Opinión
Un voto por Lagrimita
26.01.2015
La rebatinga por las candidaturas para las elecciones
le pone a Gamés los pelos de punta. Golpes bajos, ventas al mejor
postor, traiciones, cretinismo ufano, cinismo, mentiras, dinero mal
habido, dispepsia cerebral, nervios de punta, neuronas en fuga
desesperada, en fon. Como en botica, de todo. Un amigo que no malquiere a
Gamés le ha dicho que por desgracia la ley electoral no ha sido
suficientemente (Gil aprecia los adverbios largos) severa con los
aspirantes a un cargo de elección popular.
Este amigo afirma que el photoshop usado en las caras impresas de la propaganda electoral debería estar prohibido. Los vemos colgados en los postes (los carteles, se entiende) con rostros perfectos, sin una sola imperfección: 'Soy Godínez, voten por mí'. Tiempo después, el ciudadano ve llegar al recinto legislativo a alguien salido de las catacumbas, un muerto viviente, un zombie. Multas estrafalarias a quien use el photoshop.
Del mismo modo, la ley electoral debió incluir en su momento un draconiano artículo en el cual se estipule que en sus discursos de campaña, los políticos, o lo que sea que fueren, no podrán excederse de las 17 sílabas. Haikus, el breve poema japonés compuesto por tres versos de cinco, de siete y de cinco sílabas. Ni una palabra más en sus discursos so pena de multas escandalosas. Tendríamos grandes piezas de oratoria: vengo aquí sí/ a ofrecer el mundo/ voten por mí adiós (medir sílabas es difícil). Las campañas serían aún más breves, gratamente (otro adverbio) vertiginosas.
Otra contención de la ley electoral: se prohibe de modo terminante que periodistas y escritores escriban discursos así sean haikus a los políticos. Se acabó aquello de que llámenle al escritor de la prosa flamígera, busquen al inspirado poeta, tráigamne la cabeza, con su cuerpo si fuera necesario, de la metáfora más rápida del Oeste y ofrezcánle una recompensa. Gil y su amigo se han prometido estudiar en estas campañas a los aspirantes y hacer nuevas propuestas susceptibles de convertirse en leyes.
Pasen a lo barrido
Dirán misa los ortodoxos, pero la candidatura de Cuauhtémoc Blanco por el Partido Socialdemócrata (PSD) a la alcaldía de Cuernavaca no lo ha alarmado en demasía. Por cierto, lean nada más el nombre que la familia se ha llevado a casa. Sí, la familia Bordonave ha hecho con los Yañez Moreno un negocio rotundo en Morelos pues el partido perdió su registro a nivel nacional. Les queda un negocio de ocho o diez millones de pesos. Pas mal.
Ahora mal, el pinche Temo (así le dicen sus seguidores) ha sido futbolista, empresario restaurantero, galán de telenolvelas y de actrices (bueno, es un decir muy decir) como Galilea Montijo, Liliana Lago, Rosana Nájera, Sandra Montoya. El Temo se ha despachado con el cucharón del puchero. Ahora, la política. Oh, sí. Dice el Cuau: “No soy político, pero quiero serlo por ustedes, porque soy una persona como ustedes, soy una persona que nunca ha ocasionado problemas, creo que la política no ha podido solucionar muchas cosas aquí en Cuernavaca y todos los sabemos”.
El payaso Walton
Por algo son las cosas, como diría el filósofo. En un mundo en el cual el señor Luis Walton, expresidente muncipal de Acapulco pretende ser candidato a la gubernatura de Guerrero, por qué rayos el Temo no podría ser alcalde de Cuernavaca. Nomás faltaba. El señor aparece en una fotografía blandiendo un documento en el que solicita el registro como precandidato del Movimiento Ciudadano. Su periódico Reforma ofrece estas tres cifras: 142 homicidios por cada 100 mil habitantes, 98 delitos por cada 100 mil habitantes, mil 200 millones de deuda heredada. En otras partes del mundo, Walton debería estar en su casa purgando la condena del descrédito. Para nada, Walton sonríe y busca la gubernatura.
En ese mundo, el payaso Lagrimita merece la precandidatura a la alcaldía de Guadalajara y también Walton registro para competir por el gobierno de Guerrero. Y no le vengan a Gamés con la paparruchada de que los políticos profesionales saben cómo hacerlo. Precisamente esos políticos que han fracasado deberían apartarse de la vida pública. Si Walton puede aparecer en la boleta para gobernar Guerrero, Gil le da su voto a Lagrimita e inmediatamente después al gran Temo. ¡Venga Temo, dispare al arco!
La máxima de George Bernard Shaw espetó dentro del ático de las frases célebres: “La política es el paraíso de los charlatanes”.
Gil s’en va.
Twitter: @GilGamesX
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Otra contención de la ley electoral: se prohibe de modo terminante que periodistas y escritores escriban discursos así sean haikus a los políticos. Se acabó aquello de que llámenle al escritor de la prosa flamígera, busquen al inspirado poeta, tráigamne la cabeza, con su cuerpo si fuera necesario, de la metáfora más rápida del Oeste y ofrezcánle una recompensa. Gil y su amigo se han prometido estudiar en estas campañas a los aspirantes y hacer nuevas propuestas susceptibles de convertirse en leyes.
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Dirán misa los ortodoxos, pero la candidatura de Cuauhtémoc Blanco por el Partido Socialdemócrata (PSD) a la alcaldía de Cuernavaca no lo ha alarmado en demasía. Por cierto, lean nada más el nombre que la familia se ha llevado a casa. Sí, la familia Bordonave ha hecho con los Yañez Moreno un negocio rotundo en Morelos pues el partido perdió su registro a nivel nacional. Les queda un negocio de ocho o diez millones de pesos. Pas mal.
Ahora mal, el pinche Temo (así le dicen sus seguidores) ha sido futbolista, empresario restaurantero, galán de telenolvelas y de actrices (bueno, es un decir muy decir) como Galilea Montijo, Liliana Lago, Rosana Nájera, Sandra Montoya. El Temo se ha despachado con el cucharón del puchero. Ahora, la política. Oh, sí. Dice el Cuau: “No soy político, pero quiero serlo por ustedes, porque soy una persona como ustedes, soy una persona que nunca ha ocasionado problemas, creo que la política no ha podido solucionar muchas cosas aquí en Cuernavaca y todos los sabemos”.
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Por algo son las cosas, como diría el filósofo. En un mundo en el cual el señor Luis Walton, expresidente muncipal de Acapulco pretende ser candidato a la gubernatura de Guerrero, por qué rayos el Temo no podría ser alcalde de Cuernavaca. Nomás faltaba. El señor aparece en una fotografía blandiendo un documento en el que solicita el registro como precandidato del Movimiento Ciudadano. Su periódico Reforma ofrece estas tres cifras: 142 homicidios por cada 100 mil habitantes, 98 delitos por cada 100 mil habitantes, mil 200 millones de deuda heredada. En otras partes del mundo, Walton debería estar en su casa purgando la condena del descrédito. Para nada, Walton sonríe y busca la gubernatura.
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