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domingo, 29 de julio de 2012

¿Por qué hay que olvidar el Holocausto?

¿Por qué hay que olvidar el Holocausto?


Gran parte de la crueldad humana moderna es legitimada por la referencia histórica al Holocausto



Gran parte de la crueldad humana moderna es legitimada por la referencia histórica al Holocausto (Imagen www.cherada.com)
Gran parte de la crueldad humana moderna es legitimada por la referencia histórica al Holocausto (Imagen www.cherada.com)

Por lo menos hasta el 11 de septiembre de 2001, el Holocausto fue la principal referencia histórica utilizada para justificar la intervención militar, por EE.UU. y sus aliados. Indirectamente, es utilizado también para legitimar la injusticia social en las naciones liberal–democráticas, y para implicar un derecho liberal–democrático a un monopolio del poder. Es utilizado para legitimar la desigualdad global, como si diese derecho a la prosperidad a los oponentes al Holocausto, mientras los demás mueren de hambre. El recuerdo del Holocausto no es un imperativo moral: la memoria no sirve para nada útil, sólo propósitos malignos. El Holocausto debiera ser olvidado públicamente, del mismo modo como ahora es recordado públicamente.

La ciudad de Ámsterdam realiza una conmemoración anual de Auschwitz en enero (las tropas soviéticas llegaron al campo en enero de 1945). El alcalde Job Cohen habló en la conmemoración del ‘dilema de Auschwitz’ en 2005:

"¿Cómo describir lo indescriptible, cómo se hace imaginable lo inimaginable? Las palabras se gastan, las frases suenan vacías. Pero el tema no es algo aislado, es una condición previa para un tema más importante: ¿cómo impedimos su repetición?"

El alcalde Cohen, de religión judía, asiste a menudo a la conmemoración del Holocausto, y su sincera aversión hacia el asesinato masivo de los judíos europeos no está en tela de juicio. Pero el mismo alcalde Cohen, tres meses antes, aprovechó un llamado para reabrir Auschwitz. Apareció en el sitio en la red volkomenkut.com, una de las numerosas reacciones agresivas al asesinato de Theo van Gogh:

"Tijd voor een tweede Hitler en dit keer de moslims aan het gas en meer dan 6 miljoen!. Heropen Auschwitz, nu!

Es hora de que venga otro Hitler y que esta vez mate con gas a los musulmanes, ¡y a más de 6 millones de ellos! ¡Abran Auschwitz ahora!"

Es uno de tantos llamados a la piromanía, la violencia, la limpieza étnica, el asesinato y el asesinato masivo aprobados por Cohen. Como jefe de la policía regional, y con la cooperación del Ministerio de Justicia, tiene una política oficial de permitir tales incitaciones a la violencia, que ahora constituyen la reacción normal al "crimen inmigrante" en Holanda. Cohen representa una nueva tendencia en las comunidades judías en Europa Occidental, ver a la derecha – incluso a los neonazis – como aliados y protectores contra los inmigrantes islámicos. Puede proteger a la derecha, en parte por su imagen como oponente resuelto al Holocausto, el hombre que siempre habla en las conmemoraciones del Holocausto.

Cohen no puede reabrir Auschwitz: el campo está en Polonia. Y probablemente no quiere hacerlo: su objetivo político es fundamentalmente la intimidación de los inmigrantes musulmanes. Sin embargo, muestra cómo la rueda ha dado un giro completo. La memoria del Holocausto se ha convertido en un instrumento de la derecha, con la consecuencia inevitable de que se ha convertido en un instrumento para su propia posible repetición. Si hubiera sido olvidado, Cohen por lo menos habría perdido su prestigio político, conferido por las conmemoraciones. No hay nada de bueno en la memoria del Holocausto, o el conocimiento del Holocausto.

Un incidente previo en Holanda, durante la guerra de Kosovo, ilustra la ética general del ‘conocimiento de las atrocidades’. El director de un colegio universitario en Arnheim se negó a admitir a una estudiante serbia, con el argumento de que no era correcto tener contactos culturales con Serbia en tiempos de guerra, y que en su solicitud no había condenado las atrocidades serbias. Por cierto, no se exige a los estudiantes holandeses que se disculpen por el tráfico de esclavos, o por las guerras coloniales en Indonesia. El director era simplemente pro-albano: tenía contactos con refugiados kosovo-albanos, y quería apoyarlos con su boicot personal.

Ahora, supongamos que los medios europeos hubiesen conspirado para ocultar las noticias de las atrocidades contra albanos en Kosovo. Supongamos que la población en general no hubiera sabido nada al respecto. La situación en Holanda habría sido diferente de dos maneras. Primero, la opinión lo habría considerado un simple caso de discriminación: un hombre con un extraño rencor antiserbio. Hubiera sido despedido, y la estudiante admitida. Por otra parte, no habrían enviado fuerzas holandesas a Kosovo. En realidad, ningún país de la OTAN habría enviado fuerzas para una operación militar en Kosovo si el público no hubiera sabido de las acciones ‘serbias’ (República Federativa de Yugoslavia). Como resultado, la limpieza étnica de Kosovo habría sido completada, y miles más habrían muerto.

El conocimiento de las atrocidades sustituye un resultado por otro. La estudiante serbia es admitida, o no. Los kosovo–albaneses son muertos, o no. Elimínese el conocimiento, y se obtiene un resultado: publíquese, y se obtiene otro. No son las atrocidades en sí las

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