Temor a las profecías
La gente vive atemorizada tanto por amenazas reales como ficticias. Varias profecías dicen que el mundo se acabará en cualquier momento y más de un ciudadano del mundo seguramente cree en esas versiones. La más difundida el último tiempo es la de los mayas, cuyas contradictorias interpretaciones llevan a algunos a predecir que el 21 de diciembre de 2012 acontecerá el fin del mundo. Para otros, el calendario maya solamente predice que el fin de los tiempos está muy cerca. Otros dice que habla del Sexto Ahau (Sexto Sol) que comenzará el 21 de diciembre de 2012. Ese día se iniciará un período de 5200 años. Por lo tanto no es el fin de mundo. Los estudiosos dicen que los mayas dejaron un mensaje grabado en piedra que está constituido por un elemento de alerta y otro de esperanza, contenidos en sus Siete Profecías.
Otra profecía que dice que un terremoto debía destruir Roma, el pasado miércoles, 11 de mayo. La versión alarmó a numerosos ciudadanos, que abandonaron la "ciudad eterna", obligando a las autoridades a tranquilizar a la población. No se cumplió la predicción, pero lo cierto es que el mundo esta sufriendo otras catástrofes no anticipadas, que si conllevan elementos preocupantes.
El terremoto en Japón, las olas gigantes del posterior tsunami en el Pacífico, el descontrol de las plantas atómicas, sumados a la versión de que el archipiélago japonés se movió con el terremoto, avivan la preocupación de la gente y no es para menos. La NASA aseguró que el terremoto sufrido por Chile el año pasado, habría modificado el eje de la Tierra en 8 centímetros.
En estos momentos, España se recupera de dos terremotos que dejaron por lo menos diez muertos, cientos de heridos y entre 20 mil y 30 mil vecinos de Lorca (Murcia) tuvieron que pasar la noche fuera de sus viviendas.
Además, para nadie es un secreto que la civilización, esta destruyendo el planeta. El cambio climático es un hecho que está afectando no solo las temperaturas ambientes, sino el equilibrio ecológico y hasta la topografía. Antiguos bosques hoy son ciudades, selvas convertidas en sembradíos, pantanales desecados y habilitados para faenas industriales, y antiguas zonas de exuberante vegetación, hoy son desiertos. Claro que hay, además, otras razones para preocuparse, ya que si el deshielo del polo norte continúa, podría ocasionar la inundación de varias ciudades costeras.
Un nuevo estudio auspiciado por la NASA, ha revelado una reducción generalizada en el verdor de los bosques de la vasta cuenca del Amazonas. "Los niveles de verdor de la vegetación amazónica -una medida de su salud- disminuyeron drásticamente en una superficie de más de tres veces y media el tamaño de Texas", según Liang Xu, autor principal del estudio de la Universidad de Boston.
Otra amenaza es la escasez de agua potable. Las ciudades de los países en desarrollo tendrán unos 3.000 millones de personas más en 2050 que ahora y de ellas, mil millones sufrirán escasez de agua, según una investigación que ha combinado los modelos de proyección de cambio climático con los demográficos. Investigadores estadounidenses afirman que actualmente unos 150 millones de personas ya viven en ciudades donde sufren escasez de agua de forma permanente (menos de cien litros diarios por persona) y muchos más, unos 890 millones sufren esa escasez estacionalmente, por lo menos durante un mes al año. Sólo el cambio del clima provocará escasez de agua en cien millones más de personas.
Realmente hay razones para que la humanidad se preocupe por el futuro, que es labrado día a día por los seres humanos. Sin necesidad de apoyarse en profecías, los científicos han calculado, apoyados por tecnología de punta, las posibilidades de grandes terremotos en Norteamérica, Asia, Sudamérica, e inclusive en Bolivia. Lo que corresponde es, a la luz de la experiencia de las tragedias vividas en diversas partes del planeta, adoptar las previsiones para mitigar los desastres que, ojala nunca se produzcan, pero que si ocurren, nos encuentre preparados.
Guido Pizarroso Durán
http://www.jornadanet.com
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