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viernes, 27 de julio de 2012

Mayas: el “día sin tiempo”, para arrancar un año nuevo especial


Mayas: el “día sin tiempo”, para arrancar un año nuevo especial

Publicado el 25 jul 2012. Archivado bajo CulturaSociedad.
El “día sin tiempo” que se celebra el 25 de julio, al que los mayas consideraban “mágico” y fuera de los 364 que tenía su calendario, no pertenece ni al año siguiente ni al anterior. Se interpreta como un cambio de paradigma y una excelente oportunidad para rescatar los valores importantes. “Es una jornada para meditar, y proyectarse para el nuevo año que comienza el  26 de julio”, confirmó a AIM el psicólogo Francisco Torres, estudioso de la cultura maya. Durante cuatro días se realizaron actividades en La Picada para compartir saberes, música, artesanías y juegos.

En un mágico entorno, la ronda anticipa el año nuevo maya. Foto: Gentileza Estela Werli
En diálogo con esta Agencia, Torres explicó que del 21 al 25 de julio, un grupo de personas que comparten las mismas inquietudes, se reunieron en La Picada “para compartir el último día fuera del tiempo de éste Gran Ciclo Cósmico. Lo rescatamos de la antigua cultura de los mayas clásicos, que dejaron numerosas informaciones sobre el conocimiento del tiempo, que desde hace 20 años a esta parte comenzó a investigarse más”.
Esta información, que como buenos conocedores tenían los mayas, generó un registro calendárico diferente al nuestro, no porque no reconocieran los 365 días, sino porque consideraban que el Ciclo Natural del Tiempo equivalía a períodos de 28 días. El año constaba de 13 meses de 28 días (13 lunas), por lo que siempre tenía 364 días, más uno  “mágico”, que no pertenece ni al año siguiente ni al año anterior. Ese día es el 25 de julio. “Hoy es el día fuera de tiempo, para juntar toda la energía para el próximo ciclo, para vivirlo en total libertad, sin preocuparse por lo cotidiano. Es la preparación para el nuevo año, y lo celebramos de manera totalmente distinta a lo que se hace un 31 de diciembre, donde todo es comer o beber en exceso”, aclaró el estudioso.

Preparan la fosa para encender el fuego. Foto: Gentileza Estela Werli
Los mayas dedicaban el “día sin tiempo” a proyectarse para el nuevo año que comenzaría el 26 de julio, “que está relacionado con una sincronía planetaria”. Este día, la estrella Sirio, que es 50 veces más brillante que el Sol, sale primero. “Para los antiguos egipcios, también era el inicio de un nuevo año”, acotó el psicólogo.
Torres agregó que para la cultura occidental y cristiana, con el calendario gregoriano, se toma el inicio de año (1 de enero)  de una manera arbitraria y totalmente ilógica. “Es una cuestión matemática de tercera dimensión. Los mayas, en cambio, al tener la finalización del año el día 364, el 24 de julio, el 365 (25 de julio) se denominaba fuera del tiempo porque funcionaba como engranaje entre los calendarios”.
Torres destacó que realizan esta celebración desde hace 12 años: “la idea es celebrar este día fuera del tiempo que no está ni en un año ni en el otro, pero que sí sirve para tomar como punto de partida el 26 de julio, fecha en que comenzará un el año Tormenta Resonante”.
Cambios de paradigmas
Torres detalló a AIM que las profecías mayas del Fin de Ciclo “no hablan de catástrofes sino de cambios de paradigmas, de estructuras y de mentalidad, como parte de la evolución humana”. , confirmó a AIM el psicólogo e investigador de la cultura Maya, Francisco Torres. El año en que sucedería este salto cuántico comienza este 26 de julio.
Mayas: místicos y astrónomos
Mucho se habla de los mayas, una civilización que floreció y cayó entre los años 1000 a.C. y 1000 de nuestra era, en Guatemala, México y  Honduras. Matemáticos, místicos y astrónomos avanzados, se los llama “los maestros del tiempo”, ya que se han descubierto 19 tipos diferentes de calendarios con los que sincronizaban sus vidas, en pequeña y gran escala.

La preparación de la celebración, en La Picada. Foto: Gentileza Estela Werli
Para los antiguos mayas, la Vía Láctea representó a la gran madre cósmica de donde nació toda vida. Ellos la vieron estirándose a través del cielo nocturno y consideraron su gran protuberancia central, de enorme densidad estelar, como el “útero cósmico”.
Dentro de la protuberancia central está el “corredor oscuro” o “grieta oscura” para los mayas el “paso del nacimiento”, con una analogía transparente.
Los mayas descubrieron que el 21 de diciembre de 2012 el sol se alineará con la “grieta oscura” de nuestra galaxia, lo que implica para algunos intérpretes que van más allá de la ciencia una especie de “nuevo nacimiento” ya que esa grieta es asimilada a un útero galáctico.
Considerando entonces la importancia de la fecha 2012 en el calendario maya, se ha descubierto que ese año específicamente apunta a un periodo de tiempo cuando el Sol del Solsticio de diciembre se alinea con y surge fuera del telón de la grieta oscura, el “canal galáctico de nacimiento” en la protuberancia central.
De acuerdo con este punto de vista la alineación astronómica del ciclo de precesión del solsticio de invierno (en el hemisferio norte) con el centro de la Vía Láctea representa el “Punto Cero” en el reloj cósmico, nada menos que el inicio de una nueva era. Nacería un nuevo sol, comenzaría un nuevo ciclo que transformaría el mundo.
El 21 de diciembre es un indicador, nada más, porque los movimientos de que se trata son tan lentos que el sol no terminará de alinearse hasta 2018.

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