Equipo energético de AMLO carece de honestidad valiente
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El ganador de la elección presidencial, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer este viernes el equipo con el que planea “rescatar al sector energético” a partir de una inversión de 175 mil millones de pesos y un plan de acción consistente en cuatro programas estratégicos:
1. Extraer más petróleo y más, 2. Reconfigurar las seis refinerías, 3.Construir una nueva refinería y 4. Producir más energía eléctrica.
Y la estrategia energética del virtual presidente electo sería ejecutada por tres personajes cuyos antecedentes distan del morenista perfil de “honestidad valiente” del que tanto se presume.
Rocío Nahle fue confirmada por AMLO como secretaria de Energía. Se trata de la misma persona que el pasado mes de febrero fue acusada de delincuencia organizada por la exduputada local de Veracruz, Eva Cadena (“la recaudadora”).
Cadena denunció ante la Fiscalía estatal un complot en su contra por parte de militantes de Morena -incluida Nahle y el actual gobernador electo, Cuitláhuac García– para, por medio de un linchamiento público, quitarle el fuero con ayuda de dos videoescándalos en los que recibe 500 mil pesos para financiar al partido de López Obrador.
El segundo personaje que designó el llamado “mesías tropical” para integrar su equipo energético, es un político veterano y expriista de cepa: Manuel Bartlett.
Bartlett será el próximo director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y, además de su pasado priista, fue complice del fraude electoral de 1988 en el que se le robó la presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas para regalársela a Carlos Salinas de Gortari, “líder” de “la mafia del Poder”.
El propio Bartlett, quien fungía en ese año como Secretario de Gobernación, se confesó en julio de 2017 como el principal operador del fraude por órdenes del entonces presidente, Miguel de la Madrid.
Para dirigir Petróleos de México (Pemex), AMLO eligió a su paisano y uno de sus lacayos más leales: Octavio Romero Oropeza.
Romero Oropeza fungió como oficial mayor durante la administración de López Obrador al frente del Gobierno del Distrito Federal entre 2000 y 2005, periodo en el que sirvió como operador para “facilitar” adjudicaciones directas e intercambio de predios para justificar la entrega de obras a particulares sin hacer una licitación.
Las constructoras Caabsa y Copri fueron las beneficiadas por esta operación llena de opacidad. Ambas realizaron los puentes de Santa Fe, obras por las que a cambio recibieron dos terrenos de 2.5 hectáreas ubicados en esa zona. Además, construyeron los túneles y deprimidos de Eje 5 Poniente y recibieron otros dos predios de 175 millones de pesos.
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