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viernes, 23 de enero de 2015

Sociología del trauma sobre la tragedia de París: Shock social y cultura de paz

Sociología del trauma sobre la tragedia de París: Shock social y cultura de paz

Laboratorio Internacional de Estudios Islámicos sobre la Paz

23/01/2015 - Autor: Iván Rendón - Fuente: Webislam
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¿Con qué parte de tu conciencia ves la realidad?
Hay una diferencia entre el trauma social como hecho concreto y su imaginario
El trauma social, como el de la actual tragedia en París, involucra a millones de personas de forma objetiva puesto que toca sentimientos interiores, políticas públicas —especialmente de seguridad nacional— y la fe del hombre, al ser usados Nombres Sagrados sin autorización de nadie.
Te invito a que hagamos un pequeño análisis de laboratorio sobre el tema, juntos: ¿Qué imaginas que ha pasado en la tragedia de París? ¿Qué ha ocurrido en forma objetiva?
Lo primero es no adelantar preguntas sobre el mismo, tales como ¿por qué ocurrió?. El 'por qué' lleva a la imaginación a especular fuera de los hechos, a unir nuestros deseos y necesidades con  nuestras propias experiencias previas de traumas sociales, a ser parte del trauma social actual. Pero salgamos por un momento al parque y veamos en forma neutral y objetiva los hechos de la tragedia. Extraigo las preguntas de mi manual universitario de periodismo.
¿Quien hizo qué, a quién, cómo, dónde, bajo qué justificación, en qué circunstancias, con cuáles antecedentes, con qué resultados, que acción se desencadenó después, bajo qué justificación, quiénes son afectados por la acción 1 y la acción 2?
Como especialista en trauma social —¡y mira que me ha tocado ver de todo en Latinoamerica, España y el Norte de África como periodista y voluntario de paz!— lo primero que puedo decir es que hoy pocas personas pueden contemplar lo que pasó. Y tal vez tu mismo o misma tampoco. ¿Porque?
Muy sencillo: El trauma social entra por un lugar distinto a la corteza cerebral, o lo que mi maestro en psicotrauma Israel Castillo, Doctor de la Universidad de San Diego, llama "memoria de largo plazo". El trauma, al ser un acontecimiento que pone en riesgo temas como "la vida", "la seguridad", "la certeza" o "la continuidad de los hechos", se inscribe en nosotros de la misma forma que si un auto nos ha atropellado o ha estado a punto de hacerlo: Se inscribe en el Sistema Nervioso Autónomo, o sistema reptilineo, es decir el de sobrevivir.
Este sistema no se anda con medias tintas. Por ejemplo, si me van atropellar no viene mi memoria y dice: "a ver Iván, este carro te va a hacer pedazos así que lo que puedes hacer es, o bien la opción a: criticar que no respeto la señal de tránsito, o la b: lo conduce una mujer que se parece a una tía y qué paradójico que sea alguien así quien te mande al hospital, o la c: se va manchar tu jersey nuevo de sangre y vamos a ver qué producto servirá para limpiarlo". ¡No!, el cuerpo simplemente ve el auto que lo pone en peligro y, tras una inyección de adrenalina  que pondría loco a un elefante, ipso facto salta, corre, ataca o se paraliza.
En neurofisiología a esto se lo denomina cierre del cerebro de memoria de largo plazo, e implica la toma de control del cuerpo por parte de los militares de la seguridad personal, o sistema nervioso autónomo, el reptiliano, el que nos permite sobrevivir. (Y socialmente es lo que viene, por cierto)
Así, en un trauma personal o social, al poco tiempo difícilmente  se recuerda exactamente qué pasó, no se pueden contestar mi pregunta del manual de periodismo¿Qué pasó...?. En realidad los grupos de pertenencia afectados, que en este caso son"franceses", "musulmanes", "periodistas", "trabajadores de paz", "gente de base", "ciudadanos", "gobiernos", etc, etc, buscan colocarse en un lugar de seguridad. Incluso lo mismos perpetradores lo hacen a pesar de que van a morir en una"seguridad discursiva", es decir dejando constancia verbal de sus razones subjetivas mostrándolas como objetivas.
