí.
Algunos de los judíos atrapados intentaron escapar mientras la policía dispersaba a la masa. Manuel Valls, el Primer Ministro francés, condenó el ataque “en los términos más enérgicos posibles” , mientras que Joel Mergei, un líder de la comunidad, dijo estar “profundamente impactado” . Las palabras no tuvieron ningún efecto.
Dos semanas más tarde, 400 manifestantes atacaron una sinagoga y negocios de judíos en Sarcelles, al norte de París, al compás de los gritos “muerte a los judíos”. Ya se habían pegado carteles en las calles, avisando con anterioridad sobre el ataque, al mejor estilo de los pogromos de la Rusia Zarista.
Francia ha sido escenario de los ataques más violentos, pero el antisemitismo está acechando a toda Europa, encendido por las llamas de Gaza. En Gran Bretaña, el Comité de Seguridad de la Comunidad (Community Security Trust o CST) estimó que ocurrieron cerca de 100 incidentes antisemitas en julio, el doble de la cantidad habitual. El CST ha emitido una alerta a todas las instituciones judías. En Berlín, manifestantes antisemitas fueron detenidos antes de atacar una sinagoga. En Bélgica, el dueño de un café colgó un cartel que decía “pueden entrar perros, pero judíos, no”.
Sin embargo, esto no parece sorprender a los judíos de Europa. Setenta años después del Holocausto, de Amiens a Atenas, el más antiguo de los odios vuelve a aflorar. Algunos dicen que la oposición a la política israelí sirve de justificación para ventilar el odio a los judíos, a pesar de que muchos de estos se oponen a las políticas de la derecha israelí y apoyan la creación de un estado palestino.
Como dice Stephen Pollard, editor del diario judío Jewish Chronicle: “Esta gente no fue atacada porque estaba demostrando su apoyo al gobierno israelí. Esta gente fue atacada porque eran judíos, viviendo su vida común y corriente”.
Fue un fin de semana de mayo el que pareció anticipar la oscuridad. El 24 de mayo, un hombre disparó un rifle Kalashnikov contra el Museo de Bruselas, matando a cuatro personas. Al día siguiente las elecciones del parlamento europeo mostraron un resurgimiento del apoyo a los partidos de extrema derecha en Francia, Grecia, Hungría y Alemania. El Frente Nacionalista de Francia ganó la elección, que muchos temen puede ser la antesala de la elección nacional.
Quizás lo más impactante es el surgimiento del apoyo de Golden Dawn en Grecia. El partido, abiertamente neonazi, ganó casi el 10% de los votos, ingresando tres miembros en el parlamento europeo.
En algunas partes de Hungría, especialmente en las más empobrecidas al norte y este del país, Jobbik es el partido de oposición más fuerte contra la derecha actual de Fidesz. J obbik ganó por 14.7% de los votos en las elecciones europeas. El partido dice no ser antisemita pero incluso Marine Le Pen, líder del Frente Nacional Francés, se negó a cooperar con ellos en el parlamento europeo.
En noviembre de 2012, Marton Gyöngyösi, un diputado de Jobbik, instó a elaborar una lista de los judíos húngaros, especialmente los que trabajan en el Parlamento, para el gobierno, ya que constituyen “un riesgo para la seguridad nacional”. (Gyöngyösi luego se disculpó y dijo que sólo se estaba refiriéndose a los judíos con doble ciudadanía: israelí y húngara.)
Algunos vieron en el ataque de Bruselas y los resultados de las elecciones oscuros vaticinios. Jeffrey Goldberg, un reconocido periodista judío estadounidense, se pregunta: “ ¿Cuándo los judíos de Estados Unidos y los judíos de Israel les dirán a los judíos de Europa que es tiempo de irse?” Pareciera ser que ahora.
IRSE
Una encuesta publicada en noviembre de 20113 por la agencia por los derechos fundamentales de la Unión Europea halló que el 29% había considerado emigrar ya que no se sentían seguros. Los judíos en toda Europa señalaron: “nos insultan, discriminan, sufrimos violencia física que a pesar de los esfuerzos tanto de la UE como de sus miembros, no da muestras de disminuir”.
