MÉXICO: Estado de corrupción -- Estado de terror
Mumía Abú-Jamal
9-11-2014
La desaparición de 43 estudiantes en México, hecha posible por la profunda corrupción de los políticos y de la policía, ha sacudido fuertemente a la nación entera en formas no vistas desde 1968.
En aquel entonces, como ahora, las protestas de los estudiantes contra las fallas y la corrupción del Estado llegaron a su punto de crísis – chispas de rebelión y del rechazo social del podrido status quo mexicano.
Con las noticias que la policía local de Iguala, Estado de Guerrero, por orden del corrupto alcalde, secuestró a 43 estudiantes universitarios y los entregó a pistoleros de una banda de narcotraficantes, se han abierto de golpe las puertas a protestas en toda la nación y al desprecio y rechazo general del gobierno. Porque ésto revela, con absoluta claridad, que el Estado mexicano es tán corrupto que no hay diferencia entre los políticos, los policías y los narcos que trafican las drogas. Todos ellos están metidos en el mismo juego sucio del dinero, la violencia y el crimen.
Ellos son hermanos de la misma camada.
Porque cuando la clase política traiciona a la juventud, y la policía traiciona sus juramentos, se convierten en nada menos que en maleantes con otro nombre, cómplices participantes en el crimen.
Ellos prueban que bajo el neo-liberalismo, el Estado mismo está en venta al mejor postor.
Y por éso son gángsters.
Porque el capitalismo lo compra todo, y en consecuencia, lo corrompe todo.
Y... Si tu crees que un simple alcalde ordenó el asesinato de docenas de estudiantes solo con su palabra -- ¡Te ofrezco un puente que quiero vender en Brooklyn, Nueva York!
Ésto apunta a un sistema de corrupción que sigilosamente se mueve penetrando todo el sistema del gobierno mexicano. El periodista norteamericano, John Gibler, en su libro, Morir en México, (To Die in Mexico: Dispatches from Inside the Drug War, City Lights, 2011), dice que la corrupción en México es en verdad sistémica, donde los carteles de drogas en realidad gobiernan estados mexicanos enteros.
Gibler explica las dimensiones de la llamada "guerra contra las drogas" en México, y la omnipresencia del miedo que resulta de esa guerra:
En las zonas de batalla de la guerra contra las drogas, donde los soldados puestos en las calles para “evitar que las drogas alcancen a sus hijos” disparan en cambio contra esos menores, donde los más crueles asesinos a sueldo son llamados Los Barbies, donde la policía te va a decir que ellos no investigan casos de asesinato porque tienen miedo, las ambulancias no llevan al hospital a heridos de bala por temor a que regresen los asesinos a dar los tiros fatales a sus víctimas cuando los están llevando al hospital; en un lugar donde esos aburdos son lo normal...
En México, los carteles de drogas compran, y manejan, a gobernadores, alcaldes, otros políticos y a departamentos de policía enteros.
Todos trabajan para ellos, para los carteles.
Ésto explica, y hace posible, el ataque, "los arrestos", y la masacre de los estudiantes universitarios de Ayotzinapa, que vinieron a protestar a Iguala. Cuarentitrés jóvenes.
Lo que nosotros estamos viendo hoy es simple: terrorismo del estado.
--© ‘14maj
Traducción libre del inglés enviado por
REFUGIO DEL RÍO GRANDE, Texas, EE.UU.
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**Due to mis-direction by the U.S. Postal Service, I ask readers to please forgive the lateness of this commentary by Brother Mumia.
In service
Fatirah
MEXICO: State of Corruption – State of Terror
[col. writ. 11/9/14] © ’14 Mumia Abu-Jamal
The disappearance of 43 students in Mexico, made possible by the deep corruption of politicians and police, has rocked the nation in ways not seen since 1968.
Then, as now, students protesting the failures and corruption of the State became breaking points – the sparks of rebellion, and social rejection of the rotten status quo.
With the news that local police in Iguala, Guerrero State, under orders of the corrupt mayor, kidnapped 43 students and delivered them to hitmen for a drug gang, the gates have burst open to national protest and widespread contempt for the government.
For it reveals, in stark clarity, that the State is so corrupt that there is no difference between politicians, cops and drug-dealing gangsters. They’re all in on the same game of money, violence and crime.
They are brothers.
For when the political class betrays the youth, and the police betray their oaths, they are but criminals by another name, aiders and abettors of crime.
They show that under neoliberalism, the State itself is for sale to the highest bidder. And so are gangsters.
For capitalism buys all, and therefore, it corrupts all.
But if you think a mere mayor ordered the liquidation of dozens of students on his own say-so – well- I’ve got a bridge to sell you in Brooklyn!
This points to a system of corruption that ripples throughout the entire government.
American journalist, John Gibler, in his book, To Die in Mexico, (To Die in Mexico: Dispatches from Inside the Drug War (City Lights, 2011), details how corruption in Mexico is indeed systematic, where drug cartels actually run whole states in Mexico.
Gibler explains the dimensions of the so-called ‘drug war’ in Mexico, and its resultant pervasiveness of fear:
In the battle zones of the drug war, where the soldiers sent into the streets to “keep drugs from reaching your children” shoot kids instead, where the cruelest of hired killers is called the Barbie, where police will tell you that they do not investigate murder cases because they are afraid, the ambulances will not take people with bullet wounds to the hospital for fear that the killers will return to finish their victims off enroute, in a place where such incongruity is the norm….
In Mexico, drug cartels buy, and won, governors, mayors, other politicians and entire police departments.
They work for them.
This explains, and makes possible, the attack, ‘arrests’, and massacre of college students from Ayotzinapa, who came to Iguala to protest. Forty-three young men.
What we’re looking at is simple: state terrorism.
--© ‘14maj
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