Toda guerra, en realidad, se basa en ello: un grupo o persona con un poder objetivo perpetrador —un Estado, un grupo armado, o un hombre que puede ejercer violencia sobre una mujer o una mujer sobre un niño o un niño sobre un gatito— usa generalmente argumentos subjetivos para llevar a cabo acciones objetivas: "Hago el Holocauto porque afectas a la economía de mi país", "hago un atentado porque ofendiste a una figura de mi fe", "te pego porque solo así entiendes", "te daño gatito porque una vez me lastimaste".
La realidad objetiva es el daño concreto, la relación entre un perpetrador y una víctima, la reacción ante ello: la víctima nunca lo es para siempre, generalmente toma venganza de una forma u otra, dado que parte de la dignidad humana. ¿Ha sido usted victima durante mucho tiempo sin contestar alguna vez?
Así, en trauma social somos espectadores pasivos o activos de cómo la violencia comienza o continúa un circuito cerrado o abierto. Una de las formas de parar la violencia, en estos casos, y en los casos de trauma personal, es usando la conciencia, es decir, volviendo a activar la memoria a largo plazo.
Voy poner un ejemplo muy cercano: una vez cubrí como reportero el desalojo policial de una manifestación en Oaxaca, en tierras indígenas de México. Los policías llegaron a las 4 de la mañana y encarcelaron a unas 20 personas, entre ellas a algunas mujeres zapotecas. A mi me llamaron a esa hora, y cuando llegué solo se veía el campamento destrozado. La imagen era dura. Una llamada en la madrugada, mi previo conocimiento de que había cientos de familias ahí, y a la vez mi responsabilidad ética de ser objetivo.
Bueno, no alargaré la anécdota: Seis horas después, desde algún sitio, aquellas mujeres y niños, vestidos con sus mejores galas indígenas, fueron a bailar frente a los policías que los habían desalojado. Los policías lloraban. Obviamente el ejercicio de la fuerza había sido en vano: los vestidos, la música y el relato de las necesidades de esas comunidades habían triunfado sobre la fuerza, y también obviamente ganaron la partida. Mi nota del día no fue pobres victimas o indígenas enojados, sino protestan con cantos.
La memoria de largo plazo le permitió a aquellas personas (y de paso a mi mismo) superar el victimismo, —que luego se transforma en agresión pasiva y miedo—, y convirtió el discurso en una joya del cambio social.
Y esto ¿qué tiene que ver con la tragedia de París? Muy sencillo: los periodistas trabajadores de paz tenemos memoria, y apelamos a la memoria social, y por ello he desarrollado este artículo dejando una pregunta sin contestar: ¿Ubica usted lo objetivo de la tragedia de París?
Pero no la contestaré, tal como hace mi maestro Bert Hellinger, con esas preguntas.
Hágasela usted mismo, es importante. Logrará salir de un "cuerpo de dolor", como lo denomina Eckhart Tolle.
Y separar lo objetivo de lo imaginario. Hacer algo. Los musulmanes, cuando ubican una tragedia, no culpan a nadie, dado que al ser monoteístas no pueden asociar nada a Allah, y por eso dicen, de acuerdo al Qur'án:
"Oh Señor, nos ha ocurrido una tragedia, de ti Somos y a Ti Volveremos, danos algo mejor que lo que nos has quitado"
Así, amigos, toda violencia irracional se combate con racionalidad interior, todo infantilismo con adultez, toda bajeza con serenidad. Y la ignoracia con sabiduria: reproduzco aquí para finalizar la versión oficial de uno de los lideres musulmanes más importantes del mundo, por su vocación de paz, que lidera AISA, la unica ONG musulmana reconocida por la ONU, y cuyas palabras fueron silenciadas por el trauma social no procesado. (aquí su comunicado completo)
Las palabras de Kaleh Bentuones fueron... una oración
“Oh Dios, me dirijo a Ti a través de todos los corazones y todas las conciencias incluidas en cada uno y una de tus creaturas para liberarnos del orgullo, de la suficiencia y de la locura perpetradora que nos persigue a cada uno de nosotros. Haz que esta oración llegue a Ti como una ofrenda de aquellos y aquellas personas que esperan en Ti en su angustia, sin debilitarse, que quieren Tu voluntad, y vivir y compartir la hermandad y la paz, el don sagrado que nos has prodigado: la Vida”

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