Dos tercios consideran que el antisemitismo constituye un problema en los países encuestados. En total, el 76% dijo que el antisemitismo empeoró durante los últimos cinco años en sus países, sobre todo en Francia, Hungría, y Bélgica. El Congreso Judío Europeo ha creado un sitio web, sacc.eu, para dar consejos y establecer contacto en caso de un ataque.
“La tendencia es muy alarmante,” dice Natan Sharansky, director de la Agencia Judía Mundial, que liga a Israel con las comunidades de la diáspora y organiza la inmigración. “El nivel de preocupación en Europa es mayor que en Asia o los países de América Latina. El sentimiento de inseguridad crece. Es difícil imaginar que en Francia, Bélgica y otros países de Europa se les diga a los judíos que salgan a la calle sin kipá”.
Una encuesta realizada por la Anti-Defamation League (ADL) en Nueva York llegó a resultados similares. Este organismo consultó a 53.000 adultos en 102 países. El 26% mostraron actitudes profundamente antisemitas, contestando “probablemente cierto” a 6 o más de las 11 preguntas sobre el estereotipo negativo de los judíos.
Los peores prejuicios fueron hallados en el mundo árabe, los Territorios Palestinos en primer lugar (93%), seguido de Irak (92%). En Europa, Grecia estuvo a la cabeza de la lista con un 69% de antisemitismo, mientras que Francia obtuvo un 37% y Bélgica un 27%. Gran Bretaña obtuvo un 8%, Holanda 5% y Suecia el menor porcentaje: 4%. En Europa Orienta, Polonia obtuvo un 45% y Hungría un 41%. La República Checa obtuvo el menor de los porcentajes: 13%.
Pero el cuadro es más complejo que lo que sugiere la encuesta. Malmo, la tercera ciudad más grande de Suecia, es uno de los peores lugares para que viva un judío hoy en día. Los ataques antisemitas se triplicaron entre 2010 y 2012. La comunidad, alrededor de 700 instituciones, registraron 60 incidentes. En octubre de 2012 una bomba explotó en una comunidad judía.
Los dirigentes judíos acusaron a Ilmar Reepalu, que fue intendente entre 1994 y 2013 de realizar comentarios incitadores. Reepalu instó a los judíos a distanciarse del Sionismo y dijo que la Comunidad Judía había sido “infiltrada” por el partido Demócrata Sueco, que tiene sus raíces en la derecha. Sin embargo, Reepalu negó ser antisemita.
Pero sus comentarios desataron una lluvia de protestas y fue obligado a retractarse. Hannah Rosenthal, la ex enviada especial de los EE.UU. para combatir el antisemitismo dijo que Malmo es un ejemplo del “nuevo antisemitismo” en el que el odio a Israel es el disfraz para esconder el odio a los judíos.
No es antisemita criticar al gobierno israelí o a sus políticas, dicen los dirigentes judíos. Le damos la bienvenida a un debate razonable sobre el conflicto, especialmente ahora con la situación en Gaza. Pero la mórbida obsesión que hay sobre la única democracia en el Medio Oriente, dicen, muestra una incesante demonización, y los llamados a la destrucción de Israel son un claro indicio de antisemitismo.
Las redes sociales proveen una plataforma fácil y rápida para difundir el odio, que ha recibido fuerza por la alianza entre los musulmanes y la izquierda, dice Ben Cohen, autor de Some of My Best Friends: A Journey Through Twenty-First Century Anti-Semitism. (Algunos de mis mejores amigos, un recorrido sobre el antisemitismo del Siglo XXI) “Decir que los judíos son la única nación que no tienen derecho a la autodeterminación, que Israel es la encarnación de la Alemania nazi o que ejerce el apartheid como Sudáfrica; la afirmación de que “el Lobby israelí” manipula la política exterior norteamericana es sin duda antisemitismo”. |
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